~Capitulo 9~

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Esther-Clara Lago (Foto)
Disfruten😜
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31 de julio.

Todo el día había estado triste. Era esa clase de días que por que una mosca vuele te dan ganas de llorar.

Sabía que día era, y no quería pensar en el pasado. Alessandra pasó el trapo para limpiar una de las mesas. Últimamente estaba muy melancólica. Llevaba toda la semana anterior pensando en William.

Lo amaba y lo odiaba en la misma medida. Empezaba el día pensando en él, no se concentraba pensando en él, se dormía con él en el pensamiento y soñaba toda la noche con él.

Ya no podía seguir así. Ya no podía seguir viviendo en ese drama. Sentía que su vida no tenía sentido. Y a menos que aclarase las cosas con William, ya no podría seguir en paz.

Incluso llevaba pensando seriamente que se estaba volviendo loca. ¿Cómo era posible amar y odiar a la misma persona al mismo tiempo? Era ilógico. Un día no quería volver a verlo nunca más, otro día deseaba verlo suplicando perdón a sus pies y al día siguiente, solo quería volver a besarlo, que las cosas estuvieran como antes. Como cuando iban a casarse.

Cerraba los ojos y podía sentir la tersa piel de su espalda, su respiración ahogada contra el cuello de ella, el cosquilleo en la punta de los dedos al acariciar su nuca, el roce de su incipiente barba contra su mejilla, el peso de su pectoral contra sus senos desnudos, el vaivén de sus cuerpos alcanzando la gloria.

Era como oler el paraíso y no poder entrar en él. William y ella siempre fueron el uno para el otro y al hacer el amor era lo que desprendían del cuerpo. No era solo sexo o simple química, era la necesidad de estar tan fundidos el uno en el otro que no se supiera donde empezaba ella y donde terminaba él. Era una conexión más allá que física, donde no se necesitan palabras, solo simples susurros de amor al oído.

¡Como lo amaba! Ni un ápice había cambiado en ella. Y se arrepentía, ¡oh claro que se arrepentía! Se arrepentía de haberlo abofeteado la semana pasada y se arrepentía de haberse marchado cinco años antes.

Alessandra estaba marcada a fuego por la piel de William. Ningún otro podría hacerla sentir lo que él. Por eso no entendía que la hubiese llamado frígida. Ella sentía y ¡cómo sentía! Era cuando se daba cuenta de cómo lo amaba.

Pero tres minutos después, recordaba lo que había pasado. Fueron tantas cosas, pequeños detalles, que se fueron juntando y que hicieron que la confianza de ella en él se esfumara.

Las constantes desapariciones, las llamadas a deshoras de mujeres que ella no conocía, que últimamente él estuviera bebiendo demasiado, que la dejara plantada en los compromisos que ella tenía y que lo había invitado, que por últimas fechas ya no se veían como antes.

Alessandra se lo achacó a los nervios de la boda. Pero la noche que rompieron, William estaba en el auto con otra mujer, ella se bajó del coche acomodándose los senos bajo la blusa. Alessandra se giró y caminó unos pasos, fue cuando escuchó la voz de William llamándola, al voltear la morena había desaparecido.

Y había creído que lo que había visto era mentira, sino fuese por que, días atrás, había encontrado un video en su celular. El video había sido grabado por la mano de William, en el se veía a una desnudista bailando frente a él y a otros cuatro chicos.

Alessandra se convenció de no enfrentarlo, se obligó a pensar que era la despedida de soltero y que, aunque había encontrado el video por error, seguro William se molestaría si pensaba que ella lo estaba espiando.

Así que no dijo nada del video. Pero lo de la mujer y en plena calle, aun cuando estuviese oscuro, era por demás humillante y doloroso. Significaba que para él, ella no era lo mismo que él para ella. Él no la amaba. Y así, no tenía caso continuar.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2014 ⏰

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