Siguió recordando. Siguió recordando y su mente viajó al verano pasado.
Cumpliría diecisiete en agosto, pero no estaba especialmente entusiasmado. Los últimos meses habían sido un palazo para él y su familia.
« Familia » meditó por un segundo ¿aún podía llamarle así? No tenía ni idea. Hacía meses que su madre había abandonado la casa.
Unió sus párpados y sacudió su cabeza de un lado a otro. Desarmó, desestimó y se deshizo de aquél pensamiento. No podía permitirse tener lástima por sí mismo, la autocompasión no era una virtud que apreciase.
Los ojos de Dean le recordaban al bosque, lleno de vida y color. El color verde le recordaba a las hojas de las copas de los árboles, mientras que los soslayados pigmentos avellana le parecían un sutil guiño a los rayos del sol en un día caluroso de verano como aquél. Cada uno de aquellos preciosos óculos estaba coronado por dos gruesas y definidas cejas marrones, eran cuadradas y pobladas y le otorgaban carácter al rostro del castaño, le otorgaban propiedad, de lo contrario luciría como un cachorro indefenso. Aquella mirada, que en conjunto era espectacular, llevaba minutos enteros sobre Elliot. En otras circunstancias, el pelinegro estaría hecho un manejo de nervios en su interior, podría imaginar sus hormonas subiendo y bajando por todo su sistema y su cerebro trabajando a toda máquina, pero no esta vez, no en esta ocasión. Ahora Elliot se sentía presionado. Le había dejado muy en claro a sus amigos que no tenía intención de celebrar su cumpleaños, pero al parecer les valía madres, pues no dejaban de insistir.
El castaño era su punto débil, podía derrumbarle el mundo entero con solo sonreírle, con solo sonreír y ladear un poco su cabeza, batir sus pestañas y su melena. Era por eso que el resto de sus amigos se había complotado, poniendo a Dean al tanto de la situación pues, si bien una sonrisa podía derrumbarle el mundo, también podía conseguirlo una mala mirada. No era una mala mirada en sí, no iba en contra de Elliot, era más bien un panorama cargado de decepción y arrepentimiento.
Desvío por un instante su atención hacia el reposa vasos en su escritorio, pero devolviéndola de inmediato en cuanto un susurro se escapó de los labios de su compañero. Buscó conectar con los divinos orbes de Dean a través de la pantalla de su ordenador portátil y preguntó;
—¿Qué has dicho?
A través de la mirada de Dean se asomó un ápice de duda.
—Lo siento —confesó el castaño en voz alta—, he dicho que lo siento.
—Claro que no —negó Elliot con su cabeza—. No tienes porqué, es simplemente algo que he decidido, joder. Este año no quiero celebrarlo y ya.
—No —Elliot suspiró, ¿por qué el muy imbécil debía llevarle la contraria?—, yo debería estar allá, contigo, no aquí en la costa donde nada tengo que hacer.
—Tienes todo que hacer allá, estás con tus padres y tus hermanos —el chico de pelo negro y labios carnosos reprendió a Dean—, disfruta de eso.
El casi rubio infló sus mejillas con el aire que expulsó momentos después, como exasperado:
—Joder, es que te juro que ya no los soporto. Si mi hermano vuelve a hablar una vez más sobre lo difícil que es triunfar en Hollywood te juro que tomaré el auto y me estrellaré contra un muro —hizo una pausa en la cual soltó una pequeña carcajada, cargada de sarcasmo, que deleitó los sentidos de Elliot. Su cerebro envió un estímulo que secó su garganta de inmediato, su pancita se estremeció y no pudo evitar reír de vuelta—... Y mis padres ¡já!, que apenas se fue de casa dijeron que regresaría arrastrándose, están tan orgullosos de que haya conseguido su primer papel, Camarero Número Tres creo que le dieron.
—Ahora estás siendo una perra —ambos chicos carcajearon. Por unos segundos sus miradas se posaron sobre el otro, se conectaron, las sonrisas en sus rostros se desvanecieron y Elliot sacudió en su interior—. Ya debo irme, pero hablaremos después.
Se despidieron. Estuvo a punto de cerrar la pantalla de su portátil, pero Dean le detuvo y con solo un guiño le derrumbó de veras:
—No olvides que te quiero.
...
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Honestamente, tengo miedo que no se comprenda que los últimos dos capítulos se ubican unos dos meses antes del capítulo 3.
De cualquier modo esto nadie lo lee JAJSJAJSJAJA.
Si alguien lo está haciendo, le envío un besito.
Con amor, Cajitadelicada
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Poliéster
Teen Fiction¿Cuándo fue que Elliot cayó por Dean? La pregunta llegó a su mente después de que, literalmente, cayera escaleras abajo por estar distraído observando las preciosas facciones del castaño. ¿Fue cuando le sonrió por primera vez en el laboratorio de te...