Capítulo 2.

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La mañana comenzó con un dolor punzante en mi cabeza y la luz mañanera que entraba como intrusa por la ventana solo me hizo maldecir por lo bajo.

Debía ir a trabajar.

Eso no era lo malo de mi día, más bien, lo malo de todo eso era fingir amabilidad con gente que se merecía un disparo en la cabeza, o un mínimo una golpiza en sus genitales. Debía verme impecable, mostrar esa chica de veintitrés años que amaba vivir, que sonreía ampliamente y todo el mundo adoraba por su empatía y generosidad. La chica que hubiera sido si no fuera una asesina.

Mi vestido fue sencillo, el negro era escencial en mi vestimenta y si iba con rojo o dorado mejor, el maquillaje lo prefería más natural y mi cabello siempre suelto. Tenía una apariencia algo angelical que me daba ventaja, me veía demasiado inocente como para idear una venganza, pero no tan inocente como el chico que dormía en el sillón.

-Llego tarde al trabajo, no puedo preparar el desayuno. - Mencioné mientras tocaba su pierna con mi zapato. - Debes alimentarte tú sólo, ¿Podrás?

- Las tetas son más redondas, no puntiagudas.- Susurró apretando el cojín.

- Adiós Damon.

Miré el reloj en la pared y marcaban las siete pasadas, no tendría tiempo de pararme a tomar un café.

Odiaba no comprar mi café.

- Adiós Betty.

Tomé las llaves de mi auto y miré la escena de mi sala por última vez, el pelirrojo estaba en el sofá cubierto de sangre y con una decena de botellas de vino a su alrededor mientras mi mascota dormía sobre su cabeza.

Me sorprendía cómo aún podía respirar.

Conducí por las calles tranquilas de Toronto mientras mi mal humor aumentaba, necesitaba azúcar, cualquier cosa con calorías vendría bien a la rutina matutina pero parecía que Harry había limpiado mi auto, llevándose mis adorados dulces.

- Espero que mi café esté tal y cuál me gusta.

- Buenos días Adelaida, tenemos un hermoso día fresco con un sol templado en esta mañana, no hay precipitaciones de lluvia ni tormentas aisladas. Un día perfecto para decir "buenos días".

- Odio cuando te pones en modo positivo. Quiero café y una dona de chocolate o te despido.- Dije con total seriedad solo para recibir una carcajada de parte de Harry.

- Te espero con tu café sin azúcar y tostadas integrales. Hasta luego.

Y cortó, así de simple, sin ningún tipo de remordimiento y lo peor de todo esto es que era capaz de hacerlo. Yo no tenía voz ni voto en lo que se trataba de mi alimentación. Maldito y sexy tutor.

-Buenos días señorita Parks, el señor Smith la espera en su despacho. -Saludó Berny, el portero. - Los candidatos a guardias están en la sala de espera.

Frené de golpe mi andar. Las entrevistas, una nueva y sofisticada manera de buscar gente con un pasado y presente turbio, sobre todo en hombres que no desaprovecharian la oportunidad de acosar a una linda y joven modelo.

- ¿Por qué aún no las ha iniciado? - Cuestione algo confundida.

- La están esperando para comenzar con ello.- Respondió amablemente. - Sabes bien que Harry no empieza sin ti, Ade.

Sonreí ante el apodo que hacía tiempo no escuchaba, Berny era más que un empleado en mi empresa, era familia.

-Gracias Berny, ten un lindo día. Saluda a Sophia de mi parte.

Adelaida: El Monstruo Entre Las Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora