Capitulo 1

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Ion Poupard.
13 de Diciembre del 2013.
Día de la Infección.
¿Qué va? Me encontraba disparando frenéticamente contra los malvados parásitos de Flood, mientras el Covenant huía aterrado.
Como amaba ese juego.
-!Ion! !¿Ya hiciste la tarea?!-pregunto mi madrastra.
-Si, Sally-puse los ojos en blanco.
Claro que ya había terminado la tarea, y sin tener si quiera que ir a la biblioteca, todo ya lo tenía en la cabeza. De no ser así, no me hubiese molestado en abrir la mochila.
Completé el nivel, salte de alegría. Estaba a punto de invocar una nueva partida, cuando el teléfono sonó, corrí a contestar, esperaba oír a André o a Kevin con sus babosadas, si tenía suerte Michael.
No, era Jeff.
-Hey-me saludo.
-¿Que quieres?-estalle- Estoy ocupado...
-¿Haciendo qué? ¿Jugando Halo?
Río.
-¿Cómo lo sabes?-le pregunte.
-Cuando juegues y no quieras que nadie se entere, desconéctate de XBOX Live...
Fruncí el ceño.
-¿Algo más?-lo apremie.
-¿Recuerdas ese hermoso ajedrez de la Segunda Guerra Mundial que te preste?-me cuestionó serio.
Titubee. 
Recordé a Kevin molestándome con la figurilla de Adolf, recordé a Trouyet acercándose comentando lo curioso y creativo que le resultaba el juego, recordé como se alejaba hacia al escritorio del salón de clases y como guardaba la figurilla en su mochila antes de cerrarla y colgársela en el hombro. "Interesante juego, Ion, interesante figura, pero no debiste sacarla en clase, ¿quieres recuperarla? Ve a mi despacho" me dijo el maestro.
Sonreí.
-Claro que la recuerdo...
-Bien, entonces, en ese caso, ¿podrías devolvérmela?
No respondí.
-¡Lion!
-Lo siento, es que...la deje en la escuela-susurre.
-¿En qué escuela?
-En la mía...
-Mierda, Ion, la necesito ahora, urgente...
-¿Voy por ella y te la traigo?-pregunté inseguro.
-Te veo en tu casa en dos horas-me respondió, antes de colgar.
Observe por la ventana, estaba anocheciendo, probablemente Sally no me dejaría ir afuera. Tenía que tratar. Apague rápidamente el videojuego, tome rápidamente mi mochila y chaqueta, y baje a la planta baja, caminé por el pasillo de paredes blancas, hasta la sala de estar, donde Sally se encontraba sentada leyendo su libro.
-¿Mama?-le llame.
Me miro. ¿Como era ella? Era una mujer alta, mucho más que yo, delgada y de ojos azules. De cabello corto color rubio oscuro, tenía cuarenta y tantos años, sin embargo, no se veía mal. Entendía perfectamente porque mi padre se había casado con ella. Además era una madrastra alegre, más que mi madre la veía como una tía...o una amiga.
-¿Puedo salir?
-¿A dónde?-me gane su atención.
-Debo salir a...a la escuela, a entregar algo que olvide al profesor de historia....
-¿El Hippie?-me cuestionó.
-Si, el Hippie.
Sally cerró el libro de golpe, antes de ponerse de pie y observar los grandes ventanales de la sala.
-Ese hombre no me agrada..esa voz nasal me harta, y se tropieza todo el tiempo...además esa higiene...
-Mama, sabes que es mi profesor favorito...
-Si, lo se...bien, puedes ir...no tardes, llega antes de la cena...
Salí a toda velocidad por la puerta de enfrente. Pude oír a mi madre gritarme cuando cruzaba el jardín delantero.
-¡Y no te entretengas con ese mugroso!
Corrí calle arriba, el Colegio, no estaba a más de diez minutos caminando, se encontraba a tan solo unas pocas cuadras de mi casa. Tome la vía principal, repleta de autos intentando llegar a sus casas y continuar con sus actividades diarias. ¿Cómo no le temían a esas horribles bombas del cielo? Los militares marchaban de un lado a otro, hablándose por radio, tranquilizando a los pocos que dudaban. ¿Enserio les creían? No es que yo fuera algún experto en cosas de militares y así -y si lo soy- pero así no era un "simulacro militar" y mucho menos en una ciudad. Algo andaba mal, eso estaba claro, lo supe desde que Trouyet salió huyendo del salón de clases, muy pocas cosas lo ponían realmente nervioso.
Ignore a los militares, incluso al gran tanque de guerra cruzo frente a mí. Enorme de verdad, realmente una belleza, como me hubiese gustado poder conducirlo, aplastar los autos con esas enormes ruedas y escuchar el dulce rugido de ese enorme cañón. 
Tenía dos posibles metas en la vida, ambas iniciaban de la misma forma. La primera: entrar al ejército, y trabajar con ellos, de preferencia en la marina, tendría una bella y sexy esposa canadiense y defendería mi país pensando en ella. La segunda: entraría al ejército, seria soldado hasta convertirme en general de alto rango, luego iniciaría un golpe de estado contra...el estado, gobernaría mi nación con mano de hierro, les daría dulces gratis a los niños, no habría tareas ni escuela, luego iniciaría mi plan de conquista global y terminaría gobernando al mundo. Obviamente, la mejor era la segunda, sin embargo, algo sobre: "No puedes conquistar al mundo" de Kevin, lo arruinaba todo.
Llegue a la avenida, camine unos cuantos minutos más, vire a la derecha hacia una tranquila y solitaria calle, llena de grandes casas con grandes árboles cuyas ramas sobrepasaban sus muros y se asomaban sobre la solitaria calle, llenando el asfalto de ojos y ramas. El colegio estaba al fondo, a unos cuantos metros.
¿Cómo entraría? No debía haber mucha gente en el Colegio a esas horas, tal vez solo el malvado maestro de geografía que vivía en las sombras de su despacho acariciando a su gato frente a su globo terráqueo, planeando como hacernos la vida imposible. Es más, seguramente, todos los maestros tenían su propio grupo en Facebook, donde se concentraban cada día y compartían cosas como: "Hoy he reprobado a dos chicos" y entonces otro le respondía con: "¡Eso no es nada, yo les deje tres mil palabras sobre la importancia de las aportaciones de Louis Pasteur, y para mañana!".
Toque la enorme puerta de la entrada, detrás de mí, estaban las Suites. Era un enorme edificio lleno de verdes jardines, rodeado por altos muros. Al parecer había una gran fiesta dentro, la música se escuchaba a todo volumen. 
El Sr. Goyle me abrió. Era de mis estatura más o menos , de tez morena y delgado, con una pequeña barba de candado y unos ojos marrones, y cabello demasiado corto para peinarse. Llevaba una escoba en la mano.
-¡Lion!-nótese que el hecho de que me nombrará "Lion" lo hace un amigo. Si, el velador del colegio era mi amigo.
-Goyle...
-¿Que haces aquí? ¿Vienes a la fiesta? Pues no te la recomiendo, pura música del asco...
-¿Cómo Kevin?
-¡Peor!
-¿Cómo Bernard?
-¡No¡ Tranquilo, tampoco te pases de ver...
Reí.
-¿Puedo pasar?-le solté.
Me miro.
-¿Pasar? 
-Olvide algo en mi casillero...
-Ugh, pero que no te vea la directora porque si no...-dejo la frase al aire-Si te preguntan diles que Trouyet te llamo.
-¿Esta aquí?-pregunte ilusionado,
-Si-me sonrió-Esta en su despacho...no lo molestes, anda un tanto...desorientado.
-¿Más que de costumbre?
-El doble, quizás.
Perfecto. Solo tenía que buscar al profesor, y pedirle que me regresara mi figurilla faltante. Y si se resistía, podría extorsionarlo sobre aquella fotografía suya con falda escocesa, (no es broma ni metáfora). Sin embargo, Goyle se enojaría...tenía que ir a los salones para despistarlo...subí a los edificios y entre a mi salón mientras Goyle me seguía con la mirada...
-Lion-me llamo alguien detrás.
Me sobresalte, me Gire y me encontré con Gib detrás de mí.

Virus Letal: The Infection Diaries (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora