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Hiberno solis.~




La gente se apretujaba más y más ante el tablón de las noticias que acababan de colgar nada más el Sol se asomara por las montañas.

Los aldeanos se despertaban normalmente a esa hora para comenzar su día de cultivación y que haceres.

Las mujeres estaban cuchicheando entre ellas mientras miraban de reojo la noticia que había sido colgada por algún desconocido.
Los hombres que estaban detrás soltaban comentarios que tan solo la gente que conocía los rumores y las leyendas de Phantomia entendían de que hablaban.

"¿Quien habría hecho algo así", se escuchaba entre tanta bulla. "¿Será la maldición de la familia Cuervo?" comentaba una anciana que a duras penas se sujetaba de su nieta. "No se supone que la bruja Blanca había muerto solo lanzando una maldición?" dijo una niña a su hermano mientras miraba el tablero.

En cuentión de segundos empezaron a hablar más y más mientras se amontonaban creando una gran masa de gente. "perdidos, estamos perdidos" decían uno tras otros.

Eduart y Vicent, que acababan de salir del bosque antes de que el primer gallo cantara, se encontraban lejos de aquella masa de gente (pero lo suficientemente cerca para escucharlos) mirándolos sin entender nada a que se referían.

La curiosidad movió al rubio hacia un hombre delgaducho que trataba de mirar sobre las cabezas de aquellas personas.

-Disculpe, caballero.-Dijo este con las manos en su espalda. El aldeano se quedó observándolo unos segundos, atónito, pues era alguien que se le notaba pertenecer a otro mundo. Uno más limpio y pulcro, ademas era un alto rubio de ojos ambar.

Nadie en Phantomia era rubio y mucho menos de tez rosada, todos los que habitaban ese país tenía el cabello marrón cobrizo avellana, ya sea entre tonos más claros u oscuros, con piel morena o pálida. Aquella imagen daba a entender que no era del todo humano.

Después de aquellos segundos de asombro, el señor reaccionó.-¿Qué?-Dijo toscamente.

-¿Sabe que está ocurriendo? Todos parecen muy alterados.

-Antes de que el Sol saliera del todo tras las montañas colgaron un anuncio espeluznante, decía en este los nombres de tres ciudades que fueron atacadas sin dejar ni un alma viva. ¡Todas estaban cerca del bosque maldito! además ponía debajo "aquellos que no cumplan su destino del equilibrio será castigado"-El aldeano miró a los lados y se acercó a Vicent haciendo que este se inclinara para acercar su oreja y oirle mejor.-Y todos sabemos quien perdió el juicio por el balance.-Se reincorporó de nuevo.-Todos creen que la maldición del bosque se está extendiendo... ¡y acabará con Phantomia entera!-Negó con la cabeza mientras cogía a su mula de las riendas.-Perdidos, estamos perdidos... Nuestro rey nos ha traicionado de nuevo...-Murmurllaba mientras se alejaba con aquel terco animal.

Vicent tan solo se quedo mirando al anciano alejarse mientras frotaba su barbilla con interes y diversión en sus ojos. Decidió girarse sobre sus talones y volver con Eduart, pero este había desaparecido mientras hablaba con el señor.

Frustrado empezó a caminar buscando al muchacho entre toda la gente que empezaba a dispersarse, pero era muy dificil captar a una cabellera negra entre tantos hombres más altos que él.

Estaba pensando en comenzar a llamarlo a gritos, pero había un problema: no podía decir su nombre.

Se detuvo un momento para pensar.

-Dónde estará ese canijo...-Murmuró mientras caminaba buscando su delgada figura.
































BALANCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora