Life Saver. |Jack Conway|

0; Zelda Fernández.

Conway prendió con furia su cigarrillo, estaba harto de tener que cuidar los culos de los policías, cada vez que los mandaba a patrullar alguno terminaba en el hospital, provocando que las tareas, denuncias, investigaciones y demás cosas se atrasaran por la incompetencia de su actual cuerpo.

Claro que había varias excepciones, pero tenía claro que no podía seguir así, debía tomar cartas en el asunto, más no estaba completamente seguro de sí mandar a tomar por culo a todos los inútiles en su cuerpo y abrir las oposiciones para traer carne fresca-haciendo más difíciles las pruebas a pasar-y mejor o simplemente esperar a que los comisarios les pegaran porrazos hasta que aprendieran.

Sacó con fuerza el humo dentro de sus pulmones, tratando así de sacar su estrés, más al escuchar gritos y balazos entendió que aquél día no sería fácil; Tiró el cigarrillo dentro del cenicero y corrió hasta el vestíbulo para informarse de la situación, más al ver a toda su malla correr hacia los vestuarios y la sala de armas entendió que algo grave estaba sucediendo.

– ¡Volkov, informe! –Gritó por la radio mientras corría hacia la armería y sacaba sus armas reglamentarias que no llevaba encima.

– ¡Un puto atentado a comisaría señor! –Respondió Torrente a su lado mientras tomaba una escopeta entre sus manos, Conway quiso salir a matar a esos hijos de puta, más sabía que debía armar un plan con su malla disponible y la que estaba de descanso en sus casas, aquello no podía salir mal, no quería perder agentes.

–Leonidas, informe de la situación a los agentes fuera de servicio, que vengan a dar refuerzos desde el exterior, nosotros deberemos actuar desde adentro, que vengan todos cagando hostias.

–10-4 señor.

Greco soltó una carcajada mirando el programa que pasaban por FOX en ese momento, bebió un sorbo de su cerveza y volvió a carcajear al ver como Homero simplemente comenzaba a ahorcar a su hijo mayor, Bart; Soltó un bufido al sentir su celular sonar varias veces, no quería tener nada que ver con el mundo exterior, simplemente quería disfrutar de su día libre.

Más no pudo ignorar el insistente sonido de los mensajes, por lo que tomó el aparato entre sus manos y lo desbloqueó, yendo a los mensajes rápidamente, al leer los mensajes de Leonidas por el grupo de policía que tenían su corazón paró de bombear sangre.

– ¿Qué demonios? ¿Ataque terrorista en comisaria? –Sin dejar pasar más tiempo saltó de su sillón, corriendo hasta su habitación en busca de su arma de civil para ocasiones como estas, o incluso para defensa personal dentro de su domicilio.

Respondió al mensaje de Leonidas con un "en camino" avisando así de su asistencia al pedido de ayuda de la comisaria. Corrió hasta su coche, asegurándose de cerrar la puerta de su casa en el trayecto, observó el cielo oscuro y maldijo, el cielo nocturno no ayudaría en nada a abatir a los hijos de puta que habían puesto en peligro la vida de sus compañeros.

Arrancó con velocidad hacia comisaria, necesitaba llegar allí lo antes posible, no se perdonaría nunca el que algún compañero suyo muriese porque él decidió tomarse su tiempo en arrancar el maldito vehículo. Comenzó a saltarse las señales de stop y los semáforos en rojo, estaba seguro de que nadie le multaría por ello, no por lo menos en ese momento.

Más Greco no pudo continuar su camino.

Una van negra embistió su auto haciendo que el comisario golpeara su cabeza contra el volando, abriendo así una brecha en su frente y varios moretones en su cuerpo, agradecía internamente el tener puesto su cinturón de seguridad evitando así heridas más graves. Por el rabillo de su ojo logró ver como un chico bajaba de la abollada camioneta negra, el mismo portaba una vestimenta toda negra con una máscara blanca cubriendo su rostro.