cigarretes ; boris pavlikovski (Suspendida)

^2^

Rose despertó, sintiendo un peso al lado de ella.

Rose rápidamente volteo, y recordó que ayer había salvado a Boris, aquel chico misterioso que había rescatado de la carretera.

- ¿którá godzina?

(¿que hora es?)

Dijo Boris, con un tono de voz adormilado.

- jest siódma rano.

(son las siete de la mañana.)

Contesto Rose, con un tono de voz adormilado al igual que Boris.

Boris se sentó en la orilla de la cama mientras se rascaba la cabeza.

- mira, gracias por salvarme ayer, te lo agradezco.

Boris se levantó hacia la ventana y buscó cigarrillos en su bolso del pantalón, lamentablemente ya se los había acabado.

- ¿tienes cigarros?

Dijo Boris, volteando a mirar expectante a Rose, quien seguía sentada en la cama.

- si, pero son pocos.

Rose le extendió un cigarro a Boris, quien lo tomo y lo encendió con un encendedor que lucia muy fino y caro.

Rose también prendió un cigarrillo y comenzó a fumarlo, viendo a Boris sin camiseta fumar en la ventana, para que el humo no se impregnara en el cuarto de Rose.

- me duele la cabeza...

Dijo Boris, en un susurro casi inaudible, pero que Rose logro escuchar.

- tengo aspirinas, por si quieres una.

Dijo Rose, quien estaba arriesgándose a tomar una de las aspirinas que tomaba su madre casi diario.

- si, por favor.

Rose tomo la cajetilla de aspirinas de su mesa de noche y le dio una a Boris en la mano, quien rápidamente la llevo a su boca, masticandola e ignorando el sabor amargo que se apoderaba en su boca.

- me tengo que ir, gracias por dejarme dormir en tu casa.

Dijo Boris, quien tomó su camiseta y se la puso, seguido de tomar su abrigo y salir por la puerta del cuarto de Rose, pronto se escucho como se abrió la puerta principal, indicando que Boris ya se había ido.

Rose suspiro y volvió inhalar de su cigarrillo, el cual ya casi no tenia tabaco que desprender.

Rose tiro la colilla al suelo y se levanto, pisando la misma colilla con su pie.

Rose salio hacia la sala, bajando las escaleras y contemplando el típico recado que sus padres dejaban en el refrigerador, el cual siempre tenia disculpas por no estar en casa, seguido de otro recado el cual decía lo que Rose podía comer mientras sus padres no estaban.

Rose guardaba todas esas notas en una pequeña caja de cristal, y lo hacia para después algún día poder quemarlas con su mismo cigarrillo frente al rostro de sus padres, para que se dieran cuenta de toda la falta que le habían hecho.

Pero por ahora, sólo las guardaba, en total, la pequeña caja de cristal estaba semi llena de 23 recados de sus padres, los cuales justificaban su propia ausencia.

Rose decidió arrancar las pequeñas notas y guardarlas en el bolsillo de su short.

Rose no desayuno nada, no pensaba hacerlo, hasta que el hambre volviera, Rose ya había estado ayunando desde hace 4 días, y aunque ella consideraba que no era algo sano, lo hacia por necesidad, y no por gusto.

Rose llevaba días sin poder recuperar el hambre, y quizás era por la ausencia de sus padres, o por la reciente mudanza que habían hecho hace semanas, o quizás solo era por la falta de cariño en ella.

Todos los días, Rose tenia que soportar con aquella falta de una abrazo, de un beso en la frente, de alguien que le dijera cuanto la quería y aceptaba.

Ayer por la noche, al menos no se sintió sola, ya que, aunque no haya conocido bien a aquel chico, al menos le hizo compañía por la noche, y eso la hizo sentir cómoda, incluso en su propia casa.

Rose necesitaba saber de nuevo sobre ese chico, al menos quería saber un poco mas sobre el.

Rose subió a su cuarto, se cepillo su pelo ondulado y corto, y se puso un vestido morado que dejaba al descubierto sus hombros, se puso su abrigo negro y sus botas militares.

Acto seguido, tomo un paraguas negro y salio de su casa, recibiendo aquel calor palpitante e incomodo que recibía a todos los ciudadanos de Las Vegas.

A Rose le molestaba el sol, parecía que su piel era como el papel, frágil y delicado, Rose rápidamente abrió su paraguas, haciendo que su pelo volara un poco por el aire que este provoco.

Rose podía sentir la arena quemante chocar contra sus piernas, a la vez que sentía como respiraba aquel pesado aire lleno de arena y calor.

Rose siguió caminando, en realidad no sabia a donde ir, solo sabía que quería tomar una cerveza, lo mas antes posible, para que su garganta se lo agradeciera.

Rose llego al supermercado, en donde habían muchas variedades de cervezas, pero voto por la que siempre tomaba, ya que era la única que le gustaba.

Rose se aproximo por un pasillo, donde había un anaquel con lentes de aumento.

A Rose le llamo la atención una cabellera rizada que estaba del otro lado del pasillo.

Rose rápidamente eligió unos lentes de aumento, eran redondos y no tenían un aumento muy alto.

Rose no tenia el suficiente dinero como para comprar aquellos lentes tan costosos, así que optó por meterlos debajo de la manga de su abrigo, para así poder robarlos sin que la vieran en el acto.

Rose fue a pagar las 3 cervezas que había elegido, y rápidamente saco su identificación falsa, la cual indicaba que tenia 18 años, cuando en realidad, Rose solo tenia 16.

Rose pago 5 dolares por aquellas cervezas y salio de la tienda, para después abrir una cerveza y darle un gran sorbo a esta.

Rose siguió caminando, recibiendo la mirada expectante de muchas personas, quienes la veían muy pequeña como para tomar cerveza, pero eran muy cobardes como para preguntar que edad tenia.

Ella solo siguió caminando, mientras le daba sorbos grandes a su cerveza.

Derrepente, un carro negro se estaciono al lado de ella.

Rose volteo a ver al carro, en el que se encontraba aquel chico de cabellera rizada.

- ¿quieres que te lleve a tu casa, Róża?

(Róża es Rose en polaco)

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