Amatista borracha (Parte 1)

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Advertencias de archivo: romance, celos, danza, confesiones

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Dentro de la salón había más gente de la que Seigi había esperado encontrar. A pesar de que ahora estaba usando el traje elegante que Richard le había comprado, junto a sus gemelos de tanzanita, sentía que no encajaba en el ambiente de la habitación. Como siempre, era notorio que él pertenecía a un mundo muy diferente de esos aristócratas y personas de alta clase reunidos ahí. Sabía que las fiestas de las personas ricas deberían ser distintas a las de personas como él, pero nunca imaginó que serían tan distintas.

Algunas semanas atrás una chica había ido a Étranger. Charlotte Webster, o algo así era su nombre. Había llevado consigo un collar de amatista del que parecía querer la evaluación de Richard. Por lo que Seigi entendió, ambos se habían conocido tiempo antes de que el hermoso joyero fuera a Sri Lanka. Eran algo como antiguos compañeros de la universidad. Debido a que Seigi había estado en la cocina la mayor parte del tiempo a petición de Richard, no pudo escuchar del todo las palabras de su reencuentro.

Su única impresión de la mujer fue que era bastante atractiva.

Tenía el cabello claro, pero era ligeramente más oscuro que el de Richard, aunque sus ojos casi parecían ser del mismo tono azul glacial. Aunque ella se mostró como una mujer demasiado amable con Seigi, provocó una expresión difícil de identificar en el rostro de Richard.

Nada de lo que debería preocuparse, ¿correcto?

La siguiente semana, Charlotte visitó Étranger de nuevo, esta vez llevó una especie de postre del Reino Unido el cual compartió con Richard durante un largo rato. Aunque había hecho una cita, no preguntó sobre ninguna gema en especial, de hecho en ningún momento mencionaron las gemas. Parecían solo dos viejos amigos que se reencontraban. Pese a que Charlotte lo invitó a unirse a ellos, Richard insistió en que tenía que estudiar para sus exámenes, por lo que otra vez no tuvo oportunidad de saber de descubrir más al respecto de su relación.

Días después de eso, Richard le dijo que Charlotte los había invitado a ambos a una fiesta que se celebraría entre personas a las que les gustaban las joyas; habría algunos artesanos, joyeros, y por supuesto, muchos clientes potenciales. Seigi había tratado de negarse a ir, sabiendo que probablemente sería más un estorbo que una ayuda a la hora de hacer negocios, pero Richard insistió en que su presencia era necesaria.

Y así fue como terminó con aquel traje a su medida que Richard había comprado para él para su graduación, usando los gemelos de Tanzanita que su padre le regaló, bebiendo champán mientras estaba rodeado de ricos extraños con los que no había modo en que encajara. Al inicio imaginó que no tendría nada de qué preocuparse mientras permaneciera al lado del hermoso joyero, pero como debió imaginar, apenas vio a Charlotte, éste desapareció. Desde entonces, durante la última hora, Seigi se había sentado en una mesa cercana a la entrada, comiendo de los bocadillos mientras veía a Richard al otro lado de la habitación, hablando entusiasmado con Charlotte de cosas que "no eran de su incumbencia".

Ni siquiera podía pensar en acercárseles.

Richard en ese momento lucía como un modelo. No, incluso era más hermoso que cualquier modelo. Aunque Seigi estaba acostumbrado a verlo de traje, había algo distinto en el modo en que se veía ahora. No lucía como "Richard el comerciante de gemas" sino sólo como "Richard, la joya humana de belleza antinatural". Casi costaba mirarlo directamente. Y no era el único que tenía su mirada clavada en él. El resto de invitados en el lugar sólo se mantenían al margen porque había una especie de "campo impenetrable" rodeando a la pareja que felizmente conversaba.

—¿Quiere otra copa?

La pregunta del mesero lo hizo apartar brevemente sus ojos de la silueta del rubio. Antes de entrar al salón, el hermoso joyero le había hecho prometer que cumpliría con ciertas peticiones. "No bebas demasiado, no digas nada innecesario, si preguntan di que vienes de Étranger". Nunca se había considerado un mal bebedor, pero hasta él sabía que no debía presionar su suerte. La dulzura de aquellas bebidas hacía que fuera difícil saber la cantidad de alcohol que contenían.

Euphoria (Richard x Seigi) (The Case Files of Jeweler Richard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora