He live under your dark

Spring

Lo peor no comenzó de inmediato, al ser una muerte anunciada, Renjun merecía un poco de felicidad antes del abismo.

La escuela nunca fue algo difícil para él, menos ahora que tenía amigos maravillosos. Su único problema en ese momento fue lo enamorado que estaba de Lee Jeno.

El pobre Renjun no sabía el mal que se aproximaba.

Mientras las primeras semanas pasaban, la relación con sus amigos se intensificaba, especialmente con aquel pelinegro. Sus gustos similares y diferentes a la vez, los atraían como imanes. El mes de diferencia que había entre ellos, solo lograba que el chino se ilusionara más.

Pobre joven de inocente corazón.

Para sus amigos, incluso Jeno se mostraba entusiasmado. Lo que les impulso una confianza hacia su amigo y sus "buenas" intenciones con el recién llegado.

Pobres almas incautas.

Su relación cada día se formaba más y más intensa, Renjun no quería alejarse jamás de Jeno.

Que crédulo fue.

Sucedió un día cualquiera, en primavera. Las flores florecían al son del amor de Renjun, y Jeno se alimentaba de la exquisita fragancia del chino. Tanto como una abeja es atraída hacia el polen, comenzó justo así.

Bajo el agradable sol que llenaba el espacio, tocando las manos del pequeño en estatura, en una banca de la escuela y sin nadie que pudiera verlos; junto sus labios en un casto beso.

Renjun saboreó el dulce veneno que acabaría con él.

Su delgada y fina cara, del color de una rosa; solo miraba sus manos unidas. Hasta que el pelinegro levantó su barbilla y le regalo una sonrisa encantadora, que aquel joven enamorado correspondió de inmediato.

Al hacerlo, firmaba su sentencia.

Y solo sucedió; aquellos besos furtivos, esos toques inocentes junto a los constantes abrazos y la actitud protectora, solo hacía que el corazón de Renjun se entregara. Y todo parecía florecer entre ambos jóvenes.

Pero bien sabía Mark, que la primavera acabaría.

Porque el corazón de aquel joven canadiense también florecía gracias al joven chino de inocente sonrisa. Y él sabía que todas las flores que Jeno conservaba, se marchitaban.