Capitulo dos

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El antro esta llenísimo a pesar de ser jueves, en su mayor apogeo diría yo, sigo a mi acompañante por entre la gente y al llegar a la barra Lucy me sonríe y me dice algo que no logro entender pero de cualquier manera asiento.

Lleva un vestido negro pegado al cuerpo y el pelo se lo ha recogido en un chongo alto con unos mechones en los lados, observo mi ropa y me siento estúpida por mi elección, un vestido celeste que había comprado en una liquidación.

De pronto me entrega un shot que no tengo idea de cuando los pidió y me sonríe guiñándome el ojo—Por una noche divertida.

Hasta el fondo pienso en mi cabeza y hago una mueca al sentir el amargo sabor pasar por entre mi garganta, dejó el vaso en la barra y miro a las demás personas, bailando y gozando.

— ¡Viniste! —un hombre moreno y con muchos anillos en sus dedos se acerca a nuestra a nosotros sonriendo y sosteniendo una botella de cerveza.

—Por supuesto que vendría, no me lo iba a perder por nada—voltea a verme—es una compañera del trabajo, Cindy él es Carlos.

—Mucho gusto—extiendo mi mano y le sonrió.

—El gusto es mío, si me permites te robare a tu acompañante—toma la mano de Lucy y ambos me dicen que disfrute el show.

Si hubiera sabido que me quedaría sola no hubiera asistido pero ni modo, le pido una cerveza al bartender y comienzo a observar a las personas, a lo lejos lo veo sonriendo, divirtiéndose con su nueva conquista, bailando como nunca, le sigo con la mirada hasta que se detienen en un sillón y ambos se sientan y se besan, él se susurra cosas al oído, ella ríe, ella es feliz, ella lo disfruta.

***

Al día siguiente me preparo mi taza de café matutina me acerco a la ventana y me siento en la silla, aun no se despierta así que reviso mi celular sin mensajes dice mi buzón, sonrió y no es por felicidad sino porque no se nunca me había sentido tan sola.

Ahí están los dos, se han levantado y comienza el show de hoy, es la misma chica de ayer del antro, en la acorrala en la pared y alza sus piernas para enrollarlas en su cadera, le sonríe y la besa, me acerco un poco más para ver el tatuaje de el pero en eso tiro mi taza y haciendo que derrame un poco de café caliente en mi pierna y grite la taza se quiebra, me agacho para recoger los pedazos rotos y al levantar la cabeza lo miro y el a mí, me sonríe.

Corro como loca hacia la cocina y olvido que me ha visto.

Pasando unos treinta minutos tocan el timbre, ya con pantalones de mezclilla y una camiseta algo amplia, abro la puerta.

—Buenos días vecina—Es el sonriendo— ¿Puedo pasar?

Me hago a un lado en señal de respuesta y cierro la puerta.

—Bonito departamento, es más grande que el mío sin duda—me observa y sonríe y camina hacia la cama sentándose como si nada, como si me conociera de toda la vida, es demasiado seguro de sí mismo eso sí puedo decir.

—No era mi intención—digo de repente.

Él se ríe y hace una mueca graciosa — ¿Observarme? Claro lo que digas, así como tampoco era tu intención seguirme ayer en el bar.

Me asusto pero no lo demuestro solo ladeo mi cabeza no sé qué decir así que solo me quedo callada.

—Ya veo mi querida espectadora—se levanta para observar por la ventana y se ríe—Vaya desde aquí tienes una vista espectacular, ya ve por qué te gusta mirar.

No respondo a eso más sin embargo si le digo—Lo siento tengo que trabajar sino encantada de quedarme aquí con usted a charlar.

—Por supuesto, puedo preguntar dónde trabajas, aunque creo que es lo de menos ya que me espías.

No le veo nada malo, así le doy más fama a mi trabajo—Soy cantante en el restaurante de la cuarta y quinta.

Con Lucy a espaldas mías y demasiada gente como espectadora la música comienza y yo hago mi rutina pero esta vez con una canción diferente, al finalizar los aplausos no se hacen esperar.

—Hasta mañana Cindy.

Le sonrió a Lori y me alejo de ella para caminar a la avenida y tomar un taxi, pero algo o más bien alguien me distrae.

— ¡Bravo! Estuviste perfecta—aplaude y sonríe.

—Pero si tú no estuviste ahí.

— ¿Cómo de que no?, ahí estaba desde el inicio de todo hasta que apareciste tú, la famosa cantante de la noche—se acerca a mí y me entrega un ramo de flores.

—Gracias—sonrió—no te quito más tu tiempo,me imagino que iras a Robs a tomar tu conquista de hoy.

— ¿Y que mañana tu nos observes fascinada?

Me sonrojo.

—Tranquila, no me incomoda la verdad, el sexo es algo muy normal y natural.

—Seguro si.

— ¿A dónde ibas?

—A casa—murmuro caminando hacia mi destino.

—Te acompaño, también tengo que ir a casa.

Dada nuestra llegada a nuestros edificios él se detiene frente a mí. —Puedo preguntarte algo.

—Claro.

— ¿Por qué escogiste esa canción para cantar?

—No lo sé, ¿Qué no te gusto?

—Bromeas, es perfecta, Buenas noches Cindy.

—Hasta mañana...

—Ian.

Sonrío y entro a mi edificio.

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