Cliché xD

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-No sé que me sorprende más: que te hayas preocupado por hacer el diseño del vestido para la fiesta, o el vestido – dijo Carley estudiando atentamente el dibujo de Nat.

-Siii… ¿Y tú que usaras?

-No lo sé  pero quiero un vestido largo.

Nat recordó un diseño que había hecho su madre y creía que le iría perfecto a Carley, busco en la carpeta y se lo mostro a su amiga, en cuanto lo vio se le iluminaron los ojos. Tenía escote de corazón, largo con corte impero, de color cereza.

-Sencillo y elegante – concluyó – pero creo que se vería mejor en color azul rey, tu color favorito.

-Excelente – sonrió  Carley – en mi rato de descanso voy a que me tomen las medidas.

-Nat ¿Podrías ir con la señora Karen? Necesito que vayas por  unos broches que encargue – no había notado la presencia de su madre.

-Sí, claro.

Tomó el dinero, su auto estaba en revisión, y odiaba el de su madre, así que era mejor ir caminando con paso veloz, justo cuando iba a doblar la esquina alguien hacia lo mismo, estuvieron a punto de colisionar, pero Nat reaccionó esquivando aunque le dio un golpe en el hombro, para evitarse la pena y una discusión se disculpo sin detenerse.

-¿Por qué tanta prisa Tash?

Se detuvo en seco, no reconocía la voz, pero ese seudónimo solo lo había utilizado una persona. Se giro y ahí estaba, Nick, esta ocasión llevaba puesta una playera de rayas negras y azules, pantalón de mezclilla y tenis, pero su cabello seguía siendo un desorden.

-Nick – dijo sonriendo a modo de saludo – disculpa llevaba prisa.

-Puedo llevarte si quieres.

-No te preocupes solo voy a Cynka…

-Tash eso queda a nueve cuadras, en serio puedo llevarte – la interrumpió

-¿No te da miedo llevar a una extraña en tu coche?

-Yo igual soy un extraño, además, no tengo coche – Nat lo miro con incredulidad – vengo en moto, si intentas algo solo te  doy un empujón y asunto arreglado.

Tiene moto, es un chico guapo, ¿Qué más? ¿Es un mujeriego fumador? ¿Tiene un oscuro pasado?  ¿Le gustan las carreras?, pensó Nat

-Le tengo un poco de miedo – mentira, le gustaba, pero la idea de estar tan cerca de él le resultaba incomoda.

-No te preocupes, no soy un loco, puedo conducir lento.

-Está bien – Nick sonrió – pero… algún día yo te llevare a ti en mi bici.

La sonrisa cautivadora de Nick fue sustituida por una estruendosa carcajada, Nat lo miro con el ceño fruncido, pero luego comenzó a reírse también. Él acepto y ambos  caminaron un poco hasta que dieron con la moto, era  de color blanco con negro, no parecía peligrosa.

-¿Sabes qué? Conduce de la manera como lo haces siempre, no me molesta, si nos matamos será mala suerte – dijo Nat mientras se subía y se acomodaba detrás de él

-Tu suerte no nos ayudará mucho Tash, eso es seguro – ella le dio un pequeño golpe en la espalda antes de abrazarlo.

Nick conducía rápido, pero era muy cuidadoso. El viento golpeaba sus rostros con algo de fuerza, Nat sentía que volaba – Que volaba en el suelo – detrás del él. Cerró los ojos y esta ocasión volaba sobre el cielo, no pudo evitar sonreír. Llegaron más pronto de lo que a Nat le hubise gustado.

Ella se bajo, esperó a que Nick se despidiera y se marchara, pero el solo se bajo junto con ella.

-Puedo ir contigo y después llevarte a tu casa.

-Está bien

Ambos caminaron hacia la joyería, abrieron la puerta y unas campanitas sonaron.

-Un sistema de seguridad muy avanzado – dijo Nick – por cierto… ¿Qué hacemos aquí?

-Mi mamá tiene un taller donde hacen vestidos y digamos que algunas personas odian las aplicaciones de fantasía, es aquí donde entra esta joyería. Y tú estas aquí porque disidiste llevarme a mi casa.

La puerta detrás del escritorio se abrió y entró una mujer entrada en años, su cabello era completamente blanco y lucia unas gafas de media luna, detrás de ella se coló un labrador negro.

-¡Danko! – dijo la señora Karen.

-Danko ven amigo – dijo Nick animando al perro a acercarse – buen chico – le rasco detrás de las orejas, Danko parecía muy contento con esto.

Nat lo miro detenidamente al igual que la señora.

-Los perros son muy buena compañía – afirmó Karen - ¿Ustedes tienen en casa?

-No, a mi madre no le gustan – dijo con decepción Nat mientras se acercaba y acariciaba al perrito negro.

-Yo teng… tenía un beagle, se llamaba Bob –  sonrió nervioso – lo sé, es un nombre original

-Si es original – dijo sarcásticamente Nat, luego se dirigió hacia la señora – vengo por un encargo de Anneth Ponce

Karen rebuscó en su escritorio, sacó una bolsita y  acomodó su contenido sobre el mostrador, tomo una de las notas, Nat y ella se pusieron a revisar si estaba todo, mientras Nick se entretenía con Danko.

Cuando terminaron, Nat pagó lo que restaba, metió la bolsa dentro de la mochila que llevaba y, ella y Nick se despidieron de la señora y su perro.

Ambos salieron, subieron en la moto, esta vez Nat abrazó un poco mas fuerte a Nick,  él sonrió al darse cuenta y emprendieron el viaje a la casa de Nat. Ella le iba dando indicaciones y mas de una vez estuvieron a punto de irse por  un camino diferente.

Cuando llegaron Nat desmontó.

-Gracias por traerme

-No hay de que, ahora sé donde vives – Nat rió nerviosa

-Adiós Nick

-Nat espera – ella se volvió – tu cordón se atoró en la llanta

-Que torpe -  él le ayudó a destararlo.

-Espero que la próxima vez que te vea estés en una pieza, adiós Tash.

Ella se espero a que desapareciera de su vista para amarrarse los cordones, eran los mismos tenis que había comprado el día que se conocieron. Antes de entrar en su casa, deseo volver  a verlo.

La chica de los tenis rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora