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2010, 10 de Enero, Australia, Sidney
10.40, casa de los Kelly


No se cuándo, ni como, una niña de una medida parecida a la mía se sento en el lado derecho del sofá, quedando cerca mía, una bonita y desarreglada melena negra tapaba su pequeño rostro, llevaba puesto un vestido blanco que la quedaba por las rodi...

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No se cuándo, ni como, una niña de una medida parecida a la mía se sento en el lado derecho del sofá, quedando cerca mía, una bonita y desarreglada melena negra tapaba su pequeño rostro, llevaba puesto un vestido blanco que la quedaba por las rodillas, posiciono sus manos sobre sus ojos y los froto, acto que me hizo sonreír. Supuse que es el pequeño ángel Eerin.

El viejo Rick tenía razón, tenía suaves rasgos, occidentales y coreanos, normalmente por Australia se encuentran una gran cantidad de asiáticos.

Levanto el rostro mirando a su madre, dejándome apreciar esos ojos verdes intensos que brillaban por si solos, no exageraba ni un poco, tenían un brillo inentendible.

----Chan, ella es Eerin. -Dijo la adulta mirando dulcemente a su hija.- Voy a arriesgarme a decir que eres mayor que ella, no mucho pero algo, me equivoco?

Mire de reojo a su madre, claramente no dira que por la calle tuvimos una extensa conversación de la nueva familia, seria un poco incómodo.

----Kiora, no se como lo haces, pero no fallas en ninguna, tengo 12 años. -Movi mi visión hasta el anciano, y el tan solo me responde con un leve guiño-

----Se que fuera hace frío, pero debajo del porche trasero hay una hoguera, vayan ahí, creo que se conocerán de forma más bonita, y ella despertará del todo.

Asentí alegremente y me puse delante de la pequeña niña, seguía algo aturdida, así que con timideza estire mi brazo y cogí el suyo, un brazo delgado y frío. A pasos lentos nos dirigimos a la puerta trasera, se adelantó unos centímetro y dio dos vueltas a la llave que estaba en la cerradura.
Un porche de color azul pastel ocupaba un cuarto del jardín, espacio suficiente para que a la dercha tuviera una barbacoa con una mesa plegable, y a la izquierda una hoguera artificial rodeada por 4 puffs.

No podía dejar de sonreír, realmente la niña era bonita, tenía ganas de que despertara de su trance para ver su personalidad, tan solo esperaba algo bonito y maravilloso, algo que trajera una hermosa amistad.

----Perdon por mi apariencia. -Fue lo primero que dijo, una voz suave pero al mismo tiempo áspera hasta el punto de ser ronca inundó mis oídos, causando que ladeeara mi cabeza con ternura.-

----Tendría que disculparme yo, vine aquí sin preguntar, podría haber interrumpido algo sumamente importante. -Comenze a pensar ese momento, tensandome levemente.-

----Tonterias. -Rio.- Es tan agradable que por fin un niño venga a mi casa, todos eran adultos, creo que más eran viejos, y además agradezco que seas un niño, las niñas hoy en día son insoportables.

----Eres insoportable? -Me abofetee mentalmente al acabar la frase, cerre los ojos con nerviosismo.-

----Bueno, intento no serlo, pero necesito de alguien que me diga esos momentos en los que soy una asquerosa. -Soltaba con gracia-

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2020 ⏰

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