Capítulo 3

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Esa misma noche, Hinata pensó en lo que le dijo su hermana, tenía que ser más osada, segura, quería verse sexy –Creo que buscaré algo en la colección de regalos de sus amigas-

Encontró un vestido de color rojo, ajustado y con un escote muy pronunciado, ese vestido se lo había regalado Ino, cuando Sakura perdió su memoria – ¿Será demasiado?- Se preguntaba mientras emparejaba su vestido a su cuerpo mirando al espejo.

-Ya póntelo nee-san, no sabía que tenías esas prendas en tu armario de solterona- Dijo Hanabi desde la puerta –Deja de decirme así Hanabi, cierra la puerta, mientras le arrojaba una almohada, la menor salió brincoteando del lugar, ya había logrado su objetivo.

La peliazul pensó, es verdad esto no va conmigo, es por eso que será lo ideal. Se puso el vestido, dejo suelto su cabello, se puso unas zapatillas que combinaban y pintó sus labios unas tonalidades de carmesí más altas de las que usaba normalmente, para a continuación salir de su habitación. Ella iba caminado por los pasillos de la mansión y cuando llego al último jardín que da a la salida encontró a su primo sentado tomando una taza de té.

-Nii-san, voy... a... salir un momento- sonrojada a más no poder camino lenta hacia la puerta

Neji tenía los ojos muy abiertos, no se dio cuenta que no había cerrado la boca, sintió tantas cosas, en un instante, estaba embelesado con lo bella que era, recordaba ese vestido, alguna vez la vio con él, sin embargo ahora ella una mujer más madura y como si fuera posible aún más hermosa, con su figura más afinada, sus piernas bien torneadas, su cintura delicada, caderas de encanto y su busto... ¿había crecido?

-Nii-san, ¿me veo bien?- Tuvo que preguntarle, ella le tenía mucha confianza y sabía que sería honesto.

-Se ve hermosa- Terminó diciendo y sintiendo arrepentimiento por el tono tan delatador con el que había contestado, Hinata abrió sus ojos, no esperaba esa respuesta de Neji, -Arigatou Nii-san- sonrió tímidamente y se dio la vuelta para llegar a su cita.

Neji bajó la mirada, él sabía que aquella noche estaba lejos de tener un resultado positivo y aún así no dejaba de sentir una leve felicidad, por fin esa noche se iba a cerrar un ciclo.

Naruto se encontraba sentado en una banca del parque, el traía puesta su ropa usual, así que cuando vio llegar a Hinata, se sintió culpable de no tener nada más planeado para esa noche más que una simple cena en Ichiraku.

-Hinata, yo... yo siento no tener planeado nada más formal esta noche, tu luces muy hermosa-

-No.... Te preocupes Naruto-kun, a donde quieras ir estará bi...bien- decía mientras jugaba nerviosa con su cabello.

Comenzaron a dirigirse al restaurante, y Naruto no podía dejar de mirar a Hinata, estaba sorprendido que ella fuera la misma chica tímida que se cubría con muchas capas de ropa, se veía hermosa había olvidado completamente la razón por la cual la había citado esa noche, y sintió culpa por lo que tenía que hacer, no era justo para ella, debía ser honesto, entonces detuvo sus pasos.

-Hinata, yo tengo algo que decirte- dijo con un tono muy sombrío.

-¿Pasa algo Naruto-kun- contesto algo preocupada y curiosa.

-Yo, yo quiero que sepas que te veo como una hermosa mujer, a la cual yo quiero mucho y también la respeto y admiro, es por eso que quiero decirte que sé acerca de tus sentimientos hacia mí, y me apena decirte que yo te veo solamente como una amiga, no quiero que nada cambie entre nosotros, yo... yo lo lamento- sintió que se liberó al decir todo eso.

-...-Hinata tenía los ojos muy abiertos, su boca dibujo una línea recta, no pudo decir una sola palabra, ella sentía un nudo en su garganta que la sofocaba y lo único que pudo hacer fue una leve reverencia digna de una Hyuga, y se dio la vuelta para marcharse. –Hinata espera, quiero saber cómo te siente, yo estoy preocupado por ti- alcanzo a decir Naruto, pero ella se había ido.

Hinata se apresuró a apartarse de él, cuando por fin se quedó sola, las lágrimas comenzaron a nacer de sus pálidos ojos, se llevó la mano al pecho y se recargo en un árbol que se encontraba muy cerca de su casa. -¿Cómo pude ser tan ingenua?, era demasiado bueno para ser realidad- dijo llevándose la otra mano para tapar su cara.

-Hinata-Sama, ¿Se encuentra bien?- se escuchó la voz de Neji, lo que hizo que Hinata se secara las lágrimas y dibujara una sonrisa para nada honesta –Si Nii-san, es solo que estoy muy cansada, es por eso que regrese tan pronto- mintió, Neji sabía cuál era la realidad, y no supo que hacer, él no era bueno con esas cosas, pero le dolía mucho verla así –Si no le importa me gustaría escoltarla de vuelta a casa- dijo en voz baja, y Hinata no podía negar que le gustaba la compañía de el –Gracias Nii-San-

Así comenzaron a caminar lentamente hasta la mansión, sin decir más palabras hasta que llegaron a la sala común donde se tenían que dividir, y Neji no pudo aguantarse más

-Hinata-Sama, usted es una mujer hermosa y ha trabajado duramente para volverse más fuerte por sí sola, nada cambiará eso... yo... la admiro mucho- dijo con un rojo en su cara. –Nii-san...- susurró atónita, no era común que algún miembro del clan expresara admiración abiertamente, y mucho menos a ella. –Buenas noches- reverencia y se marcha.

Hinata se quedó un poco desconcertada pero el reconocimiento de su primo le basto para sentirse mejor, caminó hasta su habitación, cerró la puerta y se miró en el espejo, el poco maquillaje que tenia se corrió un poco con las lágrimas, se desconoció al verse en ese vestido, se lo quitó y se fue a la bañera, por alguna razón su corazón no pesaba como ella pensó, Naruto había sido honesto con ella –Naruto-kun, gracias por ser mi inspiración todos estos años- se reclinó en la bañera y dejó ir sus pensamientos.

Un final diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora