Capítulo 7 - RubeL.A.ngel

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MANGEL:

Que manera de despertar la mañana con la persona que amas al lado tuyo. Mi pequeño Rubius enredado en mi, me causaba cierta gracia. Besé su frente y acariciaba su cabeza. Verlo dormido en mi brazos era la mejor imágen que podía pedir. Me daba ternura, así que es imposible resistirle. Comezé a besarlo, hasta que porfin se despertó.

--Mangeeeeeel...... dejame dormir coño--

--No puedo...--

--Paraaaaa..--

--¿Por qué? Si a tí te encanta levantarte así por las mañanas--

Me dio la espalda y empezó a reírse, de verdad a él le encanta despertar así por las mañanas. Pero lo dejé tranquilo. Hoy viajaríamos a Los Angeles por un evento de videojuegos, y seguro que se le habrá olvidado.

--Levanta..--

Agarré la almohada y se lo aventé en toda la cara y ni se movió. Le jodí en la cabeza y menos. Despertarle era dificil y que se levantara de la cama aún peor. Le quité las sábanas y veía la totalidad de su cuerpo desnudo ante mi ¿a qué no tentaría no? Pero me contuve...

--¡¡Mangel!! dame eso.--

--No, anda levántate y te doy otra cosa.--

--Que no joder, quiero dormir.--

Me quitó de las manos y se volvió a tapar. Me levanté de la cama y me vestí. Llamé a Luzu para confirmar nuestra llegada y encontrarnos en algún sitio para pasar el día, me dijo que Frank y Alex estaban ahí así que nos encontraríamos en el parque todos. Luego de la llamada fui al baño y cargué un balde de agua. Llegué a la habitación y no lo pansé dos veces, se lo tiré bañando hasta la cama.

--¡¡¡¡MANGEEEEEEEEEEEEL!!!!!---

Y así es como se lo levanta, joder! que si fuera yo, a él se le hubiera ocurrido la misma idea, o peor.

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Estábamos esperando la hora de nuestro vuelo, y para mala gana Rubius no quería que Cheeto viniera con nosotros.

--¿Quiere cambiah ya la cara jodeh?--

--No.--

Entendía que se enojara pero este viaje ya venía planeado desde hace bastante tiempo así que no cambiaba los planes.

Cuando llegó nuestra hora de abordar, nos tocó acientos juntos a mi y a Cheeto, esto creo que Rubiuh terminará odiándome. Así que cambié rápido los papeles para cuando nos fuimos a sentar Rubius estaba contento.
Una vez ya cómodos las horas pasaban y las ganas de dormir se venían, más que nada por Rubius a quien lo desperté con agua fría. Miré a mi alrededor y mayormente la gente iba durmiendo.

Así que me acerqué a Rubius para darle besos en el cuello.

--No empiezes--

--¿Por qué?--

--Porque no, la gente nos puede ver--

--Pero están todos dormidos. Ande dame un beso..--

--No, para, que después tienes ganas de más.--

--Ya las tengo ahora.--

Me miró pícaro, ya que el quería lo mismo, además ¿una aventura en avión? que genial estaría eso. Jamás estuve en una experiencia como esa y quería probarla con él, de seguro no se opone pero con el tema de hacer cosas públicas a él le incomoda la gente que nos mirase raros, ya saben, por nuestra relación.

Pasó un rato en el que no le jodí más, tampoco quería obligarlo así que me levanté del asiento y fui al baño. Observaba que la gente seguían en lo suyo y algunos que otros dormidos. Entré al baño y bajé las tapas del retrete, me senté, saqué mi celu y mandé un whatsapp a Rubius.

--Rubiuh ven al baño--

--Necesitas ayuda para cagar o qué?--

--Que vengas joder, no me siento bien--

--No voy a entrar si eso piensas--

--Es en serio, no me puedo ni parar...---

--Vale voy..--

Vale, le había mentido, de seguro se enoja conmigo pero había que intentarlo. Tocó la puerta varias veces...

--Mangel... ¿estás bien?--

--Si, ¿hay alguien por ahí cerca?--

Tardó en contestarme..

--No hay nadie, ¿qué pasa? Me estás asustando...--

Abrí la puerta rápido y me miró asustado. La jalé rápido hacia dentro y tranqué la puerta. Comenzé a besarlo mientras lo acorralaba al lavabo.

Adentré rápido mis manos en su ropa y tocaba su piel. Así que ataqué su cuello mientras desabotonaba su pantalón. Me dedicaba caricias en mi espalda y escuchaba su entre cortada respiración. Quería que esto de verdad pasara y lo estaba haciendo realidad. Le quité la prenda superior y deboraba su piel. 
Me quitó de encima y me empujó.

--Estoy enojado contigo..--

Me quitó mis prendas superiores y me besó salvaje. Vaya que estaba enojado pero bien que quería esto tanto como yo. 

--Me mentiste desgraciado...--

Bajé su mano a mi entre pierna, quería que ya me liberara de mi sufrimiento. Sin parar de besarnos y tocarnos nos quitamos las prendas inferiores. Me sentó en el retrete y arrodillándose entre mis piernas tomó de mi miembro y lo metió en su boca. La forma en aguantarse los gemidos era sensacional. Mi respiración no daba para más. Y él con sus labios, me daba el mejor placer de mi vida. Usaba sus manos para más y yo estaba que no podía. Lo jalé del cabello para acercarme y besarlo, mientras que con sus manos seguía el trabajo. Debía apurarme, ya que tarde o temprano alguien nos llegaría. 

--¿Sabes que aún te odio, no?--

Me reí ante tal comentario y me acompañó. Lo besé nuevamente.

--Ven aquí...--

Le indiqué que se sentara arriba mío y lo hizo. Empezó a moverse con mi erección entre sus nalgas y frotar su pene en mi abdomen. Él estaba disfrutando más que yo, y ver su rostro de placer me encantaba. Me daba tiernos besos y pequeños gemidos en mi oido. Que sensación.

De a poco me introduje en él y su ahogado grito lo escondió en mi cuello. Se mordía el labio y fruncía los ojos, lo estaba disfrutando. Yo mordía su hombro o besaba su cuello. Que lindo era tenerlo así en mi, no lo dejaría jamás. Por más que ahora me coma una galleta de su parte o una puteada por haberlo preocupado habrá valido la pena.

Se movió más rápido hasta el punto de llegar los dos a los deseado. Ahogamos nuestros gemidos en besos. Fue nuestra mejor experiencia. Nos quedamos un rato tiempo así besándonos.

Nos empezamos a vestir y nos reímamos de lo acabábamos de hacer. Hasta que se escuchó el ruido de la puerta. Rubiuh puso los ojos en blanco y su cara un tomate. La situación hizo que me descojonara más de lo que estaba.

--¡¡Hola!! ¿Hay alguien?--

--Si si, ya va...--

Rubiuh empezó a toser como loco, se había antragantado con su propia saliva. Lo senté en el retrete y abría la puerta.

--¿Está todo bien?--

La azafata nos miró raro. Hombre claro, dos tíos en el baño de un avión cualquiera miraría así.

--Si, si... es que mi amigo se sentía mal.--

--¿Necesita una bolsa? Aquí no se puede vomitar señor.--

--Claro claro, por favoh--

Cerré la puerta y nos empezamos a reír. Por poco y nos cazaban. La tía volvió pero le dije que ya se sentía mejor. Al menos nos creyó ya que a Rubiuh la cara de tomate no se le iba.
Regresamos a nuestro asiento y no parábamos de reírnos, fue nuestra mejor aventura.

--Mahe! a la próxima no tío--

Giramos y miramos extrañado a Cheeto...

--Que la tía ya sospechó cuando no los vió en sus asientos, si seran pringaos'--

No pudimos más y junto con Cheeto nos reíamos a más no poder. Sentí un fuerte golpe proveniente de Rubiuh, vale ahí me comí la galleta. Pero como dije... valió la pena.

Decisiones // LuTaXx, Wigetta, Rubelangel y algo de Cheelexby // LemmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora