No te extraño, no vuelvas

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Aquí vamos de nuevo, hablando a mi libreta que cada vez se ve más vacía, ya no hay café suficiente que acompañe las largas noches creadas por el insomnio que se marca en cada letra, cansado de pasar por los mismos rincones, abro mi puerta y enciendo un cigarro acompañado por el frío de la madrugada que deja ver las calles arrasadas por lo efímero de la compañia.

Con una Luna escasa ¿aún seguiras saliendo? Con nada más que humo en los pulmones y manos cansadas de escribir, enciendo mi mechera para darle utilidad a la caja de cigarros que tengo en el bolsillo, con una cerveza que me mantiene sentado en la misma escala -no hay amores pasando en estas calles-

Destapando nuevamente una botella; bebo trago a trago mientras mi cigarro se lo fuma el viento, pues no hay motivos para buscarte entre tanto lamento, con un aroma que no he vuelto a sentir -tal vez podría escribirte- entre el abandono de tus sentires y la constancia de mi amor, sólo queda la resignación de que aquellos labios no serán acariciados por este vagabundo de letras y escritos.

Tal vez sea tiempo de olvidar que existe septiembre.

Un escrito más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora