Capítulo 1

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Seúl, Corea del Sur...

Unas risas y unos gritos son los que provenían dentro un jardín de niños. Era un día como hoy en donde los niños iban a la escuela a aprender cosas nuevas o también poder ver a sus amiguitos y jugar con ellos.

Una chica delgada de cabello largo, lacio y oscuro, salió de su auto y caminó hasta la entrada del jardín de niños. Tocó el timbre y esperó unos segundos. La puerta se abrió.

— Oh Seulgi. Buenos días.— la saludó una chica pelirroja.

Seulgi sonrió.— Buenos días, Lisa.

— ¿Qué haces aquí? Aún no es la hora de la salida.— dijo revisando su reloj.

— Ya sé que no.— dijo riéndose con torpeza.— ¿Está la directora Lee?

— ¿Para qué?— Lisa le abrió el paso para que Seulgi entrara.— Es decir, sí está pero necesito saber el motivo.

— No te imaginas, Lisa. A que no sabes quién me llamó.— dijo mientras comenzaban a caminar.

— ¿Quién?

— Irene unnie. Me llamó desde Francia para darme la noticia de que volverá a Corea.

— ¿De verdad?— preguntó sorprendida.

— Por eso es que vine en cuanto pude. Si no, hubiera llegado más tarde como un día cualquiera.

— Qué feliz se pondrá tu sobrina cuando se lo cuentes.

— Precisamente vine aquí para darle la noticia a ella y a la directora.— ingresaron al interior.— ¿Cómo se ha portado?

— Sabes que siempre se porta bien, es una de las niñas más educadas de esta escuela porque con otros grupos una maestra no aguanta.

— Tienes suerte de que seas maestra de baile porque eres capaz de reprender a un niño si se descontrola.

— Me desesperan. De no ser porque Wendy es la encargada de poner el orden, me hubiera convertido en Cruella de Vil y todos los niños fueran mi perros.— se detuvieron en la puerta que estaba cerrada.— Llegamos.

*Toc Toc*

— Adelante.~

— Soy yo, directora Hyunjoo.— dijo Lisa entrando.— Lamento interrumpirla, pero la señorita Bae está aquí para hablar con usted.

— Bueno, hazla pasar.

— No hay necesidad de decírmelo, porque ya pasé unnie.— dijo Seulgi como si nada.

Hyunjoo negó con la cabeza.— Tan babo como siempre.— dijo suspirando.— Te puedes retirar, Lisa.

— Claro.— obedeció la pelirroja cerrando la puerta.

— ¿Qué se te ofrece Seulgi?

Seulgi tomó asiento.— Vine aquí para darte una noticia y también para hablar de mi sobrina Yeri.

— No me digas que vas a volver a quejarte porque Wendy siempre está pegada a ella como la piel de un durazno.

— Claro que no, nunca lo hago— contestó con un puchero.— Entiendo que la quiere mucho, pero también la consciente demasiado.

— Ya lo hablamos, tú y yo sabemos que a Wendy le da pena verla tan sola.— suspiró.— 5 años y ya no tiene papá.


En un salón de clase estaba un grupo de niños dibujando tranquilamente y en cuanto terminaran se lo darían a la maestra para después jugar con los juguetes que ellos quisieran. Una niña de 5 años peinada con dos colas de caballo había terminado de dibujar, dejó los crayones y les mostró a sus compañeros su más apreciado arte.

Siempre Has Sido TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora