Bae Joohyun regresa a Corea luego de haber estado viviendo por 3 años en Europa. La muerte de su marido Suho fue la causa para que se alejara de todo y de todos, incluyendo a su hija Yeri de 5 años quien ha estado bajo el cuidado de Seulgi, hermana...
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En la noche...
Residencia Park...
— Un gusto conocerte al fin, Irene. Yo soy la madre de Bogum, Park Misook.
Irene asintió.— Bogum me ha hablado mucho de usted, señora.
— Por favor, háblame de tú y quiero que de ahora en adelante me llames Misook.— dijo amablemente.— Recuerda que ahora formarás parte de la familia.
— Está bien.— contestó sonriendo apenada.
— Bueno, vamos a la mesa que la cena ya está lista.— anunció Bogum.
Los tres fueron a sentarse en la mesa mientras la cena era servida por su sirvienta.
— Bogum me comentó que ustedes dos se comprometieron antes regresar a Corea.— habló Misook.— ¿Tienen algo planeado de cómo será la boda?
— Aún no lo hemos hablado de una forma tranquila.— respondió Irene.— No tiene tiempo que volví a trabajar y quiero llevar las cosas con calma.
— También me comentó que tienes una hija de 5 años.— dijo con precaución haciendo que Bogum la mirara incómodo.
— Así es, Yeri es una niña dulce y muy amada por todos los que la rodean. Ella es mi única prioridad.
— ¿Y cómo tomó la noticia?
— Aún no se lo ha dicho.— habló Bogum.— Mañana que será la cena en su mansión se lo diremos. ¿Verdad amor?
— Claro.— contestó un poco incómoda.
— Bueno, si dices que Yeri es una niña dulce, entonces me muero por conocerla.— aseguró Misook.
Mansión Bae...
Yeri estaba en su habitación realizando las planas que le había puesto Hyunjoo como castigo por haber agredido a Nancy. Cuando había llegado a casa, a Seulgi casi le da un infarto cuando la vio con el uniforme todo sucio. Yeri sintió triste cuando su madre se tuvo que ir a una cena de negocios y no iba a estar con ella, entonces apretó los labios cuando recordó que Nancy le había dicho a la cara que su mamá se iba a a casar con uno de los señores de negocio. Se preguntaba si era verdad todo lo que le había dicho.
*Toc Toc*
La puerta se abrió y Seulgi venía entrando con el uniforme recién seco.
— Tuviste suerte de que tu uniforme se secara rápido, no sé qué hubiéramos hecho si las maestras no te permiten la entrada.
— Gracias tía.— contestó Yeri sin ánimos.
Seulgi tomó una sillita para sentarse y quedar a la altura de Yeri.
— ¿Ahora sí me dirás por qué llegaste así con el uniforme sucio?— le preguntó Seulgi.— ¿Estuviste jugando en el trabajo de mamá?— Yeri negó con la cabecita sin mirarla.— ¿Fue en la escuela?— la pequeña asintió.
