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Erick

Bueno, hasta aquí llegue, tuve una buen vida.

─Linda, ¿No quieres hablar? ─pregunta poniendo su mano en mi cintura.

─Lo siento, no sabía que me hablabas a mí ─digo intentando disimular una voz femenina.

Hace una sonrisa de lado y me guiña un ojo por lo que creo que cayó.

Está bien, recapitulemos, el tipo que quiere matarme ahora está coqueteando conmigo y si lo pienso bien es irónico que quiera asesinarme porque me di cuenta que le estaba siendo infiel a su esposa y ahora quiera serle infiel conmigo.

Es tan gracioso, se lo contare a Chris cuando lo vea... Sí es que vuelvo a verlo, obviamente.

─Eres la única chica linda que veo así que creo que era muy claro que me dirigía a ti, ¿Quieres un trago?

─Disculpe señor, pero no lo encontramos ─interrumpe uno de los simios.

─Déjenlo, tengo asuntos más importantes ─ordena volviendo su vista a mí─ entonces, ¿Quieres acompañarme a beber algo?

─Es que, creo que dejé algo en la estufa y seguramente se quemara mi casa...─ digo pero veo que uno de los asesinos me observa como intentando reconocerme─ aunque pensándolo bien me hace falta remodelar la cocina así que, ¿Qué importa? Vamos por ese trago.

Ríe sin soltar mi cintura y me guía de ese modo a su auto, me deja entrar primero al asiento del copiloto y veo que le hace una señal a los otros para que se dispersen.

Ay diosito, si me sacas de esto juro que voy a creer en ti.

Entra por la otra puerta y avanza por las calles, siento una de sus manos colarse por mi pierna acariciándome, es guapo y claro que tengo ganas de tener sexo porque ¿Quién se resistiría a este chico?

Pero tengo un pequeño problema que se hará un gran problema si sigue tocándome de esa manera.

─Soy Joel por cierto ─se presenta sin desatender la única mano que lleva al volante─ ¿Y tú?

─Er-Erick ─digo en un gemido cuando siento su mano colarse la tela de mi vestido.

─¿Erick?- ─Que idiota soy─ curioso nombre para una chica— dice con una sonrisa.

Aunque es más idiota él por no darse cuenta.

Río nervioso poniendo mi mano sobre la suya porque comienza a subirla un poco y se encontrara con algo que seguramente no quiere.

Ríe y se detiene frente a un bar, quita mi mano con la suya que tiene libre una vez se estaciona y la lleva de ese modo a su boca dejando un beso.

─Entiendo, quieres un trago primero ─dice mirándome aún con mi mano sostenida por la suya─ de acuerdo, bebamos algo y dejemos que lo demás pase lentamente.

Dice y sale del auto, vamos, con esas palabras y esa cara hizo que me mojara, pero no, tengo que pensar en algo para alejarme porque me va a clavar algo y no quiero eso.

Bueno, sí pero no es lo que quiero que me clave.

Abre la puerta en la que estoy y me hace salir tomando mi mano, para ser un traficante es bastante caballeroso, incluso se lo presentaría a mí tía que se la pasa dejándome en claro que moriré solterón para callarla.

Sería tan divertido.

Caminamos hasta el bar que más bien es un club, hay una gran fila pero él le hace una señal al cadenero para que nos deje pasar y le hace caso.

Entramos y veo un gran sillón rojo con una cadena alrededor que es a donde nos dirigimos, nos sentamos y ordena dos tragos que no tengo idea de que sean a la mesera.

─No seas tímida preciosa, siéntate aquí─ dice golpeando sus piernas.

Mira, sí el niño bonito lo dice le voy a hacer caso, todo sea por sobrevivir.

Me siento en sus piernas y me acomoda mejor abrazándome por la cintura, siento como aspira mi cuello y maldita sea soy tan sensible.

─Me gusta tu perfume, ¿Qué es?

─La verdad no lo sé, venía una muestra gratis en una revista ─confieso y comienza a reír, me gusta su risa.

Traen los tragos, me dan uno y uno a él.

─Brindemos─ dice chocando su copa con la mía.

─Sí, ammm, por nada en específico ─digo dando un sorbo y él hace lo mismo pero veo que la acaba de una.

Yo no lo hago, en sí apenas dejé que mojara mis labios porque no pienso embriagarme, haré que él lo haga y luego me voy.

─Eres tan bonita ─susurra sosteniendo más fuerte mi cintura y siendo sus labios pasearse por mi espalda.

Hace a un lado uno de los tirantes de mi vestido y besa mi hombro mientras susurra cosas tan excitantes que en cualquier momento me vengo.

Vaya, sé que los mafiosos suelen traer armas pero creo que lo que empiezo a sentir en mi trasero no es una pistola.

─Creo que tengo que ir al baño ─digo usando la poca cordura que me queda.

─Perfecto, vamos arriba, tengo un cuarto disponible y hay un baño ahí, tendrás más privacidad ─informa levantándose aún conmigo frente a él.

Mierda, ¿Por qué todo me sale mal?

Joerick: Estrategia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora