My Fate Is Drawn

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   Al rayar el alba, esquirlas de luz solar se colaron por las rendijas de las cortinas e incidieron sobre el durmiente chico que permanecía tendido en la cama, haciendo brillar su pelo rubio cual oro y avivando sus ardientes ojos. El chico se despertó involuntariamente, pensando que aún era muy temprano para hacer algo productivo y dispuesto a cerrar bien esas cortinas. Pero cuando iba a incorporarse, fue consciente por primera vez, del peso que lo mantenía sujeto en su lugar, unos largos y gráciles brazos envolvían su cuerpo por la cintura y el cosquilleo de una calmada respiración jugaba con los rizos dorados de su nuca. Al girarse, pudo contemplar el rostro de la persona que dormía junto a él, un rostro fino y elegante, con unos ojos rasgados que estaban cubiertos por un mechón de suave pelo azulado, y ante esta visión angelical, los recuerdos de la pasada noche le sobrevinieron de la manera en la que un zorro caza a un conejo. Silenciosamente.

"Aah... p-para..."

"No te cubras... quiero ver tu rostro..." 

"Mmm... ahí no..."

"Déjame entrar..."

"Más despacio..." 

"Me estás apretando... se siente increíble..."

"Yusuke..."

" Ryuji..."

   Mientras rememoraba, los indicios de lo ocurrido se hicieron cada vez más patentes en su cuerpo. Marcas y marcas rojas adornaban su pálida piel como joyas que adornan un maniquí, y agujetas y dolores musculares le provocaban pequeños espasmos cada vez que intentaba moverse. 

— Buenos días — le dijo su acompañante abriendo los ojos y estrechando su cintura aún desnuda.

— B-buenos d-días — respondió este sonrojándose por haber sido sorprendido en medio de tan impuros pensamientos.

— ¿Te encuentras bien? — con esta pregunta, el que se acababa de despertar paseó su mano desde la cintura hasta la mejilla del rubio, acariciando toda su piel en el recorrido, lo que le provocó leves hormigueos de placer.

— ¡Por supuesto! — pero sus palabras no fueron secundadas por sus acciones, porque al instante de incorporarse, su zona trasera se contrajo arrancándole un gran grito de dolor, obligándolo a recostarse de nuevo —. ¡AAhh! ¡Joder! ¡Mi culo!

— Siempre haciéndote el duro, Ryuji. Si te encuentras mal, será mejor que descanses hoy. Yo te cuidaré.

— ¿Y de quién crees que es la culpa? ¿Eh, Yusuke? — sentenció Ryuji pícaramente mientras atraía hacia sí al chico que lo había vuelto a cubrir con la sábana —. Dime, ¿cómo me vas a cuidar?

— Pues puedo hacer esto. — respondió Yusuke dejándose atraer.

   Ambos se fundieron en un cálido beso que los terminó de despertar por completo. Aunque sus mentes no fueron lo único que aquel beso despertó.

— Y también puedo hacer esto — añadió echando una mirada bajo la sábana y dirigiendo una mano allí dispuesta a aliviar sus inquietudes. Juntos.

   La mañana pasó entre jadeos y caricias, tan cuidadosas como los trazos que daba Yusuke al pintar. Sin embargo, una vez llegada la tarde, se vieron obligados a detenerse, pues debían reunirse con la banda para planear el asalto al próximo palacio. Y aunque el tratamiento de Yusuke no había sido exactamente el que debería de haber sido en tal ocasión, la condición de Ryuji había mejorado notoriamente, por lo menos ya podía moverse y andar con una ligera cojera.

   Llegaron a la vía de acceso, lugar que se había convertido en su escondite durante el episodio de Madarame, donde todos estaban reunidos. 

My Fate Is Drawn [Persona 5 Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora