Segunda parte. Desesperación.

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Estaba completamente sumergido en el llanto no sabía quién era o cual era el motivo de mis llantos, tome aliento, me seque las pocas lágrimas que recorrían mis mejillas y empapaban mi tupida barba, después solo me acerque las manos a la cara y la frote para cobrar aliento.
Recobre la calma, pensé en cuánto tiempo llevaba llorando, sentía que fueron horas.
Mire a mí alrededor y puede atisbar un bulto de ropa en la silla y más un juego de sábanas limpias en la misma. Cómo si alguien supiera que pasaba y me las dejará allí la noche anterior.
Me levanté y busque el Interruptor, encendí la luz; la cual me volví a dejar un poco aturdido y cegado durante unos instantes.
Me acerque a la mesa rápidamente, mire los objetos, mis gafas, ahora no había un chocolate sino una caja de ellos, y las cenizas estaban aún allí.
No presté atención si era de noche o no, pero por el viento álgido y el ruido de los grillos intuí que era de madrugada.
Decidí tomar una barra de chocolate de la caja.
—Chocolate Hershey's blanco- Leí mientras lo sujetaba y lo desenvolvía, no me preocupó en lo más mínimo si estaba caduco o no, tenía hambre.
Tomé las cosas de la silla y las hice a un lado, las coloque en la mesa, la cual no era tan grande de un metro y medio de largo y medio de ancho, de madera color café oscuro.
La silla de madera, acolchada en el  asiento y el respaldo, el asiento y el respaldo son blancos, con cobertura de plástico para evitar que se ensuciase, hacia juego con la mesa.
—Los muebles son iguales a los que hay en mi casa, solo que yo tengo dos sillas mas y la mesa no es tan pequeño, bueno a diferencia de mi escritorio. —Pensaba esto mientras me llevaba el chocolate a la boca y lo mordía, en el mismo momento me sentaba en la silla.
Saboreaba el chocolate, era la primera vez que volvía a comer uno después de años, debido a que me dediqué solo a comer sano.
Sentía el dulce en la lengua, mis dientes lo trituran muy bien, la saliva se mezclaba con el chocolate formando una pasta dulce y cálida en mi boca, el dulce embriagaba mi paladar. Era como tener un orgasmo en la boca, sentía increíble.
—¡Oh, Dios! Es un buen chocolate. ¡Umm!¿De esto me he estado perdiendo todos estos años?
Dije con la boca llena de chocolate.
No me apresuré a comerlo rápido, aun teniendo más a mi alcance, quería disfrutar esto.
Después de unos minutos de masticar y tragar el chocolate mire las prendas, era una playera sports azul de manga corta, sin estampados o letras.
Un pantalón ceñido negros desteñidos, y había también unos calzoncillos blancos.
Los cuáles no me gustan.
—El blanco se ensucia muy rápido, pero no me puedo quejar es lo único que hay.
Dije mientras los sujetaba.
El chocolate calmo unos minutos mi estado de ánimo y ahora estaba más tranquilo, me relaje, tomé otro y lo abrí, comencé a comerlo.
Estaba más tranquilo, el comer me relaja y me hace pensar mejor.
—Piensa, si estás aquí no creo que sea por algo, estás atrapado en tu propia casa y mírate desnudo, con pesadillas recurrentes sin saber su significado y el por qué las sueñas. —Pensaba mientras masticaba y saboreaba, tragaba y mordía de nuevo así en varias ocasiones. Con la mirada clavada en un la nada, absorto en mis pensamientos.
—Hay que tratar de contestar la mayor cantidad de preguntas posibles.
¿Cuánto llevo aquí? Posiblemente dos días, desde que tengo memoria, hace dos días despertar sin saber que ocurre. Bueno llevaré el conteo desde ese día. Hoy es el día dos.
¿Por qué estoy aquí? Buena pregunta, creo que no tengo respuesta a esa, la dejaré para después.
¿Qué es lo que pasó? Lo más seguro es que hay alguien conmigo aquí en mi casa y es quien cambia las cosas cada que duermo, pero ¿Por qué lo hace? Tal vez ve que no soy tan hostil y me ayuda. Las cosa que hay en la mesa ¿qué significan?— Pensaba esto mientras tragaba el último trozo de chocolate, decidí tomar otro más, pero no. Me enfoque en las gafas las tomé y me las puse, estaban limpias. No sentía el frío que había, no entraba mucho, pero aun así tomé una sábana y me envolví en ella.
Seguía pensando.
—¿Cómo es posible que las gafas estén en la mesa si no me las he quitado para nada?
Puede ser que no recuerde lo que hago antes de dormir. ¿Hmm?
Me cansé de estar pensando y decidí pararme a cambiar las sábanas sucias y mover el colchón de la cama.
Tomé la sábana meada y la arroje al suelo.
—¿Dónde la pondré después? Tengo que lavarla. —Lo dije en voz alta.
Giré el colchón al revés, y coloque la otra  sábana limpia de la mesa, ya que la otra me envolvía el cuerpo.
Termine de ello y me propuse a sentarme unos instantes en el colchón.
Me volví a quedar absorto en mis pensamientos.
—¿Era un sueño el que tuve? Pero si fue real estaría muerto o al menos herido. —Revise mi dorso y estaba intacto, no había señales de una fenestración.
Sentí alivio al saber eso, suspiré.
—Solo me queda una opción ir al baño y verificar qué pasó allí dentro, si todo está como lo recuerdo puede ser real, pero ¿y si no? ¿Y si todo está diferente? ¿Cómo sabré que es real o no? No tengo más opciones.
Dije esto último encuento me levantaba de la cama. Me puse la playera sports, pero no los pantalones sentí las piernas sucias debido a la orina, así que me quite la sábana limpia y use la sábana meada para limpiarme la entrepierna, las cual estaba seca. Me coloqué los calzoncillos y me volví a envolver en la sábana limpia.
Me dirijo al baño, la puerta es café con picaporte dorado. Pero mi asombro fue mayor al ver el letrero de no molestar fuera de la puerta. Me quedé boquiabierto al ver eso, mire el letrero blanco con letras negras, con la leyenda:
                     «No molestar»

Me dirigí a la puerta y toque lentamente con el puño la puerta.
                        «Toc, Toc.»
El sonido se escuchó en todo el cuarto.
Nadie respondió.
Volví a tocar, temblaba mi puño antes de tocar la puerta, me sudaba la frente y la mano izquierda, tenía el brazo en arco hacia mi pecho, con la mano cerrada.
Toque otra vez más lento.
                 «Toc... Toc... Toc...»
Con un intervalo muy largo entre ambos.
Sudaba no sabía quién me respondería o abriría la puerta. Nadie volví a contestar.
Sujete el picaporte, estaba tibio, cómo si alguien lo sujeto antes de mí pero por mucho tiempo para lograr pasarle calor.
Giré lentamente la perilla, me detuve.
Pensé que sería mejor mirar por la ranura, no ví nada, solo la oscuridad del lugar.
Tomé aliento de nuevo para tranquilizarme, suspiré lentamente y tome el picaporte.
Estuve en esa posición durante unos segundos, sentía una eternidad, no sabía que hacer, adónde correr o si gritar, si había algo dentro y quisiera atacarme.
Giré lentamente el picaporte a la derecha y lo último que escuche fue un clic y el sonido de mi mano tratando de abrir la puerta. Estaba cerrada.
—¿Cómo? —Dije mientras trataba de forzar más la puerta,
—¡NOOOOOOOO! ¡NO! ¡NO, PUEDE SER! ¿Por qué está cerrada? La única respuesta que tengo para saber qué pasó está detrás de esta puerta y está cerrada. —Gritaba  mientras golpeaba la puerta con fuerza con el puño izquierdo, mientras que con la mano derecha sujetaba el picaporte y lo movía para saber si abriría. Solté el picaporte, comencé a gritar contra la puerta y a pegarle con las manos.
—¿¡POR QUÉ!?¿!POR QUÉ!? ¿¡POR QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!?
Decía con fuerza detrás de ésta, grite desesperadamente, comencé a desesperarme.
Me dirigí a la mesa y trate de calmarme, no lo logré, la desesperación me ofusco. Sentía cólera, aumentaba rotundamente, no me contuve más, solté un puñetazo a la pared, seguido de otro y otro, no me detuve la sangre salia de mis nudillos, hinchados y rojos. No me dolían, sentía una desesperación ingente, no sabía que hacer, que pensar, si esto es real o no.
La sangre comenzó a emanar de mis nudillos a mis dedos, era cálida y pegajosa, seguía saliendo, me detuve en cuanto ví que la pared se llenó de manchas negras. Pero no mermo mi desesperación, sujete la silla por el respaldo y sin más la lance encontrá de la pared, pero no se rompió, solo sé mayugo un poco y había pocas astillas en el suelo. La volvi a sujetar del respaldo con las dos manos ensangrentadas y la estruje contra la pared, se rompió en dos en el respaldo, una pata salió volando y las astillas salieron volando y cayeron por todas partes.
Lancé el respaldo, lo poco que quedaba de éste, cerca de la puerta del baño. Me acerque a la mesa y tire la caja de chocolates al suelo, ví como algunos salían volando y caían más lejos que la caja. Tomé la mesa y la arroje más cerca de la puerta que daba al jardín, cayó de lado e hizo un sonido hueco al chocar contra el piso.
Me sujete el pelo y comencé a jalarlo con fuerza, sentí la sangre de los nudillos que comenzaba a secarse de los lados en los dedos y sentía como la  sangre se dirigía a la cabeza, en el cuero cabelludo, lo sentí mojado.
No me importó continúe sujetando mi cabello y a estirar éste, las uñas se me clavaron en la piel y las arrastre hacia bajo, arañando el cuero cabelludo, la mandíbula, mis mejillas y el mentón, sentía el espesor de mi barba en mis dedos al recorrer con mis uñas los laterales de mi rostro.
Cuando llegue al final decidí mirara mis uñas y mis dedos, estaban llenos de sangre, cabellos y piel.
Fui directo por la sábana meada y la corte de una parte que no estuviera sucia, la rompí con mis manos, manche un poco el trozo cortado. Lo enredé en mis nudillos y lo apreté con fuerza. Solo para parar el sangrado, el cuál no era mucho, pero no quiero ensuciar lo que toque.
Me frote la cara con las manos, me dí cuenta de que ya no traía las gafas y no sé dónde hayan caído o si me las quite o las lancé. Me dirigí a la cama, me senté y suspiré.
—Relajate, respira, tranquilo. —Me dije para mis adentros, me dirigí por una caja de chocolates y tome uno del suelo, tome uno y lo abrí, lo comí con desesperación, hice lo mismo con otro y con otro. Me termine la caja.
Los pantalones estaba sobre la cama, había olvidado que los dejé allí, me los puse y me quita la sábana que cubrir mis piernas. Me los coloque, era un poco apretado, más en el frente. Me los acomode y me decidí sentar en el suelo junto a la mesa que estaba volteada, me quedé allí durante una hora pensando, con las piernas encogidas hacia mi torso, y con las manos en los lados de la cara, pensando.
—Esto no debe de estar pasando, esto no es real. No está pasando, no es real. Es un sueño, solo es eso un sueño...

El último hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora