Tercera parte. Recuerdos.

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-No debe de estar pasando, es un sueño... -Decía esto como si fuera un mantra. No pensaba en otra cosa más que en ello, la inmensidad de la habitación me absorbía, me sentí inundado en un mar de preguntas sin respuestas. Aunque la habitación se halla con la luz encendida me sentía a oscuras, tenía la vista nublada y trastornada, clavada en mis piernas, solo tenía ese pensamiento.
-No puede estar pasando, es solo un sueño, solo un sueño. Solo un sueño...
Tenía las piernas encogidas hacia mi pecho, los brazos abrazando las rodillas y mi cara sumergida en ese pequeño hueco negro, la luz de la habitación entraba perfectamente entre los pocos orificios que había, más en los laterales, pero aun con eso sentía la habitación negra y solitaria, como si estuviera enterrado vivo. Un lugar frío, oscuro y seco, dónde aunque grites o trates de salir nadie te oira o prestará atención, me sentía atrapado. Tenía miedo, mucho miedo. Continúe en esa posición durante un buen rato, sin importar que el culo se me hay entumecido.
Estaba absorto en un parte negra, dónde los brazos y las piernas estaban juntos, sujetos, uno del otro, no moví la vista de allí. Mis pensamientos se desvanecían, por un momento deje de pensar en las palabras dichas anteriormente y comencé a respirar hondamente, solté el aire lentamente, sentí como este refrescaba mis brazos. Seguí así duran unos momentos, respira, suelta. Respira, suelta. Respira, suelta.
Un nuevo pensamiento llegó a mi cabeza.
-¿Si muero? Sería posible. No cabe duda de ello. -Tenia los ojos muy abiertos ante esa idea. Por primera vez la tenía en mente después de años de no pensar en ello.
-No creo que muera, tengo que salir de aquí y averiguar qué pasa. -Dije en voz alta, trate de convencerme de que saldría vivo de allí.
En ese momento de desesperación y de pensamientos de muerte, tuve recuerdos de hace años, de mis padre, amigos, amores y de gente que amaba y amé.
Lo primero en quienes pensé fueron mis padres. Un recuerdo azotó mi mente, era un recuerdo con mi padre.
-Recuerda mucha gente te querrá fuera del juego, hará lo posible por hacerte perder. Solo tú sabrás que estrategia usar para no darles placer y darles batalla. -Decia estas palabras mientras movía una pieza en el tablero de ajedrez, un alfil.
-Jaque. -Dijo.
Mi rey estaba en su línea de ataque segura no tenía a dónde moverme, pero solo tenía una opción por dónde moverme, y era el frente, pero esto significa perder la partida por completo sus demás piezas estaban listas para ese movimiento. Tenía otra opción sacrificar a una de mis últimas piezas, un caballo, ya que no tenía más, mi padre me había quitado todas las demás, solo me dejó con una torre, un peón, un caballo y mi rey.
Él, sin embargo, tenía las de ganar, con cuatro peones, dos alfiles, una torre, su rey y la reina.
Mire el tablero unos instantes y le dije.
-No puedo seguir.
-¿Por qué? ¿Te rindes? Si has estado dando buena batalla, ¿Por qué te retiras? -Dijo intrigado, él sabía perfectamente que no me retiraba fácilmente de un buen juego de ajedrez.
-Tú sabes perfectamente que me vas a ganar, tus demás piezas están muy bien colocadas, yo solo tengo cuatro y la más importante ya no tiene movimiento alguno posible. Estás haciendo trampa. -Dije y el soltó una carcajada.
-¿Trampa? ¿Yo hacer trampa?
Está será tu primer derrota, después de que me ganaste 2 veces seguidas ¿y dices que estoy haciendo trampa?
-Sí. -Dije muy seguro de mí.
- Lo que a mí no me gusta son las personas que no saben perder y se escudan culpando a otros. No seas, torpe y pierde como un hombre.
-Dijiste que habrá personas que me quieran fuera del juego y tengo que hacer lo posible por dar batalla, eso es lo que estoy haciendo. -Mi padre me miró adustamente y se echo a reír.
-¡Ja, ja, ja, ja, ja! No digas tonterías, te dije busca estrategias duran el juego, no que digas semejantes barbaridades. Date por vencido.
-Está bien, pero si me compras un helado. -Dije sujetando el rey para tirarlo.
-¿Algo más? -Dijo mi padre en tono burlón.
-No, es todo. -Le seguí el juego.
-Pues no te compraré un helado, más bien tú me debes de comprar uno a mí, ya que es la primera vez que te gano.
-Dejame pensar. Tal vez te compre uno. Pero si vamos al parque a caminar y ver a los pájaros. -Dije tirando al rey y sujetando las demás piezas con la mano izquierda.
-¡Hecho!, pero no me pidas dinero para que me compres el helado.
-Dijo esto mientras en cuanto se puedo de pie de la silla.
-¡Asi que chiste!, pues como pensabas que te iba a comprar el helado. -Dije en tono humorístico. En cuanto estaba levantándome de la silla, y tomando las piezas entre manos. Mi padre estaba en el umbral de la puerta sujeto al marco de la misma. Se giró y me dijo.
-Ya compra ese helado, te di dinero la semana pasada con eso es suficiente. Te he dicho que tu dinero debe durar una semana.
-Sí lo sé, un tengo dinero de la semana pasada y anterior. -Dije guardando el tablero y sus piezas en su caja. Me acerque a la puerta, mi padre había salido y yo lo seguí.
-Está bien, vamos a por ese helado.
Volví en sí, durante uno minutos, el recuerdo había pasado.
-Mi padre era un hombre muy inteligente y sabio, ¿Por qué gané esos dos juegos si el me enseñó? Bueno no es algo que importe mucho.
Me alegre al pensar en él. Sonreí.
-Recuerdo que mi madre me dijo una vez.
-No le hagas caso a tu padre él a veces no sabe que dice, está chiflado.
-Decía esto mientras lo miraba a través de la ventana de la cocina, ya que mi padre me había corrido de su lugar de trabajo y me había regañado por tirar los clavos que él me pidió hacer que se diera de martillazos en un dedo. A él le encantaba la carpintería y se dedicaba a crear obras de madera, juegos de mesa, casas para aves, perros o gatos, cercas o esculturas. El ajedrez que teníamos era fabricación suya, el me enseñó a jugar y era muy bueno. Mi madre preparaba la cena de ese día, estaba apunto de anochecer.
-¿Por qué dices eso madre? -Le dije mientras yo me sentaba en la silla de la mesa de la cocina y me tranquilizaba ante el regaño de mi padre.
-Tu padre siempre ha sido así, antes ser novios el era muy solitario en la escuela, no le gustaba seguir a ninguna persona y hacia las cosas por si mismo. Tenía problemas con los maestros, iba en mi clase, los contradecía y les decía que eso no era cierto, lo castigaban por ello, cuendo era trabajar en equipo el lo hacía solo, no le gustaba que alguien más estuviera allí y estropeara su trabajo, sacaba nueves. Por eso los profesores lo dejaban a solas. -Mi madre decía esto sin parar de ver a mi padre, cuando volteo y la mire a los ojos ví que estaban llenos de alegría por recordar eso, le brillaban mucho.
Me miró y dijo.
-Te pareces a él, no te gusta que te digan que hacer y haces lo que quieres.
-¿Cómo es que se tuvieron su primer cita? ¿Te ayudo en algo? -Dije sujetando la canasta de fruta y verdura que tenía.
-Claro, por favor. Corta dos pepinos, una papa, el calabacín, el chayote y trocea esa cebolla. Yo lavare lo demás. -Dijo y suspiro un momento.
Mi madre era una mujer muy linda, a comparación de mi padre, él era muy áspero con la gente y seco, pero siempre con buen humor ante todo.
-Un día tu padre se quedó en el salón porque lo habían castigado por contestar a un maestro. Le dijo que no sabía enseñar y era muy petulante. El profesor sin pensar lo castigó.
Yo estaba apunto de salir, pero me quedé a esperar a que todos se fueran.
Él me dijo.
-¿Qué quieres? ¿Quieres reírte de mí porque me castigaron? Todos son un montón de imbéciles. -Dijo desviando la mirada hacia la ventana.
-Le dije que no era por eso.
-No, no es por eso.
-Entonces, ¿Por qué?
-Me impresiona tu manera de ser y como le contestas a los profesores. Es muy valiente de tu parte. ¡Guau!
-Vete de aquí, no quiero que alguien me diga lo que ya sé. -Me dijo eso en un tono muy molesto.
Mi madre lavaba los vegetales restantes para guárdalos en el refrigerador.
Yo cortaba lo que me pidió para la comida, estaba muy atento a su historia.
-Le dije que grosero eres. ¿No has pensado en ser más cortes?
-Me importa un bledo ser cortés, solo soy sincero, al gente no le gusta que sean sinceros con ellos, les hiere en el alma saber que su realidad es una porquería diciendo que están bien así y castigando a los que osan perpetrar su jodido mundo.
-Me dijo eso y pensé que era un imbécil, pero eran otros tiempos las chicas nos sentimos atraídas por imbéciles. En fin.
-Almenos puedes ser más gentil al decir eso la verdad, tener tacto.
-Lo pensaré, mientras tanto déjame en paz y vete a tu vida sin sentido, primor.
-Se me hizo un total idiota, y se lo dije.
-Eres un idiota y ninguna mujer se fijaría en un hombre tan despreciable como tú, incluso siendo muy atractivo.
-Eso dices, primor, pero estarás rendida a mis pies. -Lo oí decir eso mientras salía del salón de clases enojada.
-Pensé que en realidad es un idiota y no valía la pena volver hablar con él.
La cara de mi madre reflejo una sonrisa de ironía, cuando me volteo a ver.
-Después de dos días, el se acercó a dónde estaba y me invitó a salir. Lo rechacé dos veces, pero el seguía insistiendo. Hasta que me pidió disculpas y me dijo que sentía el haberme hablado así. Vaya manera de jugar tenía le dije que sí lo perdonaba y acepte salir con él.
Fue el hombre más gentil y dulce que jamás ya conocido, hasta la fecha lo sigue siendo, ningún otro hombre era como tu padre de los anteriores con los que salí.Tu padre era diferente y lo supe el día en que me dijo que lo dejara en paz.
-¿Y aún lo amas?
Esa pregunta resonó por toda la cocina, produciendo eco en todas las cosas con las que chocaba. Fue un silencio largo y muy incómodo.
Mi madre suspiro y dijo al fin.
-Han pasado muchas cosas desde ese día, tu padre y yo nos separamos dos veces durante nuestro noviazgo y hemos perdurado durante el matrimonio. Es un hombre amoroso conmigo y contigo, aunque diga que no. Los tiempos cambian y no me ha demostrado ser diferente a cómo lo conocí en la escuela. -Sonreí al oír eso. Mi madre seguía mirando a mi padre y no paraba de verlo, le preparo un sándwich y se lo llevó a dónde estaba y antes de dárselo lo beso. Yo me quedé conmovido mirando por la ventana de la cocina y dije.
-¡Ay! El amor.
También me prepare un sándwich y me fui a mirar la televisión.
-Es lo más conmovedor que he recordado, irónico cuando estamos es momentos difíciles recordamos nuestros mejores momentos, tal vez nos ayuden a salir adelante. No lo sé.
Pensé mientras sonreí por esas escenas pero. La sonrisa se borró de inmediato, el culo me dolia por estar sentado en la misma posición durante todo ese momento. Decidí salir de mi zona de confort y me levanté. Mis huesos crujieron, sentí hormigueo en las piernas y nalgas.
La sangre se había secado de mis nudillos y la cara, la sentía pegajosa, me quite los trozos de tela que cubrían mis nudillos y mire que dejó de salir sangre, los volví a colocar.
Me dirigí a la cama, no puedo hacer otra cosa más las puertas están cerradas y las cosas están tiradas. No tengo más opciones que quedarme en cama a esperar que sucede.
Me dirigí hacia ella, las piernas me hormigueaban mucho y las nalgas igual cada paso que daba me hacía sentir más el hormigueo en ellas, es horrible.
Me siento, el hormigueo en las nalgas lo siento más fuerte, pero está mermando. Subo los pies lentamente para evitar más el hormigueo, me intento recostar del lado izquierdo mirando hacia la ventana que está arriba de la puerta, miró las estrellas y la luna, escucho grillos, miró el movimiento de las estrellas, es lento.
Sigo pensando y recordando en la cama.
Cierro los ojos unos minutos.
-¿Por qué sigues aquí?
-¿Cómo que por qué? Estoy esperando a alguien.
-¿A quién?
-Una chica.
-Vamos viejo, ella no está allí, no te va a esperar.
-Yo sé que me está esperando.
-Te diré algo ella no es como crees.
-¿Por qué lo dices?
-¿Por qué lo digo? No has notado que solo te habla para pedirte algo y cuando la invitas a salir te evita?
-No es cierto eso.
-Y el ciego soy yo, me doy cuenta aún con gafas y tú también debes de darte cuenta. Y eso que traes lentes con mejor aumento que los mismos.
-Ya déjame en paz.
- Siendote sincero, ella ya se fue con alguien más, se fue hace media hora la ví, por eso te lo digo.
-No te creo, tal vez siga allí dentro y me esté buscando.
-Bueno te espero a que veas por ti mismo. Además no quiero llegar a mi casa y eres el único amigo que tengo.
-Está bien, ¿Seguro que no tienes nada que hacer?
-No, mis padres trabajan y llegan tarde a casa. Puedo esperar.
-Bueno.

-Ya paso una hora y hemos estado aquí y salió la última persona. ¿Quieres más pruebas de que ella ya se fue?
-No, con esto me basta. Vámonos.
-Bien, el Sol me está dando duro.
No dije nada durante todo el camino, solo hasta que nos detuvimos en un puente que está cerca de la escuela.
-Has estado callado durante todo el viaje hasta acá, sé que no es justo que ella se aproveche así de ti. ¿Por qué lo permites?
-Cris, eres mi amigo durante todos los años de escuela. -Le dije a Cris, mientras subíamos el puente y nos quedamos parados en la barda.
Era un pequeño puente de madera, muy desgastado no pasaría mucho antes de que cayera, eso pensaba cuando era niño y mi padre me llevaba allí, ese condenado puente sigue en pie.
Cris: -¿Por qué dices eso? -Dijo en cuanto nos detuvimos.
-Es que... No por nada. -Titubie.
No dijumos nada durante un tiempo, solo miramos el lugar.
Respire hondo y decidí responder.
-No sé porque soy así, trato de gustarle, pero no consigo nada. Me causa problemas eso, sé que no soy muy atractivo para las mujeres y eso, pero ella me llama mucho la atención y me quiero probar a mi mismo que la puedo conquistar.
Cris: -No creo que debes de hacer eso es estúpido. Mírate eres un gran amigo y persona no debes de hacer que nadie te diga lo contrario, no mereces que ella sea así contigo no te tienes que probar nada.
-¿Ya dime qué te gustó? -Le dije de broma y sonreímos.
Cris: -Claro que me gustas, eres un hermoso hombre. Estás muy guapo. -Me siguió el juego y nos miramos.
-¿Qué? ¿Me vas a besar? Ya hazlo.
-le dije. Y nos echamos a reír.
Cris: -¡JA, JA, JA, JA!, Muero de ganas por hacerlo.
-¡Ja! Ni creas que vas a poder besarme. Soy muy difícil de que me beses. ¡JA, JA, JA! -Fueron unos jajajás muy jubiales.
Miramos los dos el páramo y nos quedamos callados.
-¿Ya sabes que harás de tu vida? -Le dije para romper el hielo.
Cris: -Tal vez sea militar o sirva a la nación, como mi padre. ¿Tú qué piensas hacer de tu vida?
-No lo sé, estoy indeciso, pienso que seguiré con el negocio de mi padre he aprendido mucho sobre carpintería. Pero me gustaría ser músico me fascina la música.
Cris: -¿Ya tienes algún instrumento?
-Estoy pensando en comprar una guitarra o un teclado. Para despegar como artista.
Cris: -Pues tendrás que invitarme a tu primer concierto.
-Claro que sí, serás la primer persona que vaya a uno de mis conciertos y la última que saldrá de todos ello.
Cris: -Eso espero, no me quiero perder ninguno.
-Ya es muy tarde, tenemos que irnos. -Mire el reloj que marcaba las 17:00 P. M. Comencé a caminar para bajar el puente. Caminamos durante 10 minutos, antes de separarnos.
Cris: -Bueno este es creo el final del día, te veré el lunes en la escuela.
-Sí, estaré allí antes de que te des cuenta porque siempre llegas tarde. -Estreche su mano y nos abrazamos muy fuerte.
Cris: -Sabes que me quedo dormido antes de ir a la escuela.
-¿Ya no te drogas verdad? -Le dije soltandonos del abrazo y las manos.
Cris: -Lo deje hace un año, ¿No lo recuerdas?
-Sí, estabas muy mal en esos tiempos.
Cris: -Y ahora estoy mucho mejor.
-Te dejo, mi madre se enojará si llego tarde a casa después de la cena, ya darán las 6.
Cris: -Sí, ¡Adiós, hermano! Cuídate mucho.
-Igual tú, cuídate, nos vemos.
Ese fue el último recuerdo que tengo de Cris antes de que me enterará de que habia muerto, se había suicidado, se había colgado con una soga en su cuarto antes del lunes.
Pensé que era broma, pero fue realidad, desde ese día comenzaron  las pesadillas con esas cosas.
Eso fue hace una semana, si es que aquí llevo dos días.
Después de ese recuerdo tan funesto me volví a quedar dormido.


El último hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora