La muerte por segunda vez

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Capitulo 8

La muerte. Es tan compleja. No sé lo que sea, pero la recordaba, porque la muerte había querido llevarme varias veces pero de una forma u otra nunca me dejaron irme. La primera vez que estuve de frente con la muerte fue a los 5 años, nadaba en la alberca de mi tío sobre la parte baja, mis padres estaban jugando póker mientras bebían, recuerdo que mi mama le lanzaba constantemente miradas de reproche a mi papa por estar bebiendo demasiado. Sin darme cuenta me pase a la parte más honda de la alberca y comencé a ahogarme, sentía una desesperación al no sentir el aire fluyendo por mis pulmones, solamente conseguía tragar agua y llego un momento en el que deje de intentar salir, no me quedaban fuerzas y sentí una paz y calidez inmensa pero duro muy poco porque mi padre me había sacado del agua y me practicaban primeros auxilios. El doctor había dicho que por unos minutos mi corazón se había parado, 2 minutos más exactamente y realmente era un verdadero milagro que siguiera con vida ya que por lo general en ese tiempo las personas ya no regresan. Esa noche mis padres tuvieron una discusión muy fuerte sobre quien de los dos debería haber estado cuidando de mí. Me escape de la muerte por primera vez.

La segunda vez fue aquella noche con Will en la que me propuso matrimonio, la chuleta de cerdo se había ido por otro lado que no debía daba mi sorpresa. La propuesta de Will obviamente me había tomado totalmente desprevenida. La chuleta se me atoro en la tráquea evitando que pasara el aire. No se sentía muy distinto a la alberca, sentías la misma desesperación por no poder respirar y el familiar sentimiento de desvanecerte para que luego viniera la paz y la calidez, solo que aquí algo me impedía respirar mientras que en el agua solo conseguía tomármela. Solo que la segunda vez con Will no llegue a esos extremos de sentir la muerte de cerca. Recuerdo la cara de preocupación de Will al ver que prácticamente me estaba muriendo, se paró lo más rápido que pudo para ayudarme. Me practico primeros auxilios y conseguí expulsar ese gran pedazo de chuleta de mi garganta, me sentí completamente cansada de un segundo a otro, me faltaba el aire. Will me cargo y se encargó de llevarme a mi habitación y depositarme en la cama.

-Lo siento, lo siento, lo siento- repetía una y otra vez mientras me cargaba. Cuando al fin estuve en mi cama cómoda y calientita, me acaricio la cara con ternura apartándome un mechón de mi fleco que necesitaba un corte.- ¿Te siente mejor princesa?

-Un... poco- le conteste entrecortadamente haciendo un uso de todas mis fuerzas para poder hablar y él lo debió de haber notado en mi cara porque agrego.

-Lo siento, no debí de habértelo preguntado mientras comías, pero esta tan nervioso y no sabía cómo hacerlo... además tu no dejabas de hablar y...

-Will ¿Por qué te quieres casar conmigo?- no entendía porque un hombre lo hará, a menos claro, que estuviera loco.

-Porque simplemente eres perfecta, princesa.

-¿Cómo puedes saberlo?- mis ojos escocían por las lágrimas escondidas que con todas mis fuerzas intentaba aguantar.

-Por tu mirada, en tus preciosos ojos grises puedo ver cuánto has sufrido por tu culpa de tu alcohólico padre pero aun puedo notar que eres inocente y bella y que no tendrías porque haber sufrido en manos de ese imbécil que se hace llamar "Papá". Pero te juro por mi vida que conmigo nunca más tendrías porque sufrir, porque llorar. Todos los días de tu vida a mi lado intentare sacarte una de tus hermosas sonrisas, si tú lloras, yo llorare contigo y si te veo feliz, sabré que estoy haciéndolo bien. Así que por favor Dulce, princesa ¿Aceptarías casarte conmigo?

¿Cómo podría alguien quererte si ni siquiera conocerte? No lo sabía, pero de lo que si estaba segura era de que nunca había creído en el amor a primera vista por lo antes mencionado. No tenía ningún sentido que un hombre como este me quisiera a su lado pudiendo tener a muchas mejores que yo. Yo no era perfecta, era una chica normal de 17 años cuya madre la había abandonado con el alcohólico de su padre y este, que me había vendido a este hombre sin ni siquiera saber cuál sería mi destino. Mi vida no era perfecta pero él me profesaba amor y cariño. No tendría por qué volver a sufrir de nada más. Simplemente tendría que dejarme llevar por esos momentos que seguro llegaran y añorare ¿Me arriesgaría a aceptar? ¡¿Cómo diablos iba a saberlo?! ¿Podría algún día llegar a quererlo o incluso amarlo?

-Sí, acepto

Will me dedico una sonrisa radiante, creo que las más sincera que jamás le haya visto. Nos casamos un 24 de octubre (a la semana de haber aceptado de hecho) Ese día recibí a varios maquillistas y un estilista. Will me había comprado un vestido precioso para la ocasión, era de un rosa pálido. Nos casaríamos por el civil y aunque no tenía la mayoría de edad y como Will ahora tenía por así decirlo mi patria potestad con su permiso lograría casarme. Llegue muy bien vestida al registro civil, Will estaba ahí, muy feliz. Me dio una rosa r El juez que nos casó dio unas cuantas palabras, nos dio los papeles de nuestra acta de matrimonio donde Will firmo primero puso su nombre y su firma, saco los aniños que eran de oro puro y me entrego el papel y la pluma y sin más, firme.

Sin saberlo había firmado mi propia sentencia de mi sufrimiento y tercera muerte...

Vendida (Justin bieber & ___)TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora