Capítulo 7

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Me senté en la mesa del desayuno, con la mandíbula y los puños apretados. Indiferentes mis padres desayunaban y conversaban. Ninguno había visto el correo, al parecer, por lo tanto se harían los indiferentes. Yo mismo les había dicho que no estudiaria fuera del país, mucho menos en Europa, pero claro, ellos hacen los que se le da la p*ta gana. No podía aguantar la gana de tirar mi desayuno a todas partes. Reían y hablaban de un viaja a Tokio, por navidad. Tome el vaso de jugo de frutilla y antes de dar un sorbo mi padre me dedico una mirada despectiva.

— Veo que amanecistes con el pie izquierdo. — dijo dando un sorbo a su café. Intente sonreír pero me salió más como una mueca, trataba de sofocar la rabia que se acumulaba en mi cuerpo, en cualquier momento explotaria.

— Buenos días — me sonrió mi madre y yo ni me inmute en mirarla. Ella también me tenía molesto, ahora se hacía la gran madre luego de que me abandonará, prácticamente todo el año y sólo volviese para navidad.

— ¿Porqué lo hiciste? — murmure entre dientes conteniendo el grito que parecía desgarra mi garganta en un desenfreno por liberarse.

— ¿Perdón? — dijo mi padre.

Me levante y tirando la servilleta en la mesa deslice la carta por la mesa hacia él. Su rostro no se torno en sorpresa y ahi confirme mis sospechas.

— ¿Qué es eso? — pregunto mi madre inocente. — Hijo... ¿Qué pasa? — me miro desconcertada.

— Confíe en ti... — le dije con frialdad a mi padre. Ahora había roto la confianza que sentía hacia él, nada nos unía, sólo nuestro lazo de sangre; luego el cariño, confianza y demás vínculos sentimentales se habían quedado en el pasado, como simples marionetas sin dueño.

— Lo hice por tu futuro — musito limpiandose los labios con su servilleta. — Sabia que te negarias, así que con el director de la universidad y el de tu escuela enviamos la solicitud a la mejor escuela de Alemania.... sabía que te aceptarían. No necesite mover ninguna influencia... simplemente fueron tus propios méritos.

No podía creerlo, habían creado un complot contra mi.

—Por lo visto... lo que quieres es que desaparezca de sus vidas... — no evite las palabras y les dije lo que pensaba. Tome mi mochila que la había dejado junto a mi silla y me dispuse a salir.

—Niall... — la voz de mi madre me obligó a detenerme, pero no fue lo suficiente para que optará quedarme. Afirme mi mano en el tiro de la mochila y continúe con mi paso hacia la puerta.

No quería irme, así de simple, no quería que el recuerdo de ____ desapareciera, temía volverme a enamorar y olvidarla. Temía dejarla en el pasado. Ahí el problema: No quiero olvidarla... no quiero.

Suspire al llegar a la universidad. Este no iba a ser un día normal, lo sabía. Inclusive el cielo parecía burlarse de mi, se había desatado una ligera lluvia humedeciendo todo el ambiente.

En clases estuve presente físicamente, pero mi mente parecía arremolinarse e ignorar a los profesores, cada segundo se venía a mi memoria una mirada o una sonrisa de ella, siempre algo relacionado a ella.

Todo sucedió en fracción de segundos, como en cámara lenta. Fui llamado a la dirección de la Universidad: el director me esperaba para darme "una gran noticia"

La secretaria me dejó pasar sin problemas. Detrás de las grandes puertas de madera una sala espaciosa con grandes estantes atestados de libros irrumpieron en mi campo de visión. El silencio reinaba en tan antigua decoración, la luz irrumpia sin problemas por dos grandes ventanales situados a mi izquierda. Detrás de un escritorio abarrotado de papeles se levanta en director. Un hombre de edad: con la cabeza blanca y ojos tan grandes como dos cuencas grisaceas, estatura mediana y sonrisa contagiosa. Lastima que hoy el día pareciera estar confundido, a mi entrada el cielo que se veía por la ventana se nublo y desató una torrencial lluvia.

—Oh! Cuando creí que el día comenzaba a mejorar, sucede esto.— una sonrisa cansada enmarcó todas las arrugas de su rostro.

— Claro...

—Señor Horan. Sientese — me invito a tomar asiento frente a él.

El resto es historia. Un sólo discurso igual al de mi padre al que simplemente me dediqué a asentir. No me quedaba otra. ¿Aceptaría? Era la única opción, si no me tendría que atener a las consecuencias.

Danger [1era y 2da TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora