Capítulo 5

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— La verdad, no sabía de tristezas. — baje la mirada y suspire pesadamente. Me dolía el pecho tan sólo pensar en que ella ya no está y no la volveré a ver. A pesar de las mil mentiras que quedaron al descubierto luego de su partida, aún seguía ese sentimiento de amor por ella.

Desde el último piso del edificio se veia el sol que se ponía en el horizonte, ocultando sus rayos detrás de gigantes de concreto y metal.

— Entonces..., ¿me dices que ella te enseño la realidad? — la voz del doctor rompió el lamento silencioso que estaba sufriendo. Debería de superarla, ella no fue más que una simple chica... pero lamentablemente fue la primera que me enseñó lo que era el amor.

— Ella me enseño a amar...

....

La luz de la entrada principal estaba encendida y la fuente de agua no dejaba de crear figuras al salir despedida en grandes chorros hacia el cielo.

Estacione el auto en la entrada y apague el motor, me deshice del cinturón de seguridad tome mi celular y me baje tan lentamente que contaba cada uno de mis movimientos. Eran las siete de la noche y tenía un hambre atroz. Luego de la cita con el doctor Vrangikan había despertado nuevos pensamientos y conceptos con respecto a mi entorno: como el amor y apoyo incondicional de mis padres, el cariño de Olga y etc, etc. 

Metí mis manos a los bolsillo de mis vaqueros, con eso revolviendome en la cabeza, entre en la casa. Habían ciertos murmullos que parecían provenir de la habitación de mis padres y el resonar de los tacones de mi madre, en un va y ven de impaciencia. Sin más preámbulos me dirigí a la cocina y en el camino tome una manzana roja del frutero del centro de la isla de mármol negro.

A un primer mordisco me di cuenta que estaba podrida y me tocó devolverlo todo en el lavado. El sabor a podrido se quedó en mi boca, observe la manzana y me di cuanta como las apariencias engañan. Se veía hermosa y perfecta por fuera, mientras que por dentro estaba deshecha, podrida.

Salí de la cocina aún sin poder pasar ese mal sabor de boca y a punto de subir las escaleras la puerta corredisa de la oficina de mi padre, que daba al frente de la sala principal, se abrió de par en par y de esta salió mi madre con un vestido de gala negro y el cabello bien arreglado.

— Uy! Parece que alguien tiene una cena hoy... — sonreí animadamente a lo que mi madre respondió con un mal gesto.

— ¿Alguien?... ¿Parece? — su ceño estaba fruncido y sus labios formaban una línea muy fina. Me había olvidado de algo y parecía ser importante, no por nada ella utilizaría sus perlas.

— Ahh!!...? — no pude ocultar mi ignorancia de la situación. El clima se tenso y se rompió aquella pared de cristal colgante de un péndulo, que lo único que hacía era apartarnos de lo que realmente era verdad. Como el casi quiebre de las empresas Horan, con la caída de las acciones.

— Un día de estos tu indiferencia me matara... — su seriedad causó que el estómago se me revolviera. Con ella jamás había mantenido una conversación que durase más de veinte minutos, así que con nerviosismo me rasque la nuca y trate de lucir preocupado. No me importa, realmente no me importa que e olvidado, que es lo que piensa o lo que sea. Trataría de ser lo más educado y no contestarle de manera irónica. La irónia es parte de la falsedad de mi felicidad ¿Porqué? Por que si y punto.

— Lo lamento.... — musito entre dientes. Aún que lo dije en voz alta, más bien fue una disculpa para mi mismo. Por dejarme llevar por mis impulsos había ido en contra de mi salud y bienestar. Con ese reconocimiento de mis horrores e decidido continuar con mi vida, tomando mi pasado como una experiencia, que por ningún motivo volvería a repetir. Mejor si se entierra en él recuerdo y desaparece de mi conciencia.

Danger [1era y 2da TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora