Como lo hiciste tú

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Aquel asunto, tratado brevemente entre él y su ex esposa, sumado a las reacciones de Hawks cada vez que intentaba hablarle seriamente, seguía haciendo mella en sus pensamientos. Probablemente Rei le diría eso sólo para que terminara el trámite de divorcio sin remordimientos de por medio ¿o no?

Reflexionó en ello largamente una de tantas noches que el sueño se negaba a acogerlo en brazos y darle descanso. Exhaló pesadamente y abandonó el futón para ir por un vaso con agua y tratar de despejar la mente de todas esas incógnitas. No podía aceptar que las palabras de Rei tenían tanto peso como verdad en ellas; había cambiado, sí. Pero ¿al punto de que su forma de ver al menor fuera distinta, más allá de su trato como compañeros de trabajo? Sí, sin duda. Pero darle un nombre a lo que sentía le parecía una jugada peligrosa, algo inapropiado considerando la situación en la que Hawks se encontraba, incluso egoista a juicio del mayor.

Y sin embargo, no quiso dejar esa duda al aire. Después de todo eran adultos y había el nivel de confianza suficiente para hablar de asuntos así. Se propuso a si mismo esperar un momento propicio para hablar con el rubio de aquello, aunque en realidad lo que deseaba esa noche era poder conciliar el sueño.

Después de pasar por la cocina y beber el agua que había ido a buscar, le vio al andar por uno de los pasillos. Estaba sentado sobre los escalones de madera que daban al jardín posterior, con la bata de dormir. Le extrañó verle despierto a deshoras y por ello decidió acercarse.

- ¿ Estás bien? - preguntó luego de unos segundos de observarle en silencio.

Hawks tuvo un ligero sobresalto, al no disponer de sus plumas como vigilancia constante no vio llegar al mayor, ensimismado en sus pensamientos. Le sonrió con suavidad y volvió la vista al cielo, causándole al pelirrojo una ligera opresión en el pecho.

- El cielo se ve... muy bonito desde aquí, Endeavor-san. - dijo, a media voz. Enji suspiró y fue a tomar asiento a su lado.

- No soy alguien que mire mucho al cielo, Hawks. - confesó antes de guiar la mirada a donde el rubio la tenia puesta. - Pero debo darte razón. - añadió con la misma calma que el menor, quien rió brevemente.

- Claro que no. Eres el tipo de persona que mantiene sus pies en la tierra. -

- ... Hawks. - dijo el otro, siendo interrumpido por el menor.

- Hazme un favor, ¿quieres? Sé que tus intenciones son buenas, pero no creo que sentir lástima por mí sea de mucha ayuda. -

- Nunca he hecho algo como eso.- respondió Enji, extrañado. Hawks respiró hondo y negó, recapacitando en sus propias palabras.

- Ah... No me hagas caso. Ya pasará, después estaré bien y volveré a mi Agencia a trabajar. Tampoco es tan malo estar ante un escritorio haciendo papeleos mientras mis empleados hacen lo suyo. Como los policías.

A Enji le pareció que sus palabras no sonaban del todo convincentes; aunque si era honesto, tampoco tenía algo que decir que pudiera confortarle. En lugar de eso, extendió uno de sus brazos y armándose de determinación rodeó con el al joven halcón, quien se quedó estático. De todo lo que un hombre tan estoico como Endeavor pudiera hacer, un abrazo suyo era lo que menos esperaba recibir. Le costó mucho mantener la calma, por mucho que su interior buscaba una vía de desahogo y trató de tomárselo a chiste.

- ¿Ese es mi regalo de despedida? Si es así ¿puedo pedir otro? - dijo con la voz un poco cortada.

- No digas tonterías, Hawks. ¿cómo que despedida?

- Es obvio. Perdí mis alas y con ellas mi quirk. Ya no te sirvo como compañero. - dijo, con la franqueza que le caracteriza.

- Hawks.

- Digo, ¡podría ser como 007! O uno de esos detectives de las series de la TV, con sus vehículos armados y todo! ¿Crees que exista un Optimus Prime?

Endeavor no supo como frenar toda esa palabrería, algo no estaba bien y lo podía sentir en la forma atropellada de hablar del menor y en la humedad acumulandose en esas gruesas pestañas. Sólo atinó a cerrar firmemente el brazo en torno a Hawks, quien terminó por reírse un poco de sí mismo.

- Necesitas un compañero más útil, Endeavor-san. Yo ya no podré ir tras de ti, no así.

- ...Nunca te pedí eso. Cierra la boca. - dijo, sin intención de liberarle. Hawks se encogió un poco envuelto en ese fuerte brazo a su alrededor.

- ¿Estás tratando de evitar que me vaya? Porque no va a funcionar. - dijo, intentando sonar tan jovial como siempre. - Pero si sigues abrazándome así, podría pensarlo.

- No aceptaré otro compañero. Porque tú lo eres. - sentenció con firmeza.

Hawks alzó la vista con intriga.

- Pero... Ya no tengo alas, Endeavor-san... Ya no podré estar a tu lado en el trabajo.

- No estoy hablando solo del trabajo. - dijo, encarandole. El menor alzó las cejas de pura sorpresa e incredulidad.

- E... ¿Endeavor-san...?

Enji pasó saliva discretamente. Ya había empezado a hablar, dejando que fuera el sentir quien le guiara, confiando en que el menor captara la sinceridad de sus palabras; que viera que lo que buscaba en el no era simplemente un compañero de batalla.

Que comprendiera y aceptara que formaba ya parte importante de su vida y que no estaba dispuesto a perderlo. Y para reafirmar su dicho, le encaró de frente, para hablarle así, en privacidad.

- No me llames Endeavor. Aquí y ahora, soy Enji Todoroki. - aseveró al llevar su mano a tocar con una inusual delicadeza el rostro del menor que aún tenía huellas sutiles de las quemaduras recibidas.

- ¿ Estás seguro? Los nombres tienen peso, significado. Podrían ser usados para hacer daño O un... un bien mayor... - no pudo contener el suspiro a causa de esa caricia. A su mente llegó el instante en el que vio por primera vez a aquel héroe, cómo un simple apodo le había motivado a ser quien era. Ahora que sabía su nombre, que le tenía cerca tal vez y solo tal vez recuperaría un poco de lo que podía ser.

- Si te confío mi nombre sería peligroso... Podrías llevarme a las estrellas con solo decirlo y eso sería cruel ahora que estoy atado a la tierra - susurró, tomando el atrevimiento de llevar las manos a los hombros del mayor. - Aunque sentirse en el cielo sin alas no es una mala idea... Keigo... - agregó, mirándole con intensidad, esa que solo puede tener alguien con el alma desnuda ante el objeto de su afecto. - Ahora dilo, devuelveme mis alas por un instante Enji... mi nombre es Takami Keigo.-

Al escuchar su nombre por primera vez, lo atesoró como la cosa mas valiosa que haya recibido jamás; a fin de corresponder a una confesión de esa talla, decidió poner de su parte y atender su petición.

- No te daré solo un instante, Keigo... te daré todos mis instantes. Estoy aquí, para ti. Tu antes fuiste mis alas, ahora yo seré tu impulso y tu soporte. Cuidaré de ti, como lo has hecho por mi.-

Como lo hiciste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora