1

452 19 2
                                    

Escucho el timbre desde la planta de abajo así que me pongo las pantunflas mientras pongo el separador en el libro que estaba leyendo: "Sherlock Holmes", realmente amo a Doyle por haber escrito esos relatos, cada vez que los leo me intrigan igual que la primera vez que los leí. Abro la puerta de mi dormitorio y esta rechina, debo recordar ponerle aceite. Camino por el pasillo frotandome los brazos pues de la nada se siente el ambiente más frío y mi delgada y suelta blusa de gasa no ayuda mucho. Bajo las escaleras rápidamente y doy mi salto acostumbrado desde el segundo escalón, corro hacia la puerta y abro. No hay nadie, lo único que veo es al perro de la vecina orinando sus rosales así que cierro la puerta de un golpe. Camino hacia las escaleras dispuesta a seguir con la lectura de mi apreciado Holmes, pero escucho un ruido desde el jardín y después rápidos golpes en la puerta de atrás, así que voy a ella, fastidiada por no poder ir y encargarme de ese libro. Paso a la cocina y veo una caja de galletas Oreo sobre la mesa, nota mental: comer galletas con helado después de atender al fastidioso que toca la puerta. Si, las galletas Oreo con helado son adictivas para mi. Abro la puerta y...

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora