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La lluvia se había intensificado gradualmente, y ya hacía más de veinte minutos que las gotas caían con fuerza. Rin se encontraba sentado en el borde de la cama moviendo una de las piernas por el nerviosismo. Yukio tenía ya hora y media que había salido. Sabía que su hermano era fuerte y que no le podía pasar nada. Pero y si...?

—Al carajo! Lo iré a buscar!— se apresuró hacia la puerta tomando la chaqueta que colgaba al lado, la abrió y un olada de viento gélido entró fugazmente.

—Yukio?— la cara de Rin mostró sincera sorpresa al encontrarse de frente a su hermano. ¿Cuanto tiempo habrá estado ahí? ¿Acababa de llegar?
Yukio tenía la mirada al suelo, inmóvil, empapado de agua. En los segundos de silencio que siguieron solo se escuchó el murmullo de las gotas cayendo, y el eco de un trueno a lo lejos.

—¡¿Qué haces ahí?! Entra!—
Rin se apuró por tomarle la mano y llevarlo hacia dentro.El estruendo de la puerta cerrándose hizo eco en toda la habitación

— ¿Por qué te desapareciste con ese temporal? ¡¿Estas loco?!— sin pensarlo dos veces comenzó a rebuscar en el baño una toalla para su hermano.
—Estaba por ir a buscarte— su voz se oía desde el baño, hasta que con pasos veloces se situó de nuevo delante de su gemelo y posó la toalla encima de su cabeza.
—Ósea, en que estabas pensando?—
De nuevo no obtuvo ninguna respuesta. Yukio continuaba con los ojos perdidos en algún punto. en sus gafas, decenas de gotas se exhibían inmóviles mientras otras caían indolentes en el piso de madera.

—Oye...estás bien?—
Los ojos del castaño se movieron hacia Rin, parecía que al fin había salido de su trance. Con pereza se empezó a quitar el impermeable y a tirarlo en el suelo, lo cual era algo raro viniendo de él.

—Eh, si...estoy bien— su voz era grave, casi un susurro. Con la toalla empezó a secarse el rostro y las manos con pesadez. Miró de nuevo a Rin, dio unos pasos lentos hacia él y lo envolvió en un abrazo inesperado.

—Nii-san, me quieres?— su cabeza estaba apoyada en el hombro del otro susurrando al oído —porque yo te deseo muchísimo—

—...claro que te quiero Yukio. Eres mi hermano — respondió, sin haber entendido bien la segunda parte. La percepción de Rin encontraba toda la situación muy rara, no podía encarar a Yukio porque este se escondía en sus hombros.
—Seguro que estás bien?— pregunto dudoso. Mientras tanto la lluvia afuera continuaba cayendo.
El más alto exhaló por la boca en su cuello. El aire tibio le causó escalofríos.

—Nunca he estado mejor— respondió.
El agarre de Yukio se hizo más fuerte, y con su lengua, empezó a recorrer parte del cuello expuesto de Rin, este se tensó

—O-oye..!—
Ahora lo recorría con besos, lentos y profundos mientras sus manos descendían hacia su trasero. —Que haces!?— Rin reaccionó con algo de firmeza, logrando despegársele un poco, pero esta vez el castaño lo empujó contra la pared más próxima.
Yukio hacía presión en el cuerpo del otro para inmovilizarlo mientras una de sus manos se aventuraba por debajo del suéter.

En ese paseo de algunas horas en el medio del bosque Yukio había entendido dos cosas. Primero: que debía aceptar el hecho de que tenía un lobo que habitaba en su interior y acogerlo como parte de si mismo. Segundo...de vez en cuando, había que sacarlo a pasear.

...y un lobo que estuvo encerrado por años, rayos que debía estar hambriento.

—Yukio n-no!— el mencionado ejercía presión con la rodilla en su entrepierna, la fricción le quitó resistencia por unos segundos.
—¡Detente!— Rin al fin cobro fuerza para apartarlo de golpe. Por primera vez desde que entró pudo ver la cara de Yukio, era totalmente inexpresiva y sus ojos lo consideraban impersonalmente a través del vidrio de las gafas.

Deseos Oscuros (Yukio x Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora