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Adonis Beckett
De nuevo Michael llevaba mi mano bajo la suya en la palanca del auto. Mientras que yo iba mirando por la ventana, ya le había dicho donde trabajaba, eso es mucho para un primer día de este juego, darle ilusiones, luego mostrar mi lado oscuro.

--Gracias por traerme -dije, quitando mi mano de la palanca, pero volvió a juntar nuestras manos dándome un jalón, para unir nuestros labios.

--¿No quieres que te pase a buscar, en serio? -me miró con una sonrisa.

--Ya te dije que me iré con mi mejor amiga, y no vas a saber dónde vivo tan fácilmente Flores -le di dos palmadas a su mejilla y salí del auto- Nos vemos -cerré la puerta a mis espaldas y caminé directo a aquel café-librería.

Al entrar pasé entre las mesas y del mostrador, pude notar las miradas interrogativas de cada uno de los chicos, y con los chicos me refería a Jennie, Carlos, Grace, Víctor y Julio.

--¿Qué? ¿Les debo algo? Creo que no -los miré con indiferencia, pase a la sala de descanso, abrí mi pequeño casillero y saqué el delantal negro de esté, metí mi mochila en él, para luego cerrarlo y ponerme el delantal. Al voltearme Jennie estaba mirándome con una mala cara, que me decía problemas.

Suspiré y Jennie se interpuso en la puerta.

--Sabes que te diré -me habló con su rostro serio, ya me imaginaba lo que se acercaba.

--Jennie, no es lo que piensas -dije en un suspiro, acercándome, pero Jennie se cruzó de brazos y me miró aún más seria.

--¿En serio? Pues creo que te vi bajar del auto de Michael Flores, uno de los bastardos que viven molestándote todo el tiempo, uno de los que te han hecho la vida imposible ¿En serio no es lo que parece? -me dio una mirada con indiferencia.

--Pues tal vez si es lo que parece, pero no por completo -me rasque la nuca con nervios- Realmente no es eso, ni yo entiendo, Michael dijo que le atraigo.

--¿Y tú le creíste? ¿En serio Adonis? Es Michael, Michael Flores, te ha hecho la vida cuadritos por más de 2 años junto a Blake y los demás, ¿Le creíste, en serio? -todo lo que dijo tenía un tono que me molesto, yo estuve horas con él y dudo que fuese fingido o algo, se notó muy en serio, pero eso no cambiaba el hecho de que Jennie tuviese razón- Eres el ser más inteligente que conozco, y de todo el instituto, ¿Te he conocido ratitos? Pues cuando eras lo que eras, pero nunca te he visto con ratitos de la escuela, y menos con uno de ellos, o sea mi Adonis Beckett no ha tenido pareja por ser difícil y por regla no caer en ratitos, pero tu caes ¿en Michael? ¿En serio? No te imaginé tan estúpido.

--Oye, Oye, tranquila fiera -abracé a Jennie, aunque ella no correspondió- Hablamos luego sobre eso ¿Sí? Debemos ir a trabajar.

Con un puchero asintió y salimos nuevamente a la parte del mostrador, donde Jennie se quedó en la caja registradora. Tomé una pequeña libreta y un bolígrafo, para luego dirigirme a las mesas, sentía la mirada de los demás clavadas en mi nuca, ¿Tan raro es verme con Michael Flores? A quien engaño, es lo más raro del mundo, él y yo somos como el agua y el aceite, él está en la cima de la jerarquía, mientras yo a malas puedo decir estar en la última.

Suspiré con pesadez y seguí en lo era mi trabajo; atender a personas con una sonrisa no sé porque siempre me llamó la atención, siempre lo vi como un buen primer trabajo, pudiste tener un mal día, pero que te atiendan con una sonrisa y amabilidad, es bueno ¿no?

--Buenas, bienvenido, ¿Está listo para ordenar? -sonreí con dulzura, se me es muy fácil sonreír aquí, pues es lo que quiero hacer.

--Ah sí, buenas, gracias, si, ya estoy listo para ordenar -ese chico sonrió con la misma amabilidad, volvió su mirada al menú y la devolvió a mi- ¿Me podrás dar un latte helado de moccha y unos pastelitos de canela? Por favor -sonreí asintiendo y anotando lo que me había pedido, me devolvió la sonrisa con amabilidad, así da más gusto trabajar en lugares como estos, se vive una buena vibra.

M. FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora