23
Christie estuvo con la mente en blanco, Ema nunca desaparecía sin decírselo y ahora lo había hecho. Tocó muchas veces la puerta de su apartamento y no abrió, tampoco obtuvo noticias cuando llamó a su casa en Deixegrave. Suponía que debía ocuparse de la suplencia en la escuela como le había pedido Rosa.
Al notar su falta no podría cubrir a Ema por el momento, tenía una salida que a la que tampoco fue porque al terminar la jornada, supo que algo no andaba bien. A pesar de que volvió a llamar a la casa de su padre, el ama de llaves le respondió. Ema no se encontraba en casa, tampoco contestó el teléfono de su apartamento en todo ese tiempo. Maldijo internamente y luego, recibió una llamada del ama de llaves que le pidió que le informara sobre su paradero si lograba comunicarse con ella y eso le preocupó aún más.
Christie le inculcó la ardua labor de ensayar ocho horas al día y era un hecho que le había quedado de maravilla que Ema no diera su brazo a torcer. En todos esos años, sabía muy bien que Ema simplemente no atrapó un violín y lo tocó a la primera, no fue el caso, le costó mucho esfuerzo ponerse al nivel esperado. Tenía el toque, pero también al igual que muchos, si quería entrar a un conservatorio sumamente reconocido, era un hecho que debía hacerle ensayar como le fuera posible para sobrepasar las expectativas.
Recordó aquella vez, hace diez años cuando consiguió que Ema se presentara en varias ciudades en su compañía. Sería un medio para que ella obtuviera más acceso a la filarmónica y a las presentaciones en el Carnegie de las ciudades. Hizo lo posible para conseguir una licencia para Ema y cuando la obtuvo, ella y el señor Atwood hicieron el resto.
Empezaron con una pequeña gira y tocaron a Redgrave. En esa ocasión, ella pidió que Ema la acompañara a la fiesta de la confraternidad que le había sugerido un colega. No sabía si sentirse culpable por haber conducido a Ema a una "desgracia" como se lo dijo en ese entonces. Conocía al padre de Ema lo suficiente para saber que no le haría gracia y que quizás, no podría volver a ser como antes.
Todo cambió en esos meses allá, todo se vino abajo, todo dejó de ser claro para ambas. pero culpar a Ema no estaba bien, menos ella que no tenía por qué estar reprochándole adicional a lo que su progenitor hacía. No era posible dejarle con la carga como si tener un hijo fuese un error, ella misma notó lo feliz que estaba los últimos meses de ese embarazo. No era un problema le dijo.
En un momento crítico, Ema dejó de ser la misma. Cuando ingresó en el primer semestre del conservatorio, Christie la dejó estar lejos y no forzaba una conversación. Ema siempre le decía que se encontraba ocupada, que apenas podía dormir y que los estudios la dejaban hecha agotada.
Supuso que era una justificación razonable.
Como maestra tuvo un contrato en otra escuela, cerca de Los Ángeles. Tomar un avión de regreso a la gran manzana sería su perdición. No ganaba mucho dinero para darse los lujos. Así que, sin esfuerzo se marchó por unas semanas a Deixegrave para preparar una presentación en aquella ciudad. Estaba agradecida que le pagaran el boleto de avión.
Trató de llamar a Ema para preguntarle si tenía todo bajo control, pero el buzón de voz le respondió en su lugar. Era un hecho que el violín no tenía teléfono y creyó que Ema simplemente se había enfrascado en el asunto de abandonar por completo cualquier tipo de distracción.
Aun recordaba cuando el señor Atwood tuvo que dejar a Ema en el conservatorio bajo la tutela de Christie como siempre lo hacía cuando se marchaba de viaje por negocios. Luego de media reprimenda y dimes y diretes, llegaron a un acuerdo. Era un padre ausente, solo regresaba y hacia que otros hagan su trabajo de cuidar a su hija. Había tenido momentos de enojo por eso, ni siquiera su mismo padre había sido así con ella, no pudo verse reflejada en Ema, pero sin duda entendía que debía ser horrible no tener nada más que a otros velando porque estuvieras haciendo lo que el mayor había dejado indicado. Controlado más bien.
ESTÁS LEYENDO
✔️POWERLESS
RomanceVergil ¿Recuerdas lo que papá decía de las princesas? ¡Eh! Siempre buscan a su príncipe y tú no eres uno, hermano. ✓Vergil es un compositor y escritor que desea publicar su primer tomo de poesía con la editorial que heredó de su padre, mientras que...