Prologo

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Hola esta es mi primera novela... ya la publique en otro foro pero me gustaria tambien compartirla con ustedes, deseo con todo mi corazon que les guste....

DULCE DESAFIO...

SINOPSIS.

Caitlyn Staverley había crecido en el seno de una familia, que desde que nació, le había consentido en todo, era una chica rebelde, voluntariosa, que no media sus actos en el afán de lograr salirse siempre con la suya, a punto estuvo de robarle el novio a su hermana, y lo habría conseguido de no ser por que cuando Robert regreso de una largo viaje, con el venía, Demian Lemacks Conde de St. Albans, el hombre que cambiaría su vida tal como la conocía.

Nada más verla, Demian se quedo atrapado por la belleza de Caitlyn y poco a poco se fue dando cuenta de su carácter rebelde y desafiante, y como a él los retos le gustaban demasiado, se propuso domar a la fierecilla y anotarse otro punto más a su larga lista de conquistas...Lo que nunca imagino el Conde, era que Caitlyn además de hermosa, tenía carácter y no se dejaría dominar tan fácilmente, así que mientras Caitlyn trazaba un plan para casarse con Robert el prometido de su hermana, cayó en la trampa de Demian, pero este a su vez también fue preso de su misma telaraña, enamorándose locamente de Caitlyn...

PROLOGO.

La finca de los Staverley cuenta con un extenso territorio, y al llegar al camino principal se aprecia la casa de tres pisos, enorme pintada en color amarillo mostaza, el sendero a la casa es sencillo solo recubierto de verde pasto y arboles, tiene dos amplias escaleras que se unen en el descanso para acceder a la entrada principal de la casa, lo que da un toque elegante. Unos metros detrás se encuentran las amplias cuadras, llenas de magníficos animales. De lado derecho hay un gran jardín, y un pequeño laberinto donde, al llegar al centro está un invernadero con flores exóticas, de lado izquierdo se extiende el campo raso que pronto nos muestra una gran extensión de tierras cultivadas. La propiedad es enorme pero aun así se escuchan los gritos de parto de la Sra. Staverley.

Dentro de la casa en una de las habitaciones del segundo piso esta la mujer dando a luz, es su tercer embarazo, el primero lo había tenido hacía 7 años cuando dio a luz a Andrew, y la segunda niña, Elizabeth la tuvo 5 años después ambos habían sido demasiado fácil, pero en esta ocasión el parto se le estaba complicando un poco, el Dr. Se encontraba preocupado pues la mujer por más que estaba pujando no terminaba de parir. Después de unas horas angustiosas finalmente nació una hermosa niña, esta bebe lloraba con fuerza, con ímpetu y ganas de vivir.

En la biblioteca el Sr. Staverly esperaba angustiado el alumbramiento de su esposa, llevaba horas consumido por la desesperación, y aun no tenía noticias, de pronto escucho el toque de unos nudillos en la puerta...

-Adelante - dijo sin dejar de pasearse por la gran habitación y dejando ver su angustioso estado.

-Sr. Vengo a anunciarle que la Sra. Ya se encuentra fuera de peligro y que... - el hombre se quedo a mitad de la frase, pues el Sr. Staverley, sin el más mínimo decoro salió corriendo de la habitación, dejando solo al hombre que lo acompañaba para dirigirse al cuarto donde su esposa estaba siendo atendida.

El Dr. Salió de la habitación para informarle al angustiado padre que ya podía pasar, una vez dentro se llevo una grata sorpresa al descubrir que su amada esposa había dado a luz a una hermosa niña.

-Oh! Elizabeth es maravilloso... - con llanto contenido se acerco a la cama y tomo las manos de su mujer le dio un beso y esta al comprobar que todo iba bien cerró los ojos cansada después de tantas horas de duro trabajo.

Joseph Staverley estaba encantado con el nacimiento de la pequeña, la tomo en brazos y miro que dormía tranquilamente, le llamo la atención el cabello de la recién nacida, era entre castaño y cobrizo, quizá un poco rojo también, además el color de su piel no era el habitual transparente que caracteriza a los ingleses, era más un tono cremoso, deliciosamente cremoso, se podrá decir.

Después de unos días se dieron cuenta que la pequeña Caitlyn, como decidieron llamarla, era muy inquieta y llorona, por lo general siempre estaba despierta hasta muy entrada la noche y le encantaba estar en brazos. Caitlyn se había criado bajo el cuidado de la Sra. Olsen, su nana, que al parecer era la única que lograba mantenerla a raya.

La niña se había acostumbrado a las continuas visitas de su tía Victoria Kent, la hermana de Elizabeth, la mujer era viuda y muy hermosa tenía el cabello negro y la color de piel levemente bronceado igual que la pequeña, no había tenido hijos pero quería a sus sobrinos como si lo fueran sobre todo a Caitlyn, Lord Kent había fallecido a tan solo 2 años después del matrimonio y victoria jamás había vuelto a casarse, solía decir que un marido a quien había amado y había sido el amor de su vida le bastaban, ponía de pretexto que no encontraría a otro que le permitiera hacer y sobre todo deshacer y ella jamás, nunca iba a permitir que ningún hombre la subyugase, y en esa sociedad no había ninguno que no intentara imponerse a una mujer, bueno había uno, su cuñado... y dudaba que hubiera otra iguala a él y a su difunto esposo.

El tiempo paso y los chicos crecieron, Andrew era todo un caballerito, tenía el porte elegante de sus padre y físicamente era su copia fiel, rubio de ojos verdes y muy alto, Lizzy era educada, tenía muy buenos modales y también había heredado el cabello rubio y los ojos verdes del Sr. Staverley sabia como guardar su lugar, además de que era un poco seria, los dos hijos más grandes de los Staverley se parecían pero Caitlyn era otra cosa...Kate también era educada e inteligente y no se podía negar que pese a muchos esfuerzos de la institutriz había adquirido excelentes modales, pero no sabía quedarse con la boca cerrada, todo lo cuestionaba, era inquieta, voluble, presuntuosa y se aburría con demasiada facilidad, la chica con tan solo 10 años se estaba convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza, sobre todo para su madre.

A Andrew, el hermano de las niñas, Elizabeth le provocaba gran ternura, era muy delicada y con sus buenos modales no se atrevía a hacer muchas de las cosas que a él y a Kate les parecían divertidas, era todo lo contrario de su pequeña demonio, que era atrevida, intrépida e ingeniosa, parecía más un muchachito. Su madre había hecho que esta diferencia entre las pequeñas se acentuara aun más, se había encargado de que la chica pareciera más frágil, así que mientras Kate y Andrew crecieron divirtiéndose, montando y jugando, Lizzy se quedo relegada en casa. La relación entre Kate y Andy como ella lo llamaba, era muy estrecha, Andrew a pesar de la diferencia de edades se divertía mucho con las ocurrencias de su hermana y secretamente la pequeña diablillo como él la llamaba en ocasiones, era su preferida, las quería a ambas pero Kate era como el sol, y siempre estaba llena de energía y con una sonrisa en el rostro, era su mejor amiga.

Las dos chicas también eran buenas amigas además de ser hermanas, Lizzy era un poco la conciencia de Kate, aun cuando esta ultima siempre terminaba haciendo lo que se le venía en gana, así fue como Lizzy desde pequeña nunca supo imponerse a las decisiones de su hermana pequeña.

Todos en la finca adoraban a los pequeños Staverley, pero siempre había sido Caitlyn quien les había robado el corazón, así que ayudaron a malcriarla y la chica creció caprichosa, acostumbrada a hacer su voluntad y salirse con la suya siempre, mientras Elizabeth fue todo lo contrario, le gustaba ayudar en todo, y todos le tenían un gran respeto, sobre todo porque ella siempre supo guardar su lugar, cosa que Kate no hizo, consideraba a todos como su gran familia.

...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora