Recuerdos...

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Aún siento ese escalofrío recorrer mi cuerpo cuando lo hice por primera vez... Cuando acabé se sintió tan bien, recordar eso solo me trae satisfacción, escuchando los gritos de mi primera víctima pidiendo ayuda, nada se compara con esa sensación de poder, no hay nada igual.

Pobre Cami, solo tenía tres años, y nunca encontraron a su asesino... Es decir, nunca me encontraron.

   Así es, la asesiné cuando yo tenía siete años, y nunca me encontraron. Para ser mi primer crímen, no salió mal, pero me hubiera gustado torturarla un poco más, y es cierto, es sádico decirlo así, pero no es mi culpa, esta adicción me la generó esa voz, esa maldita voz en mi cabeza, diciéndome que si no hago lo que me ordena no lograré nada en la vida, es manipulación, lo sé...

Pero a veces le agradezco por haberme puesto en este camino, creo que fue lo mejor para mi, aunque nadie piense lo mismo.

Aún siento las lágrimas de mi madre en mi hombro, cuando me abrazaba en el velorio de mi hermanita... Si ella supiera que fui el culpable me odiaría, aunque no podría dejar de quererla, ella me trajo a la vida, y es cierto, le debo todo y le quité a su hija, soy un monstruo.

Más viejos son cada día  los recuerdos de cuando los ojos verdes de Cami se quedaron en blanco, cuando dió su último aliento, las últimas palpitaciones de su corazón, sus últimas palabras... Me siento culpable, pero no negaré que disfruté asesinarla.

La voz me dijo que  la meta en el basurero del vecino. Me dijo que le eche gasolina, y le tire un fósforo... Y así lo hice. Fue devastador ver a mi madre romper en llanto cuando los de la científica retiraron el cuerpo calcinado de mi hermanita en la casa del vecino.

Es cierto, nunca se hizo justicia. El juez, sin dudarlo mandó a la cárcel a mi vecino, siendo un ser inocente, al menos en este caso...

Nunca te olvidaré, Cami, y esa voz, esa maldita voz no me lo permitirá...

Esa voz...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora