|| S A D 🌼 Kookmin [Omegaverse] ||

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      "Desde tu llegada al mundo te obligan a ajustarte a la sociedad, ser diferente es un delito, pero ¿Qué tiene de malo serlo?."

Tal vez esa era la descripción exacta de la triste vida que Jimin había tenido que conllevar desde los inicios de su existencia.

La cruel sociedad acusándolo con su dedo índice, remarcándole cada uno de sus defectos, recordándole a donde pertenece, donde debe de estar y como debe comportarse.

Ún omega.

Los omegas deben ser débiles, sumisos, dóciles, obedientes, amables, sociables y fieles.

Jimin se adaptó perfectamente a esos paradigmas, de todas formas jamás se había destacado en alguna materia, jamás fue el mejor de la clase y jamás tuvo muchos amigos.

El internado donde se encontraba no era un lugar exactamente acogedor, sin embargo, estaba feliz de poder tener un lugar donde dormir. Sus padres adoptivos lo abandonaron en aquel lugar después de saber de su grave condición.

Recordaba sus lindas palabras, sus aromas cálidos y la forma en la que lo trataron antes de llegar a la adolescencia. Hace un mes que no los veía, pero tampoco los obligaría a nada.

De todas formas no es como si estuviera corriendo peligro, estaba rodeado de omegas en su mayoría.

Todos los días, se preguntaba si algún día podría conseguir un amigo, se sentía solo, su dormitorio apenas con una cama y una mesita con sus pertenencias. La comida cada día se hacía más rancia a su paladar y su tristeza se hacía más grande, no entendía la debilidad de su cuerpo.

Su piel más pálida, su delgadez más preocupante y las bolsas bajo sus ojos más oscuras.

Todo era consecuencia de sus antecedentes.

Había sido concebido por dos omegas, o bueno, eso había sido lo que le dijo la monja del orfanato donde había sido abandonado desde su nacimiento.

Pero eso era historia aparte.

Ahora mismo observaba a sus compañeros de internado hablando totalmente entusiasmados, arreglándose, acomodando sus cabellos, portando sus mejores ropas.

Hoy era la noche de apareamiento.

—Defectuoso, ¿Estás emocionado?.—Jimin se sonrojó tímidamente mientras veía los lindos adornos de cabello que traía su compañero. Se encontraba sentado en una esquina del vestíbulo principal, esperando a que las puertas fueran abiertas.—No creas, nadie te va querer, alguien sin aroma es como una ballena sin rumbo.

Jimin creía que las ballenas eran criaturas pacíficas que viajaban por el mar. Jamás estaban solas.

En cambio, él siempre se sentaba en la esquina del comedor a probar sus escasos bocados de amargo puré. Nadie se acercaba, pero tampoco es como si le hiciera falta, era alguien aburrido y a menudo no podía mantener conversaciones sin tartamudear.

Asintiendo lentamente vió como él omega contrario se reía con burla mientras lo escaneaba.—Eres ún omega feo, sin aroma, nisiquiera haz tenido tu celo, nadie te querrá.