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Estaba tranquilamente durmiendo en mi cama, cuando me despertó un sonido estruendoso.

—Maldición.—me giré encontrándome el despertador, eran las 7:20 am, estire el brazo inmediatamente y lo apague, casí cayendome de la cama por la rápidez en la que me moví.

Salí corriendo de la cama, iba a llegar tarde a la escuela, mi primera clase era a las 7 y 45 y con el profesor que me odiaba a muerte.

No sé porque el despertador sonó a esa hora, y no a las 7 como lo pongo todas las noches.

Me metí rápidamente al baño, deslice mi mono de dormir, y me metí a la regadera, el agua estaba fría como siempre, eso no era algo raro aquí, en el pueblo siempre llueve y todos los días hay un insoportable frío, y para mi pesar no me acostumbro a el clima, y eso que desde que naci, vivo aquí.

Deje de pensar tantas estupideces y me apresure para salir del baño lo antes posible.

Como a los 10 minutos ya había terminado, salí, tome la toalla, me seque y agarre lo primero que vi en el armario me lo puse y corrí por las escaleras hasta llegar a la sala, me sorprendi de no haberme caído al bajar las escaleras puesto que apenas me dije bien cual escalón pisaba. Al llegar a la sala estaba mi mamá sentada tecleando en su computadora, pasé de largo dirigiendome a la puerta pero mi mamá me detuvo.


—Hey, cariño.—soltó a mis espaldas.

Me volteé para mirarla.

—Voy tarde a la escuela, lo que sea que me vayas a decir dímelo después.—corri hacía la puerta y salí, dando un portazo, tome mi rumbo hasta la escuela, por lo menos no me quedaba tan lejos. Por suerte en el camino me conseguí a Peter, mi mejor amigo, y me llevó en su auto, hasta la escuela.

Baje de su auto al llegar, tratando de pasar sin prestarle atención a todas las miradas que nos echaban los demás estudiantes, a Peter y a mi, bueno... Corrijo, qué digo a mi, a Peter.

Porque según las chicas él era muy atractivo, y yo, pues solo soy yo, y al lado de él, es como si no existiera y uniendo eso a mi personalidad introvertida, soy invisible.

Esquivando a varias personas que estaban en la entrada del instituto, me adentre hacia el pasillo principal, buscando llegar a buena hora a mi clase, me dirigía al salón de química, pero me jalaron del brazo.

—¿Qué?.—dije volteandome para ver quien era.

—¿Por qué tienes esa cara, de como si te hubieran jodido a golpes.—dijo Peter riéndose.

—Ahg, no sé, tal vez porque no tengo un mustang y las chicas no andan babeando por mi.—dije soltandome de su agarre y entrando al salón.

Me senté en los últimos puestos y saqué mis cosas del bolso, mientras Peter se sentaba a mi lado.

—¿Que coño te pasa? No sé, si es que no has podido meterla este fin de semana o qué, pero no es mi culpa que hayas amanecido con humor de imbécil.—soltó Peter con desdén.

Lo miré, y mi mandibula se tensó.

Tenía razón en algo, no había cogido el fin de semana, ni el anterior, ni nunca. Yo era virgen, pero ni él, que era mi mejor amigo lo sabía.


—Ya, sólo no me jodas y cállate, que llegamos tarde y la clase solo le quedan 10 minutos. Y no se tú, pero yo no quiero venir a reparar.









 Y no se tú, pero yo no quiero venir a reparar

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La clase terminó y fuimos al comedor a repetir la misma rutina de todos los días.

Peter junto con nuestros amigos y yo, nos sentamos a escuchar las estupideces de Cassy, siempre tenía alguna aventura nueva, con un chico nuevo, y obviamente tenía que contarla según ella porque no podría estar tranquila.

La miraba inexpresivo, mientras nos relataba lo que había sucedido aquella noche en la que fue a una fiesta con un chico, no era que me cayera mal, simplemente no me parecía importante todo aquello que nos contaba, sobre todo porque lo contaba con lujos de detalles, no se que pensaba esta chica.

Decidí prestarle atención a lo que llevaba rato contando.



—Bueno, después de que bebimos, y seguimos bebiendo como locos, llegó Jason y nos dió unos dulces que nos hicieron divariar, de verdad no estoy exagerando, me sentía en el paraíso, es más podría jurar que vi a Adán y Eva, comiéndose el fruto prohibido.—río fuertemente, como si en realidad hubiese sido un buen chiste.—Después nos fuimos a bailar y ya cuando teníamos un rato bailando, sentí que empezó a mover su mano en mi cuerpo, no le di importancia, ni quise malinterpretar todo, ustedes saben para no quedar yo como la sucia pervertidos. Después su mano se deslizó hacia mi muslo y empezó a subir hasta llegar a mi abdomen, ya que estábamos en una esquina de la pista, y cada quien de los que estaban ahí, estaban metidos en su propio mundo, sólo me apoye en la pared y pensé "hágase tu voluntad" y el metió su mano por mi falda, ya en ese momento yo estaba con los dioses. Aunque claro hace tiempo atrás tal vez la falda se me había subido un poquito de más, sin yo darme cuenta de eso, claro está.—volteó los ojos pícaramente.—Pero en realidad, lo bueno de viene ahorita..

—M-me voy.—anuncié, levantandome de la mesa.

La interrumpí, porque no me interesaba seguir escuchando el sexo cachondo que había tenido.

—Nos vemos después, tengo que llegar temprano a casa, saben como es mi madre de intensa.—mentí. No tenía que llegar temprano a mi casa, pero fue lo primero que se me ocurrió.

—Sí, eso lo sabemos.—comentó entre risas Jace, mi otro amigo.

—Tranquilo Ethan, solo tienes que decirle a tu padrastro que le de más duro en las noches, así se levantará todos los días agotada para pelear contigo.—dijo Peter guiñandome un ojo.

—Por dios, Peter. Gracias por esas imágenes en mi cabeza, que no quería tener, como sea, adiós nos vemos luego.—finalice saliendo del comedor.

Me fui caminando hasta mi casa, y cuando llegué toque la puerta, pero al no recibir ninguna respuesta ninguna respuesta supuse que no habia nadie como de costumbre, me agache para agarrar las llaves de repuesto que mi mamá dejaba en la alfombra de la entrada.

Pase por la sala y sentí un olor extraño, pero no le di importancia, subí las escaleras rumbo a mi cuarto, pero me detuve al escuchar unos ruidos, que al seguír avanzando me di cuenta que eran gemidos, y provenían nada más y nada menos, que de mí cuarto.





Pase por la sala y sentí un olor extraño, pero no le di importancia, subí las escaleras rumbo a mi cuarto, pero me detuve al escuchar unos ruidos, que al seguír avanzando me di cuenta que eran gemidos, y provenían nada más y nada menos, que de mí ...

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𝐑 𝐈 𝐕 𝐀 𝐋 𝐄 𝐒 - [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora