EL REGALO MALDITO

Night 2

Nunca estes solo
en una habitación,
con miedo, y sin luz.
Porque ahí
Me encontraras

Eran las 8:00 am, Misaki solo pudo dormir 2 horas, Akihiko estaba preocupado, mas al escuchar el relato del menor.

- según tu, a las 3:00 am llegó el oso de nombre Freddy por sí solo en una caja.

- s-si, ellos no son normales- Misaki hablaba temeroso, mientras Akihiko mostraba un temple seguro, pero por dentro estaba preocupado por su pareja.

Post Akihiko:

Me preocupa que Misaki le asuste los animatrónicos y no me quiera decir, y por eso inventa tal cosa.

Digo, si fuera real, al llegar yo, me hubieran atacado, pero lo unico que yo vi cuando llegue, fue que Pupet y Freddy estaban frente a Misaki, mientras este estaba en el suelo, mirándolos con terror, incluso estaba pálido.

Lo dejaré pasar por esta vez, no creeré hasta verlo yo.

Fin del post.

Akihiko se puso de pie y comenzó a caminar hacia donde, según Misaki, estaban los animatrónicos, Misaki al ver hacía donde se dirigía el mayor, comenzó a correr para detenerlo.

- ¡¡¡¡Usagi-san!!! ¡¡¡Espera!!! ¡¡¡No vayas!!!!

Misaki trataba inútilmente de detener al mayor por el brazo, Akihiko seguía caminando, llegaron a la habitación y efectivamente, ambos animatrónicos estaban ahí.

Akihiko se paró frente a ellos y automáticamente la caja musical se activó, Misaki por miedo se escondió atras del mayor mientras lo abrazaba por la espalda, el mayor solo veía detenidamente...

Pero nada pasó.

- Misaki, ¿salimos a comer?

- Usagi-san, yo puedo cocinar...

- no, tú no estas bien, vamos.

El mayor literalmente tuvo que improvisar una cita para que el menor se relajara, primero fueron a desayunar, luego fueron a un hotel para que Misaki descansará un poco, pero el menor despertaba a cada rato, gritando como si lo estuvieran matando, el mayor tuvo que dormir junto a él, abrazandolo y haciendolo sentir seguro.

Llegó la hora del almuerzo, y Akihiko se lució como siempre al llevarlo a un restaurante elegante.

- Misaki, tienes que relajarte, talvez fué una pesadilla.

- pero, Usagi-san, ¡¡yo los ví!!

- trata de calmarte, eso no le hace bien a tus nervios.- Akihiko trataba de calmar al menor, diciéndole que fué una pesadilla, pero el menor insistía.

- no me crees ¿verdad?- Misaki triste, dejó de comer y su vista se fijó en las amatistas del mayor.

Akihiko al ver a su tesoro en ese estado: verlo con esas esmeraldas que tanto amaba, sin color, sin vida. Le rompía su alma en mil pedazos, y su corazón se sentía encerrado en una jaula con mil agujas.

- Misaki...

- crees que estoy loco y solo te digo mentiras ¿verdad?

- no es cierto Misaki, yo se que tú no mientes, pero...

- ¿pero?

- es... difícil de creer algo así.

- mmmm.

En lo que restó del almuerzo, no siguieron hablando.

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