Kenma odiaba el romance.
O mejor dicho, los clichés románticos.
Tal vez fuera porque de pequeño su madre lo saturaba viendo esas tontas novelas románticas que pasaban los domingos, donde la trama casi siempre es el mismo cliché de "chica pobre única y detergente + chico malo y guapo millonario".
Claramente quedó traumatizado.
Kenma odiaba ver a sus compañeros de preparatoria darse besos a escondidas. ¿Por qué no lo hacen en privado?.
Kenma odiaba ver chicas haciendo fila en San Valentín para comprar chocolates. Es decir, tienen todo el año para comprar chocolate, ¿Que no se dan cuenta que San Valentín es sólo un producto de nuestro sistema capitalista?.
Kenma odiaba ver como los chicos le regalaban rosas a sus enamoradas. ¿Acaso no saben que después de un tiempo se van a morir? ¿No se dan cuenta que no es la mejor representación de su amor?.
Kenma odiaba el romanticismo.
Pero también odiaba con todo su ser el hecho de que le encantaba cuando Kuroo se aparecía en su casa con ese estúpido traje negro para ir a cenar.
Le encantaba cuando le dejaba cartas en su mochila con mensajes cursis como:
"Si yo fuera un pan,
Y tú un quesito,
Seríamos un panquesito ;)- el amor de tu bidah"
"Deja de ser racista y acepta mis negras intenciones ;)
- kuroosito bb"
"Si no crees en el amor a primera vista, creo que tendré que volver a pasar <3
- el dueño de tu korazom"
Sí, todo un galán.
Odiaba que le encantase cuando el pelinegro le robaba algún que otro besito.
Odiaba que le trajera los mejores chocolates para San Valentín y disfrutarlos como si fueran el manjar del año.
Odiaba el hecho de que le encantara Kuroo.
Porque sí, Kuroo era un romántico.
Y Kenma odiaba lo romántico, lo cliché.
Pero eso era precisamente lo que le encantaba de él.
— ¿De qué te ríes? —. Preguntó curioso Kuroo al escuchar una leve risa por parte de su novio.
Kenma levanta la mirada y le sonríe.
— Eres tan cliché.
/Fin.
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Me quedó cortito pero bien cursi(?).
Espero que lo hayan disfrutado <3.