Prólogo

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Cuida tus pensamientos

porque se volverán actos.

Cuida tus actos

porque se harán costumbre.

Cuida tus costumbres

porque formaran tu carácter.

Cuida tu carácter

porque formara tu destino.

Y tu destino será tu vida.

 Gandhi

Los dragones están extinguidos.

Eso es lo que piensan los humanos.

Nosotros, somos drakis, dragones que han evolucionado, los supervivientes de nuestra raza, los más fuertes, y aun así debemos ocultarnos.

Durante todos estos siglos, nuestra raza ha ido desarrollando diferentes maneras de ocultarnos de los humanos para poder sobrevivir. Durante un tiempo, tan débil raza como los humanos no supuso un problema, pero ahora con las nuevas tecnologías, todo se complica.

Los drakis no somos solo una especie fuerte y alada. Cada uno de nosotros tiene un don especial. Muchos de los dones se han ido perdiendo durante los siglos, y otros nuevos se han ido creando.

En mi manada, nunca hemos tenido falta de dones, siempre nos hemos manifestado a su debido tiempo, cuando tenía que ser.

Menos yo.

Mi nombre es Anais, pero soy más conocida como Celeste. Me consideran una draki hermosa con aspecto frágil. Mi pelo es negro como la pólvora, con reflejos azules en mi forma draki; Mis ojos son del color de la esmeralda, tan brillantes como esta, y en mi forma draki adoptan el color azul eléctrico con motas moradas y lilas; Mi piel es pálida, y en mi forma draki se vuelve escamosa; Nunca he querido tener este aspecto.

Los demás drakis siempre me han conocido por mi carácter duro e impenetrable. De pequeña, todos mis amigos se manifestaron a edad temprana, en cambio, yo fui tardía. Todos pensaban, que esto se debía a que acabaría siendo una draki de niebla o de fuego. En cambio, cuando me manifesté, decepcione a todas esas personas que lograron tener ese pensamiento.

Ahora soy una draki de agua.

Pero eso no significa que sea débil.

Fuego y NieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora