Apago el motor del coche y salgo por la puerta. El aire azota mi pelo con fuerza. Aquí arriba en la colina siempre es así, pero nunca me cansaré de ello.
Me acerco al borde del precipicio y miro hacia abajo. Las olas golpean las piedras y el agua me salpica. Empiezo a quitarme la ropa para sentir el agua en mi cuerpo y el aire fresco directo en mi piel.
Siento como mi draki ansia por salir. Mi piel comienza a cambiarse por una más dura y resistente. El frío deja de afectarme, mi cuerpo pide adrenalina, necesita volar.
Me acerco más al borde del acantilado. Es una locura, siempre he pensado que es una locura. Supongo que yo misma soy una locura.
Mis pies quedan en el borde y me preparó para dejarme caer. Me pongo en posición y salto.
El viento golpea mi cuerpo, siento como sí me hicieran agujeros, sufro por un instante, hasta que me manifiesto por completo. Mi piel draki se propaga por todo mi cuerpo, los huesos de mi cara se expanden y agrandan, y mis alas se pliegan, se liberan.
Pongo mis alas y cuerpo en posición. La corriente del agua tira de mí hacia dentro, pero mis alas hacen más fuerza y me deslizo junto la corriente.
Sonrió por la sensación. Al principio nunca me gusto ser una draki de agua, siempre me imagine que sería algo más importante que eso. Todo el mundo lo pensaba. Todo el mundo se decepcionó. Por mi culpa.
La rabia recorre mi cuerpo como un latigazo y comienzo a nadar con más fuerza, más rápido.
El eco de un chillido suena debajo del agua.
Me paro y miro al cielo. Un draki vuela y grita varias cosas en nuestro lenguaje, pero no logró entenderle. Al de unos segundos, visualizo otros dos drakis. Pero no los reconozco, no son de por aquí.
El ruido de las hélices de un helicóptero se une a los chillidos.
Cazadores.
Me quedo quieta encima de una roca que está debajo del agua. Aquí abajo no me verán, pero temo por esos drakis. Los cazadores nos descuartizan y venden nuestras pieles y huesos, incluso la sangre, a los Enkros, humanos que después lo usan en ellos mismos.
Una espesa nieve empieza a cubrir a los demás drakis cuando los helicópteros se acercan a ellos. Reconozco al instante la nieve. Un draki de niebla.
El helicóptero comienza a aterrizar, pero se desvía haciendo “eses” y cae en el agua. Me alejo de la zona, casi en la orilla, y cuando me he asegurado de que no me mi miran, me adentro en el bosque.
Me desmanifiesto y me escondo detrás de un árbol mientras miro a los drakis. Sus escamas brillan con tonalidades rojas y doradas. Drakis de fuego.
El draki de niebla se une a ellos, con escamas plateadas y blancas. Son dos tipos de drakis muy extraños y poco comunes, siempre han sido necesarios en una manada, y ahora están utilizando su poder. Están cazando cazadores. Debería avisar a mi manada.
Uno de los drakis de fuego, una mujer, se gira y empieza a acercarse a la zona en la que me encuentro, pero uno de sus compañeros la llama y se vuelve para irse. Por un momento temo que me haya visto.
Los cuatro drakis salen volando y cuando les pierdo de vista, hago el esfuerzo de volverme a manifestar. Me acerco volando al helicóptero y miro adentro. Tres cazadores, los tres hombres. Los tres están muertos. Habían olvidado como conducir el helicóptero por culpa de la niebla y eso les había llevado a estrellarse. Los drakis de niebla, tienen la capacidad de crear una niebla espesa capaz de borrar la memoria de todas las razas que no fueran drakis. Durante siglos hemos utilizado ese don para escondernos de los cazadores u otros humanos inofensivos.
Siento pena por esos cazadores, aunque no debería. Miro mi reflejo en el agua. Mis escamas son de colores azulados con reflejos rosas y violetas, perfectas para camuflarme debajo del agua.
Me elevo en el aire y vuelvo al coche. Me desmanifiesto y vuelvo a vestirme para volver junto mi manda. Entro en el coche y enciendo el motor. Antes de poner en parcha el motor, me quedo mirando al mar y al helicóptero, cual poco a poco se hunde más en las profundidades del océano.
Por primera vez en mucho tiempo, encuentro algo que podría guardarme para mí misma, para nadie más. Sonrió y arranco el motor del coche.
Nunca contaré a alguien algo sobre esto.
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Fuego y Niebla
ActionEl fuego es la amenaza. La niebla es la perdición. El mar es la destrucción.