Estrellas en Tempestad

Amanecer

En esta hermosa mañana me levanto y con mis pies descalzos siento el frío del piso. Camino y veo que hoy es un hermoso día, un día en el que me siento bien, un día en que quizás mis problemas se vallan.
Hasta la cocina camino sintiendo en mi pecho desnudo la frialdad de una mañana en la que aún el sol no calienta la tierra, tomo mi calentito desayuno y me siento a observar en que el día de hoy quizás sea en el que olvide mis problemas y que mi energía será mayor que mi cansancio. Se me eriza la piel al ver el bello amanecer que asoma mi ventana. Enciendo mi tele para ver las mismas malas noticias de siempre para ver que el cautiverio es necesario aunque me den ganas de salir a pisar esa calle que tanto me llama ultimamente como si un deseo prohibido me estuviera tentando a pisar el asfalto y sentir en las plantas el rocío de la mañana, a salir a saludar al sol con un beso y abrazarlo decirle que mi piel lo extraña, que la vitamina D no es igual sin él, que como una planta lo necesito para mi propia fotosíntesis.
Necesito caminar y estirar mis piernas en esta mañana también ellas me piden que las lleve a caminar. Mi pelo quiere peinarse, y mis músculos necesitan movimiento.
Mi mente me notifica también ya sus ganas de ver humanos de nuevo, ella también necesita que la abracen se siente muy sola ahí arriba:"Hace frío"–Me dice.
Precisamente en esta hermosa mañana yo también necesito un abrazo.
Mis pulmones se sienten presos y aprietan mi pecho para decirme que necesitan aire fresco:" Eso que traes en la cara nos molesta"–"Creanme a mí también"–Les digo.
Hay alguien más que necesita que lo abracen, se llama Alma esa que llevo dentro. Mi consuelo es que por lo menos una vez a la semana puedo ver a la personita que me desorbita y me arregla a la vez a esa bonita que amo tanto. Esa que me alcanza el sol cuando lo extraño, que habla con mis piernas y les cuenta que lo malo de la situación, la que despeina mi pelo con placer para que se sienta vivo y la que me da movimiento siempre para que mis músculos no se oxiden, entra en mi mente muy descaradamente como solo ella puede hacer y le da un gran abrazo. A mí ella me ama y me abraza con su alma, eso que tanto necesito. Me da respiración boca-boca si mis pulmones así lo piden. Ella hace que mi alma se sienta calentita. Gracias a nuestras conversaciones nocturas y todo nuestro contacto yo no he sufrido, gracias a ella que mi corazón calentó cuando tenía frío. Gracias a ti, sólo tú me has hecho reir cuando no tenía ganas.