My darling ~Hannibal Lecter

2.- BELLA

HANNIBAL

Se encontraba revisando hasta el más mínimo detalle sobre la conferencia que daría en unos días a cerca de su trabajo, nada podía salir mal, no se permitiría cometer error alguno; su trabajo debía ser impecable como todo su estilo de vida. Hablaría con el director para revisar que los horarios en cuestión estuvieran correctos, número de grupos y alumnos que asistirían, entre otras más. Y todo, antes de que finalizara el día.
Para él no era nada estresante hacer que las cosas salieran perfectas, para él era relajante y hasta divertido de realizar. Un claro ejemplo era su amor por la gastronomía y las horas que le dedicaba a la misma, cada detalle, porción y sabor deleitaba a su paladar haciendo que todo el esfruezo invertido valiera totalmente la pena.
Decidido, caminó en dirección a la puerta de su oficina en busca de su compañero Will, quién minutos antes le había llamado para avisar que llegaría pronto, pero al abrir la puerta y dar los primeros pasos, no logró reaccionar rápido al ver que una chica estaba a punto de estrellarse con el.

Impactaron fuertemente y la chica termino tirada en el suelo, con apariencia de no comprender lo que acababa de suceder. Hannibal rápidamente se disculpó cortésmente e intentó ayudarla a levantarse.

-Le ofrezco mis disculpas por ser tan descuidado y no fijarme por donde iba. -Dijo extendiendo su mano con rapidez hacia ella.-

La joven elevó el rostro y Hannibal quedo maravillado por la belleza que esta poseía haciendola parecer que tenía una verdadera obra de arte ante su presencia, por lo que se sintió bastante mal ya que gracias a su descuido ella se encontraba en el suelo. Sus ojos eran algo grandes hermosos y brillantes, labios delgados de un color rosa claro, nariz fina y respingada, unas mejillas que a su opinión, daban la impresión de ser lo bastante suaves como el algodón. Además de que progresivamente aparecía un sonrojo muy cálido en sus mejillas y al pasarse el cabello detras de la oreja, se veía aún más linda.

Hannibal no podía comprender que con tan sólo una mirada, aquella joven lograra cautivarlo de tal manera. Le era difícil dejar de mirarla, quería sentir la suavidad de su piel, probar la inocencia que desprendía. Por más que lo evitara, pensamientos elevados de tono recorrían su mente con sólo ver su delgado y pequeño cuerpo.
Su suave tacto lo sacó de sus pensamientos pues había tomado su mano, al instante reaccionó ayudándole a ponerse de pie, quedando bastante cerca. Sus fosas nasales fueron invadidas por un exquisito olor que aparentemente provenía de ella, cerrando sus ojos disfruto de aquella fragancia, inhalando con profundidad grabando ese momento en su memoria.

-No hay problema...-Habló por fin, se le notaban los nervios a flor de piel.- También fue mi culpa, lo siento.

Para calmar sus ancias de tenerla para si, sólo sonrió y siguió su camino. Necesitaba relajarse y pensar las cosas que podrían pasar si llegara a aventurarse con esa chica. Pero tenía curiosidad.

Demasiada curiosidad..

Durante el almuerzo, el señor Frederick Chilton les ofreció a Hannibal y a Will un cafe en el comedor y al llegar permanecieron cerca de la puerta para regresar rápido a la oficina una vez que terminaran. En ese momento, pudo diferenciar de entre toda la multitud a su hermosa chica, sus ojos color miel la enfocaron, dándose cuenta que ella también lo observaba. Sonrió para si mismo pues lograba el mismo sentimiento en ella.

Repentinamente Will se movió para atrás sacándole del enorme trance en el que se encontraba, y después de eso trato de prestar mayor atención a las palabras del señor Chilton, aunque dando pequeños vistazos y sólo para darse cuenta que la chica ya no lo estaba viendo. Y muy a su pesar salieron de ese lugar con dichos cafés en mano pensando que tal vez no se la volvería a cruzar por ese día.
A lo largo de su estadía no podía sacarsela de la mente, estaba completamente a su merced y ni siquiera sabía su nombre. Pero Hannibal Lecter nunca se da por vencido. La tendría para él y de eso estaba seguro.