Corro las viejas y antiestéticas cortinas de hotel que dejan ver unas escasas vistas de Los Angeles, no son nada del otro mundo, pero tampoco me voy a poner crita en estos momentos, estoy demasiado cansada.
Desde las 7:00am no había parado, tras recoger a Gabriel de la ofina, habíamos cogido un vuelo directo a LA, en total 4 horrendas horas en un avión con Gabriel Kind: el hombre soltero más "sexy" y deseado por la población femenina de Manhattan, según la lista Forbes.
Trabajaba con él porque nuestras empresas se habían fusionado hacía unos años cuando mi padre estaba al mando, pero cuando le dió el infarto tuve que ponerme al mando ya que mi hermano Thomas era incapaz de llevar la empresa. Pero, yo, al contrario que la gran mayoría de la población femenina, no lo podía soportar, a pesar de su imagen de ángel, era el hombre más arrogante, imbécil y narcisita que había conocido por el momento, pero debía de admitir que estaba muy muy bueno, y, en cuanto al trabajo, era bastante competente.
El día consistió en reuniones de oficina, comidas de trabajo, llamadas a clientes, trabajo, trabajo y más trabajo y lo peor, todo, absolutamente todo, acompañada de Gabriel, cualquier mujer daría los ahorros de toda su vida por tan solo unos minutos con él, mientras que yo los daría para escapar de este infierno al que estoy condenada.
La noche era mía, como cualquier joven de 24 años saldría de fiesta, pero estaba demasiado cansada para ello. Gabriel, en cambio, siempre salía, a pesar de tener el mismo trabajo que yo, seguía teniendo el espíritu de un universitario, a sus 26 años, siempre se traía alguna esas "busca-ricos" con cuerpo de barbie y cerebro de mosquito.
Una aclaración de garganta me saca de mis pensamientos, mis ojos pasan del gran cartel de HOLLYWOOD a el torso fornido que se ajusta a una camiseta básica de pico, me muerdo ligeramente el labio para controlar mi respiración.
-¿Te vuelves a quedar abuelita?-estúpido, ya ha estropeado el momento. Traslado la mirada de su esculpido torso a su cara, me derrito por dentro,con su perfecto pelo dorado, esa mandivula puntiaguda y su típica sonrisa burlona, ligeramente torcida. Me recompongo.
-Algunos somos lo suficientemente inteligentes para saber separar trabajo de vida social-digo con mi tono seco-Mañana tenemos una reunión a las 8:30,sabes que es importante,espero no tener que volver a buscarte-le digo con tono de reprimenda.
Gabriel suelta una extruenda carcajada- Esta bien,¿sabes?, de vez en cuando está bien descansar-dicho esto, me guiña y sale con aires del hall.
Pufff, es incompatible su cuerpo de ángel y su "superior" personalidad, pero esta vez tiene razón, estoy demasiado metida en el trabajo, necesito desconectar.
En mi cuarto, abro la maleta y rebusco, no llevo nada para salir así que cojo un vestido ejecutivo rojo ciruela, con la ayuda de unas tijeras puedo hacer magia.
Al fin llego a la pub, el gps de Google es horrendo.Cuando entro, noto que mi creación causa sensación, mis largas piernas se dejan ver tras un corto vestido con un escote de vertigo. Esta noche me he propuesto divertime, la noche es mia, empiezo a sentir el calor producido por el tumulto de gente que se amontona en la pista,me dirijo decidida hacia la barra y pedo un gintonic, pero después de varios gintonics,un mojito y dos wiskhis solos, es cuando mi noche empieza, dejo la copa y me uno a la multitud.
A la mañana siguiente soy consciente de mi error. Desorientada y sin saber cómo cinseguí llegar a mi habitación, me levanto de la manera más torpe posible.
La cabeza me da vueltas, estoy en la cama del hotel, aliviada de haber llegado sana y salva a mi pieza, me estiro y bostezo,agg, necesito lavarme los dientes, me dirijo a coger mi set de la mesilla pero no lo encuentro, tal vez me lo dejé en el baño.
La puerta esta cerrada y al abrirla me encuentro el baño lleno de vapor.Me abro camino hacia la ducha para cerrarla. Mis ojos van a salirse de sus cuencas,un escalofrio me recorre de arriba a abajo del cuerpo, entre el vao del cristal aparece la figura de Gabriel.
-Buenos dias- dice con tono burlón, una sonrisa juguetona aparece en su cara-¿Te apuntas?- pregunta tendiendome la mano.
Joder, joder, joder, no me lo puedo creer. Salgo del baño a zancadas, hasta el momento no me había dado cuenta de que sólo llevo una camiseta, abro el armario, esta medio lleno con un par de trajes colgando. Palidezco. Esta no es mi habitación.
-¿Algo interesante?- pregunta Gabriel, está detrás mio. Doy un respingo y me giro con cuidado.
-Yo.....-siento como mi cara enrrojece-.... pensé...-cojo aire y me tranquilizo, necesito articular una frase coherente para no quedar como una tonta.
-Que era tu habitación- termina por mi, Gabriel coge el teléfono y empieza a marcar.
-¿Qué haces?- pregunto curiosa
-Pedir el desayuno, ¿huevos fritos o revueltos?- ¿Qué?, esto es increíble, me dirijo hacia él y le quito con brusquedad el auricular.
-De eso nada, ya es suficiente- he de reprimir una risita ante su cara de sorpresa-¡Esto!-digo señalandonos-No significa nada,no se lo que pasó anoche, pero...-paro y tomo aire, una serie de imagenes me vienen a la mente, acalorada y avergonzada, continuo-UNA noche, en la que me divierto y.....- estiro la camiseta intentando taparme,le miro a sus ojos expectantes y ya casi a punto de darme un ataque de histeria,suelto con voz quebradiza- ¿Tenías que ser tu?
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Tenías que ser tú
RomanceAgnes Clarck nunca pensó que algún día podría soportar a su narcisista socio Gabriel King y mucho menos, que ciertos sentimientos hacia el afloraran con tanta intensidad. Y todo ello en una noche que puso todo del revés.