Patronus

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Día 6: Crossover.
[Harry Potter]

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La noticia sobre lo sucedido en la clase de DCAO con los Gryffindor y Ravenclaw de quinto año ya había cimbrado por completo el castillo entero, e incluso pudo escuchar a los fantasmas alabar el increíble hecho llegando a comparar el nivel mágico de Tanjirō Kamado con el profesor de transformaciones solo porque los patronus de ambos son criaturas mágicas las cuales incluso para magos y brujas sangre puras eran muy difíciles de invocar; de hecho no podía culparlos de estar impresionados ya que no todos los días un dragón surgía de la varita de un chico de quince años a la primera.

Eso provocaba celos en Zenitsu que lo hacían sentir inferior ya que él a pesar de ir un grado más avanzado solo podía invocar la típica niebla sin forma que no estaba seguro de usar contra un horrible dementor si se diera la oportunidad. Así que llenando su cabeza rubia de pensamiento deprimentes se enfiló rumbo a la torre de Gryffindor, su casa, aún en día se preguntaba que fue lo que vio el sombrero seleccionador en él para mandarlo con los valientes leones dorados.

Aún con pesadumbre dio la contraseña a la dama del retrato quien siquiera mirarlo le permitió la entrada, ya adentro  casi muere de un susto cuando fue recibido por un enorme jabalí plateado que salvaje flotaba por la sala común, seguido de la fuerte voz de Inosuke.

—¡Yo también puedo competir Kentaro!  ¡El rey logró hacer el hechizo mejor!

—Es cierto Inosuke, lo estas haciendo bien—. El halago fue coronado con una sonrisa amable— ¡Oh, Zenitsu!  ¿Cómo te fue en la clase de pociones?

El saludo alegre que el pelirrojo le dirigió estranguló algo en sus pulmones por lo que su “bien” salió vacilante ya que de pronto pudo observar con atención y de primera mano el impresionante dragón de aspecto asiático que flotaba apretujado en el techo de la habitación, mientras que él arruinó su felix felicis.

—¡Monitsu!  ¿A que mi jabalí brilla más que el dragón de Gontaro?

—Si Inosuke, es muy bonito—. Fue la sincera respuesta del rubio que siguió de largo hasta las escaleras que llevan a las habitaciones, dejando a sus dos amigos atrás: uno con una sensación agradable en el pecho y al otro preocupado que de inmediato lo siguió hasta las vacías habitaciones de sexto año.

—Zenitsu ¿Ocurrió algo malo?

—No, nada Tanjirō, vuelve abajo antes de que Inosuke provoque algún desastre—. Dijo desde su cama en donde Tanjirō se sentó —. Es solo que… me siento. No, no puedo.

—Vamos, dime, somos amigos ¿No?

Zenitsu suspiró, no podía quedarse con ese sentimiento de inferioridad atorado en su pecho, no lo sentía correcto: el sentirse envidioso de sus dos amigos.

—Es solo que ustedes son geniales, el lograr un hechizo tan complicado como ese es algo increíble y más tú. Un dragón Tanjirō, tienes un enorme dragón como protector mientras que de mi varita solo sale niebla.

Lo dijo pero para el hijo mayor de la ancestral familia Kamado algo quedó claro, el recuerdo de su amigo no es el indicado.

—¿Qué recuerdo usas Zenitsu? ¿Cuál es el recuerdo que más te causa felicidad?

Agatsuma lo tenía más que claro, su recuerdo feliz siempre había sido el instante en el que su abuelo lo adoptó dándole una familia pero eso ocurrió hace tantos años que este estaba un tanto desdibujado en su memoria, así que con pena admitió que un recuerdo borroso no servía en nada aunque este fuera muy dichoso.  No pudo ni quiso evitar el gemido de frustración que abandonó su garganta.

—¿No es feliz?

—¡Claro que es feliz, el problema es que ya no lo recuerdo bien!

Definitivamente el mayor quería lanzarse al lago negro para dejar al calamar gigante jugar con él.

—Entonces necesitas un recuerdo nuevo…  ¿Qué tal el primero de septiembre de tu primer año?

—¡No! Ese día estaba aterrado.

—¿Cuándo compraste tu varita?

—Choqué contra un estante y me sacaron de la tienda por romper algunas varitas.

—¿Cuándo nos conocimos?  —Las opciones de Tanjirō se agotaban.

—Recuerda que Inosuke me golpeó.

Un silencio incómodo inundó la habitación. Zenitsu sabía que su amigo intentaba darle ánimos pero sería en vano ya que solo contados recuerdos son cálidos.

—Entonces… Tu primer beso.

—Tanjirō, sabes que aún no he dado mi primer beso.

—Entonces arreglémoslo.

El rubio iba a preguntar a que se refería cuando vio el rostro de su amigo inclinarse hacia el suyo que de pronto se sintió caliente, su respiración se cortó en el instante en el que ambos labios se rozaron en una sutil caricia. Zenitsu no sabía que anhelaba ese beso hasta que paso sus brazos por el cuello de Tanjirō, acercándolo a su cuerpo para sentir su calor, se sentía tan bien que hizo un ruidito de pesar cuando se separaron.

—Vamos, invoca un patronus.

Susurró Tanjirō en sus labios a lo que Zenitsu obedeció, así que con una floritura murmuró suavemente “Expecto patronum” liberando a un pequeño gorrión que revoloteo alegremente por el dosel de la cama.




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Hacer algo de Kny y Harry Potter era lo que mi alma necesitaba. No creo que este este considerado como drabble ya que está más larguito.

Aquí los tres van en Gryffindor pero creo que Inosuke estaría en Ravenclaw por eso de que inventó su propio aliento, tal vez sus compañeros lo apartarían ya que lo considerarían una vergüenza para su casa ya que sus calificaciones son "supera las expectativas" pero no le importa ya que se la pasa con Tanjirō compitiendo. Los Kamado son Gryffinpuff, nah, ya en serio ellos los consideraría en Hufflepuff ya que son chicos que trabajan duro y nuestro amado rubio me recuerda mucho a Neville Longbottom ya que son más valientes de lo que piensan así que Zenitsu a Gryffindor.

¿Ustedes en que casa creen que ellos estarían?

Besos con conejos
Mal
❤️

La felicidad al alcance de un TanzenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora