Diciembre, 2012.La alarma resonaba en sus oídos martillándole. Suelta un bufido mientras estira su mando hacia el dispositivo electrónico que descansa en su mesa de noche, rogando internamente que se silenciara de una vez por todas. Al quinto intento lo logra, haciendo que el molesto sonido por fin logre callar. Definitivamente odiaba los domingos por la mañana. Se reprime a sí misma, no debió haber bebido tanto la noche anterior, menos sabiendo que al día siguiente tendría una agenda llena la cuál sabía perfectamente que tenía que cumplir. Se sienta en la cama de una vez por todas, perdiendo su mirada azabache en la nada. Quería darle una gran patada en el trasero a su hermano mayor por haberle hecho esa invitación a aquel bar nocturno. Treinta y cinco minutos después, la morena está lista y emprende su camino hacia la cocina para tomar algo para desayunar.
—Pero mira qué cara, no se parece en nada a la de anoche, Ana. —Desde el extremo de la barra oye burlar a Rafael; su hermano mayor y compañero de aventuras. Le quería, claro que sí, su relación era estupenda y siempre estaban ahí el uno para el otro, pero en esos momentos con una jodida resaca su hermano y sus juegos no parecían la mejor opción de empezar la mañana, y Rafael lo sabía perfectamente, su hermana cargaba un humor agrio y fuerte.
—Cierra la boca, tonto, y deja de gritar. —Replica la chica, con el ceño fruncido y presionando su frente con sus dedos, haciendo un inútil intento que el dolor se vaya. Busca entre la caja de pastillas algo que logre calmar su dolor y la toma con un vaso de zumo sosteniendo su mano derecha.
—Gran manera de empezar la mañana, Karen. —Una voz chillona se hace presente en la cocina y la morena le reconoce al instante. Sonríe inconscientemente mientras le dirige una mirada de cariño a su hermana menor, Lesslie. Oh, esa pequeña. Karen podría estar teniendo un día de la mierda pero si esa chiquilla de pelos negros apareciera con su sonrisa ancha y esas pequeñas arruguitas que se forman en los extremos de sus ojos al hacerlo, sabría que le mejoraría la vida entera. Su relación entre ellas era algo descomunal, diferente, único. Karen sentía una necesidad de cuidar de ella, de defenderla, de hacerla sentir bien. Desconocía la motivos de su comportamiento ante la chica, pero no importaba. La amaba y mucho.
—Silencio, Yadid —Demanda juguetona, aún con la sonrisa en su rostro.
—También te quiero, hermanita. —Una risa cálida brotó desde el fondo de la garganta de Karen, siendo como una melodía para los oídos de Lesslie. Esbozó una sonrisa al verla reír.
—¡Quiten esas caras, niñas, que hoy es Noche Buena! —Expresó el chico con felicidad dirigiéndose hacia ambas.
La fecha "mágica" del año llegaba. Noche Buena y Navidad estaban al paso de la esquina. Podía sentir la alegría en las calles, las sonrisas pasmadas en los rostros de los pequeños, las pláticas amenas de los padres y las incontables decoraciones navideñas que estaban repartidas por toda la ciudad. Era la época favorita de los tres y las dos chicas lo sabían perfectamente.
Los tres hermanos sonrieron mientras comenzaban a tomar su desayuno.
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—Podemos hacer un vídeo de ya sabes, decorando galletas.. haciendo algún postre o algo así. —La más pequeña de los tres hermanos expresaba mientras Rafael le escuchaba con atención. Tenían que grabar un video para su canal de YouTube, Los Polinesios como se daban a conocer, contaban con más de un millón de suscriptores en sus respectivos canales. Habían dado un salto importante después de que uno de sus vídeos se volviera viral, gracias a una broma por parte del pelinegro hacia Lesslie para ser exactos, y las personas habían comenzando a seguir a aquel trío de hermanos. Estos comenzaron a dedicarle más tiempo y esfuerzo a la plataforma y juntos habían encontrado su trabajo soñado: crear su propio contenido en línea.
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Dulce Error. [Lessren]
FanfictionAnormal, imposible, extraño. Enfurecedor para algunos, pecado para otros. ¿Cómo iba a imaginar que el amor de su vida sería su hermana?