UN DESPACHO Y DOS LOCOS

61 13 0
                                    


-Todo va a estar bien ya lo verás.

-Ve...Vegetta?.

-Shhh Rubius no te fuerces, deja que te pare la hemorragia y te llevo al hospital, no puedo llevarte y presionarte a la vez.

-No, sal... sal de aquí- Rubius le susurraba, pero el otro no le ponía mucha atención, estaba muy concentrado en tratar que no se desangrase.

-Rubius, mira, mira ya esta parando, en nada te saco, tranquilo, solo aguanta un poco más.

-No Vegetta, sal, vete, tienes que irte de aquí... te harán lo mismo.

Esta vez Rubius habló más alto, llamando la atención de Vegetta.

-¿Quién? ¿quién ha sido el te ha herido? ¿Qué quería? ¿sigue aquí?.

-Vegetta, solo sal, nada importa, solo huye ahora que puedes.

Vegetta no se lo pensó dos veces y cogió a su pareja ya que se había estabilizado, empezó a subir corriendo las escaleras con cuidado de no dañarle, jamás se iría de ahí sin él.

Al llegar arriba de las escaleras, Vegetta sintió una fuerte punzada en la cabeza, haciendo que su vista se nublase durante unos segundos, estaba en la pared pegado y poco a poco iba agachándose con Rubius aun encima.

-EY NO, ¡NO NO, JODER TE DIJE QUE TENÍAS QUE SALIR! ME CAGO EN LA PUTA, VEGETTA!!

Vegetta estaba en su mundo, su vista se nublaba, tenía un fuerte mareo, inestabilidad y debilidad, mucho sueño y pesadez en sus párpados. Oía una voz que le llamaba, pero su cerebro no respondía, fueron los segundos mas largos de su vida.

Rubius se levantó de encima suya se quedó a un lado para darle su espacio, le estaba volviendo a sangrar la herida, pero al ver que Vegetta ya se estaba recuperando y volviendo en si mismo, le levantó como pudo y consiguieron salir de ese lugar.

Mientras cruzaban el umbral de la puerta como podían, Rubius divisó un parquecillo al final de la calle, en el cual pararon a descansar antes de comenzar a caminar hasta esa vivienda.

Vegetta solo se dejaba guiar, no sabía a donde iban, pero tampoco le importaba, en ese momento solo estaba recordando lo sucedido en esa calle una hora atrás... como tenía cogido a Rubius porque estaba cansado, como se besaban, como Rubius le había dicho que no quería ir a esa casa... como dijeron que habían dormido tan mal...

-¿Qué le pasó a Rubius? ¿por qué no quería ir a esa casa? - pensó- había dormido poco, sería por eso, ¿no?, creo que si, yo tuve una pesadilla horrible hoy...

De pronto, sintió como sus piernas iban perdiendo toda su fuerza, ya no podía más, estaba agotado... exactamente como estaba Rubius hará una hora cuando pasaban por ese mismo sitio...

No entendía porque no hacía más que pensar en ese momento, aunque una voz hizo que sus pensamientos se fueran, dejando así, solo el dulce sonido de esa voz que tanto le gustaba.

-Mira Veg, hemos llegado al parque, voy a llamar a la ambulancia.

Rubius empezó a buscar entre la ropa de Vegetta en busca del móvil, cuando lo encontró, soltó el agarre de la mano de su novio.

-No, Rub, dame la mano, por favor, no me dejes solo- Vegetta le estaba suplicando, en voz baja, con los ojos cerrados y recostado en el césped del parque.

Rubius comenzó a llorar, no podía más, necesitaba estar con el y contarle todo lo sucedido en la casa, pero tenía miedo de que les hicieran algo más, o que Vegetta saliese herido... así que ,simplemente dejó de pensar, le agarró de la mano, se tumbó acurrucándose junto a él y llamó a la ambulancia.

¿Quién sospecharía de ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora