Capítulo 5.

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Gulf no recordaba realmente lo que era estar en una cita. Había tenido varias cuando era un adolescente apenas, pero pronto sus visiones se hicieron mas seguidas, tuvo que dejarlo y refugiarse en la soledad. Pero hoy, justo que volvió a darse la oportunidad, se dio cuenta de lo bien que la pasaba, sobre todo si era con la persona correcta.

Su rostro se había teñido de los mil colores al momento en que Mew le dijo aquellas palabras. Pensaba que solo su madre podría hacerle sentir así pero no, ya había un segundo en la lista y no se quejaba para nada.

--M: ¿quieres algo mas?

En cuanto escuchó a la voz de su mayor, el castaño elevó el rostro hacia él y negó. Ambos se habían acabado ya el resto del helado, entre pláticas de cómo habían ingresado a la universidad y Gulf escuchando los planes que tenía Mew para cuando saliera se recibiera de músico.

--G: La verdad es que no, estoy bien con ello. Mucha azúcar hace que no pueda dormir bien después.

Soltó una leve carcajada, la cual Mew no dudo en seguirle.

--M: bueno, en ese caso andando.

Ambos chicos se pusieron de pie para proceder a caminar fuera del lugar, no sin antes haber tirado la basura que habían generado. La mirada del menor viajó a su reloj de mano, observando que marcaba ya las 9:30 de la noche. Suspiró y guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta, miró de nuevo al contrario.

--M: Antes de llevarte a casa, quiero enseñarte un lugar, ¿vamos?

El castaño enseguida quedo con la curiosidad, por lo que no dudo en empezar a caminar junto al chico, siguiendo sus pasos hacia ese lugar misterioso.

--G: ¿No me estarás secuestrando verdad?

Gulf en toda la noche se había sentido de lo mas cómodo junto a Mew, por lo que aquella pequeña confianza, le hacía ya bromear sobre algunas cosas, las cuales el mayor se lo tomaba con humor y claramente respondía de la misma forma.

--M: Esta noche no, quizás para después.

Mew le dirigió una mirada al chico, donde sus cejas se movieron de arriba hacia abajo, en un afán de molestarlo de igual forma.

--G: ¿puedo saber a donde?

--M: Es un lugar que descubrí hace poco al pasar por aquí. Soy una persona que ama mucho caminar por la noches y descubrir nuevos lugares. Digamos que la compañía de las estrellas y la luna me ayudan a relajarme y pensar.

Gulf mantuvo su mirada sobre el chico mientras hablaba, donde instintivamente una sonrisa se fue posando sobre su rostro poco a poco. Había pasado toda la noche sonriendo y riendo, tanto que las mejillas ya le dolián un poco.

--G: Ahí soy lo contrario. Yo prefiero quedarme en casa, y leer tal vez o escuchar música para relajarme.

Tantos años de encierro, le habían vuelto una costumbre. Cuando se sentía mal o necesitaba pensar, las cuatro paredes de su habitación le ayudaban a hacerlo sin problema alguno.

--M: Supongo que también podría quedarme encerrado, siempre y cuando tenga de tu compañía.

Y ahí estaba una vez más, la segunda vez en la noche que Mew le hacía sonrojarse y ponerse de todos los colores posibles. Si seguía así, iba a terminar por derretirse ahí mismo. No supo que decir o responder, así que simplemente se quedo callado, con la mirada hacia abajo, continuando con su camino junto al chico.

Mew había descubierto que tenía una imagen favorita en su mente y esa imagen era justamente el chico sonrojado. La primera vez que lo vió, su corazón hacía latido un poco mas rápido de lo normal, no pudiendo apartar la mirada de él, recorriendo cada centímetro de su rostro que se había combinado con el color rojos. Sus mejillas y sus orejas se miraban tan tiernas, que las ganas de dejar besos sobre la piel no le hicieron falta.

Tragic Love || MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora