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—No llores.— escucho su voz suavemente sobre mi oído cuando su dedo se pasea sobre mi mejilla dejando un rastro de autentico asco, uno que solo me recuerda lo real que es este infierno, intento retener el gemido lamentoso que desea salir de mi boca cuando veo a un lado, sentado tan campante sobre la fila de puesto, al señor Jeon limpiándose la entrepierna mientras me ve con esa sonrisa de satisfacción plasmada en su rostro. — Solo un poco más Inna, no llores. Sé que lo estás disfrutando.

Vuelvo a quebrar en llanto cuando escucho a JungKook decir que solo quedan unos diez minutos más de viaje antes de llegar a la estación final. El frío del suelo impacta por décima  vez contra mi pecho cuando esa mano se posa sin delicadeza alguna sobre mi espalda obligándome a mantener el culo al aire.

Esto es tan humillante.

El ardor regresa mucho más fuerte e irritante cuando el profesor TaeHyung alinea su glande contra mis labios para volver a entrar. Siento el espacio en mi interior abrirse con rudeza y su falo entrar hasta tocar el fondo. Lo escucho suspirar de satisfacción de nuevo cuando comienza a moverse lentamente, deseo que todo termine lo más pronto posible y que mi cuerpo no me traicione por cuarta vez desde que ambos hermanos comenzaron abusar sexualmente de mí. 

—¿Satisfecho? Espero que sí porque no creo poder hacer esto en unos días.— entierro mi cabeza de golpe en el suelo cuando deseo dejar de escuchar al profesor Jeon hablar con su hermano menor entre mis piernas, de una manera tan tranquila que no parece real.—Espero que la próxima vez tengas la decencia de aceptar mi petición, no puedo creer que duramos dos semanas detrás de esta chiquilla por un capricho.—  gruño de frustración cuando los dedos de TaeHyung se mueven con descaro por mi muslo hasta dar con ese punto de nuevo, sencillamente no creo poder soportar más el ardor y la sensación sobre mi clítoris cuando se adueña de nuevo.

—Está b-bien, con una primera vez es suficiente para mí, ya puedo entablar las bases.— habla con un poco de dificultad cuando deja caer levemente su peso sobre mi cuerpo con el objetivo de seguir masturbándome mientras no deja de mover su pelvis contra mi intimidad. Una y otra vez.—Si es una chica lista sabe que no debe decir nada... ¿Verdad lindura?

Otro gemido ronco se me escapa cuando en el fondo sé que ese imbécil tiene toda la razón, en un país jodidamente machista no vale la pena poner una maldita denuncia a un tipo con dinero,  menos, cuando se trata de una simple chica extrajera que no es más que una estudiante.

Para mi desgracia ese es el caso con ambos hermanos Jeon.

—Admito que valió la pena.— En un movimiento brusco el profesor Taehyung me toma del brazo para darme la vuelta en contra de mi voluntad, tiemblo de nuevo cuando el frío choca contra mi espalda y ese asqueroso hombre toma mis piernas para flexionarlas, solo le tomó un segundo volver a entrar en mi cuerpo para seguir con la tortura.

—Te lo dije.— su ronca voz impacta en mis oídos cuando su mano me toma por el cuello para evitar que me aleje de nuevo, borrosamente, logro ver esos mechones largos pegados a su rostro, su torso desnudo, su piel canela brillando con perlas de sudor y esas pequeñas venas marcando su cuello y brazos. - Gracias por tanto Inna -  dice para luego aumentar su movimiento y meter su mano de nuevo en mi intimidad para trazar círculos con sus dedos. 

No pasa mucho para verlo disfrutar del desastre que está haciendo con mi cuerpo, porque a pesar de todo, el maldito imbécil sabe dónde tocar en una mujer para obtener lo que desea. 

Ese escalofrío y calambre en la parte baja se aproxima de golpe al igual que ese calor desbordante cuando él se mueve con más ganas, no puedo evitar esconder parte de mi rostro en mi cabello, cuando, vergonzosamente vuelvo a llegar al clímax en manos del profesor TaeHyung. 

No pasa mucho para escucharlo gruñir y apretar mis muslos cuando sé perfectamente que ese hombre también acaba de venirse. 

Esto es tan humillante.

— Necesito un baño.— lo escucho decir con una risa traviesa a mi espalda cuando consigo hacerme ovillo en el suelo. Solo deseo que se larguen.

Para mi suerte, no pasa mucho hasta que finalmente los parlantes anuncian que la estación final está a tres minutos. No pasa mucho hasta que siento ese monstruoso animal detenerse.

Y finalmente, no pasa mucho hasta que escucho sus pasos alejándose.

Nunca imaginé pasar por una mierda de este estilo. Esto es demasiado humillante, incluso para mi maldito ego altanero y repelente ¿Dónde quedó la Inna respondona que no duda en ser tan directa como cruel para hablarle así a quien se lo merece?

Esa Inna quedo destrozada luego del primer golpe que recibí en el rostro. 

Tal vez, solo necesito descansar y luego largarme, lo más lejos posible. 

Lo más lejos de esta humillación. 

—¡Oh por Dios! 

Tan denigrante. 

—¿Está muerta? No puede ser ¡Ren llama a la policía! 

Ojala lo estuviese.

EL CHICO DEL TREN - KTH +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora