Prologo

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Legado del Chakra y Guerra Celestial

Desde el principio de la existencia, el cosmos ha sido un vasto tablero donde innumerables razas han jugado sus partidas en busca de supremacía o supervivencia. 

Entre ellas, los Otsutsuki, una raza ancestral de viajeros estelares, destacaron por su inquietante ritual: sembrar el árbol divino conocido como Shinju en planetas incontables, drenando la vida de cada esfera celeste para consumir su chakra, la energía vital que todo lo impregna.Sin embargo, un planeta resistió la devastación gracias a una singularidad evolutiva: la Tierra.

 Este mundo azul y verde albergaba a los humanos, seres capaces de manipular el chakra y de albergar en su seno a los Bijus, las bestias con cola, descendientes directos del venerable Rikudou Sennin, el Sabio de los Seis Caminos.

 Él, tras un feroz enfrentamiento con su progenitora, Kaguya Otsutsuki, la había sellado utilizando el Chibaku Tensei, un poderoso jutsu de sellado. Su legado se extendió a través de sus dos hijos, Indra y Ashura, cuyas rivalidades espirituales y filosóficas marcarían el destino de la humanidad.Indra, el primogénito, despertó el Sharingan, un dojutsu de poderes insondables, y compartió el chakra con otros humanos. 

No obstante, fue manipulado por Zetsu Negro, una entidad malévola que lo empujó a una sed insaciable de poder. Ashura, por su parte, no heredó ningún dojutsu, pero sí una fuerza y resistencia sobrehumanas, así como un corazón inclinado hacia la paz y la cooperación.La disputa entre ambos hermanos por el legado de su padre culminaría en ciclos de reencarnación, batallas que se prolongarían a través de las eras, hasta que finalmente, en la era de Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, los descendientes directos de Ashura y Indra, la reconciliación pareció posible. Tras una batalla épica que les costaría a ambos la pérdida de un brazo, pusieron fin al Tsukuyomi Infinito de Madara Uchiha, y una nueva era de paz se vislumbró en el horizonte.Con el tiempo, el chakra, esa fuerza primordial, se fue diluyendo en la memoria colectiva de los humanos, convirtiéndose en leyenda más que en realidad vivida.

 La humanidad avanzó, pero no sola; en las sombras, criaturas de poder descomunal, que se proclamaban dioses, comenzaron a interactuar y a veces a enfrentarse entre sí: El Dios Bíblico, los dioses dragon, dioses primordiales y entidades de mitologías olvidadas. Ángeles, demonios y caídos enfrentaron entre ellos la guerra de las facciones, sufriendo bajas catastróficas que alteraron los equilibrios de poder eternamente.

Entre los artefactos más codiciados que emergieron en esta era figuraban las Sacred Gears, especialmente aquellas que contenían las esencias de los dragones celestiales como el Boosted Gear y el Divine Dividing. 


Sin embargo, la humanidad estaba a punto de enfrentar una verdad olvidada: los Otsutsuki aún deseaban consumir la Tierra, y el chakra nunca había sido exclusivo de los youkai o cualquier entidad terrenal.

A medida que antiguas profecías comenzaban a materializarse y los Bijus, esas antiguas entidades de poder colosal, emergían de nuevo en el concierto mundial, la humanidad tendría que enfrentar no sólo la verdad sobre su propio poder, sino también la amenaza inminente de un enemigo que ningún mortal había podido igualar. ¿Cómo enfrentarían los descendientes de Ashura y Indra, así como los nuevos héroes y villanos de esta era, a los casi omnipotentes Otsutsuki?

Fin




Muttsu no Michi no kōtei ( el emperador de las seis sendas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora