En la vasta y silenciosa expansión del espacio, Hamura Otsutsuki se retiró a la luna, llevando consigo una carga ancestral y peligrosa: el Gedo Mazo, o la estatua del Jubi.
Este antiguo artefacto, que solo podía ser controlado por aquellos que poseían el poder del Rinnegan, representaba una amenaza latente y un poder incomparable. Siguiendo los pasos de su hermano, Hamura evolucionó su propio doujutsu, despertando el Tenseigan, cuyas habilidades rivalizaban e incluso superaban a las del Rinnegan en ciertos aspectos.
La historia de los Otsutsuki en la luna estaba marcada por una decisión trágica que Hamura debió enfrentar: para prevenir el despertar del Tenseigan entre sus descendientes, decidió extirpar los ojos de su linaje, evitando así que cualquiera accediera a este poder casi divino sin el debido control o sabiduría.
Los requisitos para despertar el Tenseigan eran exigentes y precisos: se necesitaba poseer un Byakugan puro, una herencia directa de los Otsutsuki. Sin embargo, esta medida extrema no fue suficiente para detener las ambiciones de aquellos que anhelaban ese poder.
Centurias más tarde, Toneri Otsutsuki, el último descendiente directo de Hamura, guiado por una interpretación errónea de las profecías de su clan y consumido por un deseo de poder, secuestró a Hanabi Hyuga. Al implantarse sus ojos Byakugan, Toneri solo necesitaba un último paso para activar el Tenseigan: absorber todos los Byakugan sellados que había acumulado su clan a lo largo de los siglos.
Finalmente, con la energía reunida y la transformación completada, Toneri despertó el poderoso doujutsu.
Pero sus planes no llegaron a ser. Enfrentándose a Naruto Uzumaki, descendiente de Hagoromo y héroe de la Gran Guerra Ninja, Toneri fue derrotado tras un enfrentamiento cataclísmico. Naruto, con su inherente capacidad para entender y liberar a los demás de la espiral del odio, logró convencer a Toneri del error en sus métodos, aunque no en todas sus intenciones. Al final del combate, Toneri perdió no solo su legendario doujutsu sino también los ojos que había robado, los cuales fueron devueltos a su portador original Hanabi Hyuga.
Con el paso del tiempo, otro evento destacado capturó la atención de Toneri, aún exiliado en la luna. Boruto Uzumaki, hijo de Naruto, mostró signos de poseer un misterioso doujutsu: el Jougan.
Este nuevo poder llamó la atención de Toneri, quien vio en Boruto la posibilidad de redimir sus propios errores y quizás, guiar a un nuevo protector que podría equilibrar la amenaza creciente de los Otsutsuki hacia la Tierra.
Sin embargo, los otros miembros del clan Otsutsuki no veían con buenos ojos la intervención de Toneri. Temiendo que interfiriera en sus planes de invasión a la Tierra, decidieron congelarlo, dejándolo en un estado de animación suspendida en las profundidades de la luna. Este acto no detuvo las ambiciones de la Tierra, pero marcó una pausa en la influencia directa de Toneri.
El destino de los Otsutsuki en la luna y de los Hyuga en la Tierra parecía haberse disuelto en el olvido, como si una era entera hubiera sido borrada del mapa de la historia humana y cósmica. Sin embargo, el vacío dejado por los conflictos antiguos no tardaría en ser llenado por nuevas amenazas.
En la sombra de estas historias olvidadas, una amenaza antigua comenzaba a resurgir, una que tenía sus raíces en el mismo origen del chakra, cuyo despertar estaba profetizado para traer calamidades inimaginables.
Con el mundo ajeno al mal que se avecinaba, las antiguas leyendas y los poderes modernos
Como estos lograrian enfrentarla
a la madre del chakra
Otsutsuki Kaguya
Fin
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Muttsu no Michi no kōtei ( el emperador de las seis sendas)
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