t h r e e

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Después de cenar, se acomodaron en el sofá  con sus copas de vino. Estaban acurrucados y tomados de la mano mientras hablaban de como les había ido el día. Si Horacio fue el héroe hoy, el récord de  segismundo al ir una semana consecutiva al hospital, si conway estaba con los cojonoes católicos o no. También se pusieron a recordar como se conocieron, cuándo horacio siempre quería que lo atendiera su querido doctor muerte, o en ese tiempo en el que horacio estaba deprimido por el rechazo del ruso que decía ser de piedra, y de cómo  lo fue superando poco a poco con claudio, su primera cita, y como no, su primer beso. Hermosos recuerdos que seguramente ninguno de los dos olvidaría jamás.

Después de tanta charla, un silencio largo y cómodo se hizo presente, los dos gozaban de ese momento.

— Horacio

—Dime — Su mirada se fijo en la de él, perdiéndose en ella.

— ¿Alguna vez te dije cuanto te amo?— Preguntó embobado.

— Siempre me lo dices —Soltó un pequeña risa por tal cuestión — ¿Porque lo preguntas?

— Es que..Ufff...—Suspiró, dejando la copa de vino sobre la mesita, acto que repitió horacio — Siempre que estoy contigo, me siento como un adolescente enamorado. Y no lo estoy ¡adolescente no! obvio, pero enamorado si— Horacio soltó una pequeña risa ante tal comentario.

— El punto es.... joder... Mira que me pongo muy nervioso y eso que somos pareja eh —  otra risa salió de horacio, su pareja estaba echo un lío. — Te amo, y muuuuchoooo y bueno yo, yo te quería agradecer por... aparecer en mi vida—

— Tas bobo o que? Yo te debería agradecer a ti — Apuntó con su dedo al pecho de su novio, Claudio solo le dio una mirada de confusión — Tu fuiste la primera persona que no me juzgo, que no me criticó ni menosprecio por ser como soy, es mas, hiciste todo lo contrario. Y gracias a eso, a tu apoyo y amor en mis malos momentos, es que estoy aquí. A tu lado, y en nuestro aniversario— lo tomo de las dos manos, una sonrisa se formó en sus labios, realmente estaba feliz y agradecido por tener a claudio, alguien que si lo valoraba y lo amaba — Así que gracias —

—Te amo tanto, horacio— acariciaba su mejilla

Le encanta, A claudio le encantaba todo de su pareja. Era único, tan feliz y loco, tanto que esa vez que lo vio en el estado de depresión que estaba en aquel momento, cada vez que lo veía llorar por tales personas, algo se quemaba dentro él, se sentía tan impotente y miserable, por lo cuál se comprometió que nunca más iba a dejar que horacio suelte una lágrima. Y así fue, horacio fue volviendo a ser el mismo chico que tanto adoraba, del que estaba enamorado con tan solo su mirada, esos ojos avellana le volvían loco.

Se acercaban lentamente, cada uno apreciando los rasgos faciales de su pareja. Y sintiéndose unidos y amados, se fundieron en un suave beso.

Lencería - MuertacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora