Hola. Aquí estoy de nuevo, terminando el año como espero empezarlo. ¡Escribiendo!
Muchas gracias por leer y espero que si os guste me dejéis comentario y votos que es lo que me anima a seguirla.
Os dejo una foto de Las Canteras, una playa que me encanta y que aunque lleve toda mi vida viéndola la sigo adorando.
Muchas gracias y que tengan un muy feliz inicio de año.
**Modificado con los consejos de la INCREIBLE @EsperanzaM87. ¿Cuando una de las grandes te da un consejo lo ignoras? ¡Ni que estuviera loca! Así que Gracias Espe.
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Lo importante no es como empieza, sino como acaba.
¿Ven esa chica de ahí? ¿Esa que está roja como un tómate, la que tiene la blusa empapada y que en estos momentos, más que cualquier otra cosa, desearía que un rayo impactara en la tierra abriendo un agujero que se la tragara por completo? ¡Exacto! Soy yo y no sé ni donde meterme, jamás he pasado tanta vergüenza.
Pero retrocedamos un poco para que entendáis como he llegado aquí, y bueno, para qué mentiros, para darme tiempo a recoger el poco valor que me queda y mirar a la cara al hombre que me está preguntando si estoy bien.
Las horas siguientes las paso deshaciendo mi equipaje y el de mi hermano, María pululando a nuestro alrededor sin parar de hablar en ningún momento, los síntomas de haber pasado una noche en vela comenzando a pasarme factura. Joan ya hace rato que está durmiendo en la que será mi cama, y aunque no son ni las doce de la mañana, decido seguir su ejemplo y recuperar fuerzas para lo que queda de día.
¿Alguna vez se han despertado con la sensación de que alguien les está observando? No es una situación demasiado cómoda, tengo la piel erizada, en alerta.
Cuando abro los ojos, sobresaltada y para nada descansada, me encuentro frente a un rostro que a pesar de los años pasados, sigue grabado en mi memoria. Es el mismo, su piel tal vez un poco más morena, algunas arrugas aquí y allá y su pelo salpicado con canas donde antes había sido completamente oscuro. Instintivamente ,estiro el brazo tras de mí buscando a Joan, pero esa parte de la cama estaba vacía. Me quedo mirando a ese hombre sin apartar la vista de él ni un segundo, mi corazón latiendo a tal velocidad que por un momento creo que saltará de mi pecho y se esconderá en algún lugar seguro.
−Hola Paula.
Este momento, este reencuentro que he vivido una y otra vez en mi mente no es para nada como había imaginado. Durante los primeros años desde su partida lo hacia con ilusión, él volvía arrepentido, pidiendo perdón por haberse marchado y me colmaba de atenciones para compensar el tiempo perdido. Pero eso fue cambiando, durante los últimos años, él volvía, siempre era él quien volvía, pero yo ya no era esa niña, yo le reclamaba y cerraba esa etapa de mi vida sin otorgarle mi perdón. Y ahora, que por fin lo tengo delante, después de tanto tiempo, no tengo ni idea de cómo sentirme. Rabia, ira, tristeza… todo se mezcla dejándome confundida y sin saber que decir o hacer. Este es el hombre que una vez amé, el hombre que me acunaba en sus brazos y me columpiaba en el parque, pero también es el mismo que me abandonó, el culpable de gran parte de mis inseguridades y desconfianza hacia los hombres.
−¿Dónde está mi hermano? –Le pregunto mientras me incorporo, sintiéndome en inferioridad de condiciones ahí tumbada.
−Está con Miguel en la sala de juegos. Yo… −por un momento creo ver cierta incertidumbre en su voz.