Capítulo 12

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7 de abril del 2019

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7 de abril del 2019

He estado la mayor parte de la mañana, haciéndome cargo de un papeleo que me tocó traer de la oficina, justo en mi día libre y decido darme un respiro. Desde que me desperté en la mañana, me sometí al trabajo para no pensar en lo que sucedió ayer en casa de Nicholas. Me gustó que me besara, fue una sorpresa, aunque era predecible que pasara esa noche, pero lo hizo aun cuando conocía que quiero que seamos amigos por los momentos. No me gusta llevar las cosas tan rápido y siento que, con Nicholas, eso es lo que ha sucedido. Fue la sacudida que necesitaba para tocar tierra.

Ya es hora de sacar a pasear a Kim al parque y sucede que tengo miedo de encontrármelo. Después de darle tantas vueltas al asunto, concluyo en sacarla a pasear en sentido contrario a mi casa, no muy lejos para llegar rápido a mi espacio seguro. Media hora después, Kim ya ha caminado bastante y ha cumplido con sus necesidades. Al volver a casa, noto que tengo dos llamadas perdidas de Karin, así que le devuelvo la llamada.

—¡Amiga del alma! —me saluda muy animada.

—Hola, Karin —escucho que me gruñe, la saludo seria para molestarla y porque no me siento con mucho ánimo.

¿Por qué tienes que ser tan insensible conmigo? Te faltó decir «ah, eres tú» —ruedo mis ojos.

—Así me conociste, no se aceptan devoluciones.

Te llamaba para saber si nos veíamos hoy para hacer algo distinto del trabajo, pero mis padres me apartaron antes de que me contestaras.

La escucho atentamente, a veces siento tristeza al escuchar a Karin hacer algo con sus padres mientras yo, me encuentro alejada de los míos por drama no resuelto.

—¿Estás bien? Mucho silencio de lo normal proviene de ti —antes de contestar agrega algo más—. ¡Espera! Ayer fue tu cita con Nicholas.

—De amigos —enfatizo.

—¿Qué tal la hija? —me ignora.

—Me trató del asco... pero lo que más me tiene tan...

Callada, pensativa, odiosa...

—Basta, no te he pedido una lista de adjetivos.

Bueno, me faltó grosera y gruñona.

—Nicholas me besó.

Hay un silencio en la línea y temo que se haya desmayado. Luego confirmo que no porque da un grito que creo que me deja sorda en el oído derecho.

—¿Qué tal fue? ¿besa tan bien como lo aparenta?

—Dios Karin, casi me dejas sorda. Espera ¿cómo lo va a aparentar?

—¡Respóndeme!

—Sí... —admito con las mejillas sonrojadas— pero me fui huyendo después de eso.

Amor entre Bodas © (#1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora